La evolución que ha vivido el Kia Sportage en España desde que se lanzara en 1993 hasta su quinta generación, de la que hemos podido tener una primera toma de contacto, queda patente cuando miramos a su precio, a su volumen de ventas y, sobre todo, cuando nos subimos a un SUV que ha dado un salto cualitativo en imagen, materiales y tecnologías.
Ficha técnica del Kia Sportage
Kia Sportage | |
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Tipo de carrocería. | SUV de cinco plazas. |
Medidas y peso. | 4.515 mm de largo, 1.865 mm de ancho, 1.645 mm de alto y 2.680 mm entre ejes. Peso: entre 1.595 y 1.922 kg. |
Maletero. | Entre 526 y 591 litros. |
Potencia máxima. | 265 CV en su versión híbrida enchufable. |
Consumo WLTP. | 1,1 litros/100 km (PHEV) y 7,4 (Híbrido eléctrico) |
Distintivo ambiental. | C, ECO y Cero emisiones. |
Ayudas a la conducción (ADAS). | Control de crucero adaptativo mediante GPS. Frenada de emergencia con función de giro en los cruces. Mantenimiento en el centro del carril. Sensor de ángulo muerto y control de tráfico trasero. Cámara trasera y reconocimiento del entorno. |
Otros. | Doble pantalla de 12,3 pulgadas. Táctil en su posición central. Aplicación propia Kia Connect. Carga inalámbrica de 15 W. USB tipo A y tipo C. |
Híbrido eléctrico. | Sí. Motor gasolina T-GDI de 1,6 litros (180 CV) y motor eléctrico de tracción de 44,2 kW con imanes permanentes y una batería de iones de litio y polímero con 1,49 kWh. Potencia total de 230 CV. |
Híbrido enchufable. | Sí. Motor gasolina T-GDI de 1,6 litros (180 CV) y motor eléctrico de tracción de 66,9 kW con imanes permanentes. Batería de 13,8 kWh. Potencia total de 265 CV. |
Eléctrico. | No. |
Precio y lanzamiento. | Desde 25.977 euros. Ya disponible, salvo sus versiones diésel y PHEV que llegarán en mayo. |
El Premium generalista
El nuevo Kia Sportage es uno de los modelos más exitosos de la firma coreana. Desde hace una década sus ventas han crecido paulatinamente hasta alcanzar un punto en el que la marca aspira a vender 12.000 unidades en nuestro país. Ese es el objetivo inicial, pues su propio Director General, Eduardo Divar, aseguró que pueden acercarse a las 18.000, animado por las ventas que han conseguido en sus dos primeros meses de comercialización (está disponible desde enero) y teniendo en cuenta que hasta mayo no se esperan a las versiones diésel y e híbrida enchufable. Con 12.000 unidades, el Kia Sportage estaría a las puertas de entrar entre los 10 SUV más vendidos y acercarse a las 18.000 significaría meterse en el top 3 y rivalizar con el Hyundai Tucson o el Peugeot 3008 por ser el SUV de segmento C más vendido.
Por fuera y por dentro, el salto es cualitativo. Su imagen es mucho más arriesgada, de formas limpias y rectas, con el boomerang lumínico como seña de identidad en su delantera. Dentro, la imagen tampoco pierde fuerza, un espacio curvado y panorámico que acoge a dos pantallas gemelas de 12,3 pulgadas, una que hace las funciones de cuadro de instrumentos y la otra sirviendo de soporte al infoentretenimiento y la navegación.
Le acompañan unos materiales y terminaciones a la altura. El volante es cómodo (ligeramente achatado en su zona inferior para las versiones GT Line probadas), tienen una gran presencia los plásticos blandos, la imitación del aluminio está muy bien terminada y sólo vemos inconveniente en una consola central, terminada en negro piano, que es un imán para las huellas. Todo son materiales y terminaciones que están a la altura, que lo acercan a un escalón por encima del segmento en el que Kia se quiere mover. En palabras de la marca: ni son Premium, ni quieren aspirar a serlo. Son generalistas. Cualquiera lo diría.
Tecnologías de conducción: el gran cambio
Que la quinta generación del Kia Sportage es sobresaliente en comparación a lo que se proponían los modelos anteriores se evidencia en cuanto nos sentamos al volante. El marco curvo para albergar las dos pantallas es completamente funcional, parece que todo lo tienes al alcance de la mano y facilita llegar a cualquier punto desde el puesto de conducción, esencial cuando circulamos y no queremos distraernos.
El sistema de infoentretenimiento está realmente bien trabajado. Apenas es necesario invertir un poco de tiempo para hacerse con las funciones principales. En esta primera toma de contacto, no me faltó nada que necesitara y tampoco me costó encontrarlo. Las pantallas de la navegación son ampliamente configurables, el emparejamiento con el teléfono móvil fue sencillo, aunque para el uso de Apple CarPlay o Android Auto hay que hacerlo mediante USB.
