Jeff Bezos ya puede regocijarse en su última excentricidad. El fundador de Amazon, cuya fortuna estimada por Forbes alcanza los 137.000 millones de dólares, ha desembolsado 500 millones de dólares para hacerse con uno de los yates de vela más grandes del mundo. La embarcación, que ya está en su poder, tuvo que pasar por un largo y controvertido camino antes de llegar a buen puerto.
Partiendo de la premisa de que comprar un navío de ocio no es tan sencillo como comprar un coche (aunque comprar un coche en estos tiempos tampoco es una fiesta), el capricho de Bezos fue construido a medida por una de las empresas más reputadas del sector. Estamos hablando de Oceanco, que para hacer realidad el ambicioso proyecto recurrió a diferentes instalaciones situadas en los Países Bajos.
Así fue como se desarrolló este proyecto
Posiblemente para celebrar que se había convertido en la persona más rica de la historia moderna, se cree que el empresario encargó el yate de vela en 2018, pero la noticia no empezó a circular hasta años más tarde, concretamente en 2021. En ese momento, medios como Bloomberg se hicieron eco de los primeros detalles filtrados y calificaron los movimientos de la industria como “ferozmente secretos”.
Sin embargo, algo parecía estar muy claro: la industria de las embarcaciones de lujo había empezado a crecer en medio de la pandemia. Los pedidos de yates habían aumentado hasta tal punto que era casi imposible conseguir astilleros disponibles para su construcción, incluso pagando millones por él. El proyecto de Bezos, como había iniciado antes, iba por buen camino.
Los problemas, no obstante, llegarían después. Oceanco quería finalizar la mayor parte de la construcción del yate, conocido internamente como Y721 y después como “Koru”, en su astillero de Alblasserdam, en los Países Bajos. Los planes iniciales del proyecto contemplaban el montaje de tres enormes mástiles de unos 70 metros de altura cada uno, pero se enfrentaban a un gran obstáculo: el yate no podría pasar por debajo del puente He Def.
A Oceanco no se le ocurrió mejor idea que presentar una petición ante el ayuntamiento para desmontar temporalmente la parte superior del puente. Si las autoridades daban el visto bueno, la embarcación podría navegar hacia el mar para encontrase más tarde con su dueño. Pues bien, las cosas no fueron tan sencillas. El puente era considerado un monumento histórico del lugar que incluso el propio ayuntamiento había prometido proteger.
El He Def se había visto severamente perjudicado durante la Segunda Guerra Mundial, pero después de su última restauración realizada en 2017, se acordó no volver a tocarlo. A principios de este año, los rumores sobre los trabajos para desmontar el puente llegaron a los oídos de los lugareños, que rápidamente adoptaron una actitud de protesta.
Muchos lugareños empezaron a organizarse a través de grupos de Facebook para arrojar huevos al yate en cuestión si intentaba pasar por el puente. El rechazo hacia la petición de Oceanco incluso iba más allá. “¿Vamos a inclinar la cabeza por Jeff Bezos solo para darle su barco de ocio?”, dijo a Financial Times Paul van de Laar, jefe del departamento de historia de la Universidad Erasmus de Róterdam.
Con tantas voces en contra, la compañía dio un paso atrás y cesó sus intentos de convencer a las autoridades de desmontar el puente histórico. Según la legislación que garantiza la libertad de información en los Países Bajos, el medio Trouw accedió a documentos que señalaban que Oceanco había cambiado de idea debido a los riesgos de actos vandálicos contra el yate, una situación que amenazaba la seguridad de sus empleados.
El fabricante optó por finalizar la construcción del yate en Greenside, a unos pocos kilómetros. En agosto del año pasado, antes del amanecer y en completo silencio, Oceanco trasladó la embarcación entre un astillero y el otro sin los mástiles, es decir, sin los elementos que le impedían atravesar el He Def. Allí, precisamente, se completaron las últimas tareas de construcción hasta ser entregado a su nuevo dueño en el primer trimestre de este año.
El segundo yate de vela más grande del mundo
Koru, con 127,1 metros de eslora, es considerado el segundo yate de vela más grande del mundo. Se sitúa detrás del Sailing Yacht A del multimillonario ruso Andrey Melnichenko, que tiene 142,8 metros de eslora, pero que en 2022 fue confiscado en Italia, según The Guardian. La embarcación de Bezos presume de un diseño conservador con casco oscuro que contrasta con mástiles en color blanco.
El yate tiene un sistema de propulsión híbrido. Si el clima acompaña, puede navegar utilizando sus velas. Pero si necesita impulso adicional entra en juego un motor híbrido (diésel) que hace mover las hélices. Desafortunadamente no hay más detalles sobre la tecnología abordo del nuevo barco de Jeff Bezos o las comodidades que podrán disfrutar él y sus invitados. Sí se sabe, en cambio, que no cuenta con helipuerto.
Aunque esto último no será un problema para el empresario. Koru navegará acompañado de un barco de apoyo llamado Abeona. Se trata de un “yatito” de lujo de 75 millones de dólares que, además de helipuerto, contará con espacio suficiente para transportar y desplegar botes auxiliares, motos de agua, equipos de buceo e incluso minisubmarinos. Es decir, un núcleo de diversión de 75 metros capaz de transportar hasta 40 personas.
Lo último que se sabe es que Koru ya está 100% operativo. De hecho, Jeff Bezos junto a su novia, Lauren Sanchez, recoge New York Post, han sido vistos estado disfrutando de la embarcación frente a las costas de España. De momento, no se ha visto a Abeona en acción, pero todo parece indicar que el culebrón del yate del fundador de Amazon ha terminado.
Imágenes: Daniel Oberhaus | Oceanco | PVL83
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