Estamos viviendo malos tiempos para tener un coche diésel. No digamos si nuestro depósito de combustible tiene cientos de litros y, en lugar de un coche, tenemos un camión que rellenar. El diésel no baja, las petroleras avisan de situaciones aún peores y los transportistas ya anuncian movilizaciones para la próxima semana.
Estancados. En nuestro seguimiento de los precios de la gasolina y el diésel, hemos ido comprobando en las últimas semanas cómo los combustibles fósiles parecen haber asentado sus precios. El problema es que esta calma se produce con el diésel a apenas 16 céntimos/litro de su precio máximo histórico en España.
Aunque sufrió una importante bajada tras alcanzar el hito de los 2,106 euros/litro de media, desde el pasado 11 de octubre este combustible se encuentra más caro que la gasolina 98. Ya fue un hito que adelantara a la gasolina (tradicionalmente más cara en nuestro país). Pero, además, sus precios son tan altos que se sostienen muy cerca de los dos euros/litro, algo impensable hace unos meses.
12 meses. Cuando hablamos de meses no hablamos de la edad de un niño, que tenemos que hacer cuentas para saber cuántos años tiene la joven criatura. Es que hace apenas un año el diésel se pagaba a 1,381 euros/litro, mientras que la gasolina ascendía a 1,505 euros/litro. Es una diferencia de 58 céntimos/litro en el precio del diésel.
En la práctica, sí es cierto que hay que restar los 20 céntimos de la subvención gubernamental. Por tanto, llenar un depósito es unos 38 céntimos más caro de media que en estas fechas de 2021. Es decir, el depósito de diésel es casi 20 euros más caro que hace un año. Y si la subvención se levantara, nos iríamos muy cerca de un encarecimiento de 30 euros por cada 50 litros de diésel.
No hay buenas perspectivas. Lo avisaban los datos de que se han ido obteniendo de los beneficios de las petroleras y lo ha confirmado Repsol con palabras de Josu Jon Imaz, consejero delegado de la compañía: las petroleras ganan más dinero que nunca con el refino del diésel. Y son muy malas noticias para los consumidores finales.
Sacar a Rusia del mercado europeo ha provocado que gran parte del diésel que se compra para automoción en Europa desapareciera. En la sustitución, se ha tenido que trabajar con las plantas de refino que había en Europa (muchas de las cuales cerraron con motivo del Covid-19 y la caída de la movilidad) las cuales se han mostrado claramente escasas. A esto hay que sumar la huelga en las refinerías francesas, que ha tensionado aún más el mercado.
Combustible al fuego. En este contexto, Plataforma en Defensa del Transporte de Mercancías ha convocado un paro indefinido a partir del próximo 14 de noviembre. Esta asociación de transportistas autónomos no está representada en el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC), como las grandes asociaciones Fenadismer y CETM (la confederación española de Transporte de Mercancías).
Sin embargo, el pasado mes de marzo ninguna de estas dos asociaciones mayoritarias se sumó a los paros en un primer momento y esto no impidió a Plataforma conseguir una movilización tal que dejó imágenes de desabastecimiento en algunos supermercados. El momento elegido es especialmente delicado, poco antes de que den inicio la mayor parte de las campañas del Black Friday, uno de los periodos en los que más se consume en comprar online en España.
El origen del conflicto. Nuevamente, el origen del conflicto vuelve a ser el aumento en los costes del trabajo. El diésel es uno de ellos, pero la asociación también pide que para el cálculo de los costes efectivos también se recojan partidas como la amortización del vehículo, el combustible (también el de los camiones frigoríficos), los neumáticos o "costes indirectos" en todo tipo de transportes de mercancías, ya sea "furgonetero, ligero, pesado o de áridos".
La queja principal es que aseguran que el Gobierno no está haciendo lo necesario para que se haga cumplir la conocida como ley de la Cadena del Transporte, el Real Decreto Ley 14/2022 del pasado mes de agosto que se sacó adelante tras un primer acuerdo para terminar la huelga de marzo. En ella se prohíbe que los transportistas trabajen a pérdidas y se establecían mecanismos para vigilar esta problemática que, según Plataforma, no se están llevando a cabo.
Imagen: iStock
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