Tampoco es un gran problema pues junto a la carga inalámbrica están disponibles un USB tipo A y uno tipo C. Además, cuenta con funciones ciertamente curiosas, como sonidos ambiente por defecto o un modo silencioso que apaga los altavoces traseros para no molestar a los acompañantes traseros si estos van dormidos.
La pantalla que hace las veces de panel de instrumentos es menos configurable, siendo la parte central la que muestra la mayor parte de la información que puede rotar. Por ponerle una pega, cuesta entender la velocidad concreta a la que se viaja si nos fijamos únicamente en el reloj digital, consecuencia de un pequeño difuminado que sigue a la aguja en su recorrido. Quien tenga el mismo problema, puede solucionarlo configurando la visualización de este dato en gran tamaño.
Todas las ayudas a la conducción
Toda esta pantalla se maneja desde el volante multifunción. En este caso sí puede ser un poquito más enrevesado (especialmente para deshabilitar el mantenimiento de carril) pero nada que no solvente un uso más intensivo. Además del mantenimiento en el carril, el control de crucero adaptativo también se maneja desde aquí.
El sistema funciona a la perfección en vías de alta velocidad y en buen estado. Incluso escogiendo la distancia menos permisiva con el vehículo precedente mostró un funcionamiento suave, anticipando la frenada sin brusquedades y gestionó con facilidad, incluso, la intromisión en la trayectoria de un vehículo que pretendía adelantar a un camión. Cuando se cambiaba de carril, el Sportage volvía a recuperar la velocidad con suavidad.
El control de crucero adaptativo viene acompañado de un buen centrado en el carril. Hay a quien no le gusta, pero, a mi parecer, es cómodo hasta para redondear las curvas en las autopistas. En caso de que busques un cambio de carril sin dar el intermitente, el coche te detiene momentáneamente y si persistes en tu intención lanza una alerta sonora y hace vibrar el volante. La misma alarma lanza en caso de que avises de un cambio de carril y el vehículo todavía se sienta una amenaza propia para el coche situado en la zona trasera. Aquí también interviene el sensor de ángulo muerto sin contemplaciones.
Es muy útil la solución que acompaña al sensor de ángulo muerto. Además de la posible alerta sonora y aviso en el retrovisor, el reloj correspondiente a ese lado se sustituye momentáneamente por la imagen de una cámara instalada en al zona inferior del retrovisor, ampliando la cobertura de imagen que queda bajo control. En este caso, tampoco perdemos la información del cuenta revoluciones o el velocímetro, pues se muestra sobreimpreso en menor tamaño sobre la imagen.
A las ayudas a la conducción anteriores se suma la frenada de emergencia, que añade una función de tráfico cruzado para los giros a izquierda en los cruces (reconoce peatones, ciclistas y vehículos), la cámara trasera y la proyección 360º del vehículo como ayuda al estacionamiento o una monitorización permanente de nuestro comportamiento al volante, recordándonos que debemos mantener nuestras manos sobre el mismo o que el vehículo precedente ya se encuentra en movimiento, si hemos retrasado nuestra reincorporación a la marcha.
Antes de pasar a las sensaciones de conducción y qué ofrece mecánicamente este Kia Sportage, es necesario hacer una mención especial a la buena solución para el control del climatizador y el apartado multimedia. Yo también echo de menos los mandos físicos para estos controles pero en Kia han optado por una solución intermedia muy interesante.
Bajo la pantalla se dispone un display estrecho y alargada con dos ruletas laterales. En este espacio se muestran los botones táctiles para el climatizador que, además, funcionan a la perfección y no nos han dado problemas de toques fantasmas. Aquí, las ruletas se utilizan para el control de la temperatura, por lo que es sencillo cambiarla al tiempo que se conduce. Pero, con un botón, el display pasa a contener los botones propios de la botonera multimedia y las ruletas pasan a controlar el volumen. Personalmente, sigo prefiriendo los mandos físicos, pero la solución es muy interesante y, además, funciona a la perfección.
Prueba dinámica: un SUV muy equilibrado
Antes de ponernos en movimiento, recordemos la oferta mecánica del nuevo Kia Sportage. El SUV contará en nuestro país con versiones diésel y gasolina de 116 y 150 CV, respectivamente, con etiqueta C. Por encima se disponen las versiones mild-hybrid. En este caso, los diésel contarán con 136 CV de potencia y los gasolina se podrán elegir versiones de 150 y 180 CV. Tanto estos modelos como el híbrido puro de 230 CV cuentan con etiqueta ECO. Como tope de gama tenemos el híbrido enchufable, con etiqueta Cero emisiones, 265 CV y que se espera su llegada en mayo.
En este caso hemos tenido la oportunidad de subirnos a la versión híbrida y mild-hybrid, en este último caso con el motor de 180 CV, aunque ha sido la primera de ellas la que hemos podido exprimir a fondo.
Lo que sí comparten ambos vehículos son algunas sensaciones dinámicas. En ambos el Kia Sportage se siente un coche con una gran pisada. La dirección es más informativa de lo que estamos acostumbrados y dinámicamente es ágil en carreteras más ratoneras, aunque las inercias se siguen dejando notar como en la inmensa mayoría de los SUV cuando se les buscan las cosquillas. Aun así, están bien controladas por su suspensión adaptativa.
Pero donde destaca el Kia Sportage es en carretera abierta. Ya hemos hablado de las virtudes de su control de crucero adaptativo pero es que, además, el coche es muy cómodo, está bien aislado y nos queda la sensación de que podríamos hacer muchos kilómetros sin necesitar una parada para recuperar fuerzas. Además, las plazas traseras son muy amplias y su maletero (que dependiendo de la versión parte de los 526 y puede alcanzar los 591 litros) es muy aprovechable. En nuestro caso, la versión híbrida cuenta con 586 litros.
Si atendemos a su consumo y motorización, el híbrido hizo un trayecto de unos 180 kilómetros en 7,2 litros/100 km, unas cifras razonables teniendo en cuenta que estaba fuera de su hábitat natural. Quien utilice esta versión para utilizarla en ciudad, donde mayor rendimiento se le puede sacar, bajará notablemente su consumo. La vuelta, subidos al mild-hybrid de 180 CV de gasolina, la cifra creció hasta los 8 litros, uno por encima de lo homologado por WLTP. Sin embargo, el híbrido sí se mantuvo dentro de los parámetros de homologación.
Del comportamiento del híbrido, cabe destacar que sólo cuenta con dos modos de conducción (ECO y SPORT) en los que se puede ajustar el nivel de regeneración. Entre ambos modos se juega con una ruleta en la consola central con un tacto que me ha gustado mucho, pues necesita cierta presión para cambiar la configuración, lo que evita un salto inesperado entre modos por un pequeño golpe con la mano.
En carretera, las diferencias con el mild-hybrid son prácticamente imperceptibles. En ambos casos, con el modo ECO activado se percibe un ligero tirón cuando pisamos el acelerador a fondo para un adelantamiento. Una vez liberado, ambos motores son los suficientemente enérgicos para no echar de menos una mayor potencia. Pero, además, con el modo Sport este tirón es inexistente. Da la sensación de que el coche está siempre preparado para una demanda inmediata de energía y, aquí, se comporta de forma sobresaliente. Acelera con contundencia y suavidad, sin dar esa sensación de haber cogido desprevenido al coche.
Conclusión
Terminamos este primer contacto del Kia Sportage como lo comenzábamos, mirando al pasado para entender el presente. Hace casi 30 años que este SUV coreano llegó a nuestro país, posicionándose como un todocamino sencillo y barato. Ahora estamos ante un coche que por materiales, soluciones, tecnologías y calidad en la construcción de sus acabados podría situarse por encima del segmento en el que la propia marca lo quiere enmarcar: el SUV generalista.
Para incluir la mayor parte del equipamiento más tecnológico, es imprescindible dar el salto al nivel Tech, en el que no se incluye el control de crucero adaptativo, la cámara de visión 360º, el asistente de ángulo muerto o el sistema de prevención de colisión al salir de un estacionamiento. Todas estas mejoras, más el sistema de estacionamiento remoto con llave pueden añadirse con el Pack Luxury que tiene un precio de 1.700 euros.
Las opciones topes de gama, denominadas GT Line, son las más completas e incluyen todas las ayudas anteriormente comentadas. Además, son las únicas que incluyen asientos delanteros regulables eléctricamente y ventilados o portón trasero eléctrico con función "manos libres". El salto entre ambos equipamientos implica desembolsar entre 5.000 y 6.000 euros más, dependiendo de la motorización escogida.
Las versiones a las que nos hemos subido, ambas con paquete GT Line que visten por dentro y por fuera al Sportage y que le permiten tener esta amplia carga tecnológica, tienen un precio de 44.307 euros en el caso del mild-hybrid gasolina de 180 CV y de 43.826 euros si hablamos del híbrido. La opción más económica es el gasolina de 150 CV, desde 25.977 euros. Una diferencia que ejemplifica a la perfección el amplio abanico de clientes que ataca Kia con su nuevo Sportage.
Hay muy pocas cosas que achacarle al Kia Sportage, quizás una mejor identificación de los límites del carril en vías secundarias. Pero hace ya mucho tiempo que la marca subió un escalón en materiales y rendimiento. Un cambio al que hay que sumar el gran trabajo en diseño, en ganas de sorprender al cliente y, sobre todo, en facilitarle el acceso a las nuevas tecnologías que llega con cada nuevo lanzamiento de Kia.
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