El 1 de abril de 2022 entró en funcionamiento la subvención de 20 céntimos/litro que el Gobierno de España empezó a aplicar para los repostajes de todos los conductores. Aunque la medida se pensaba extender hasta junio en un primer momento, finalmente ha estado activa hasta el pasado mes de diciembre. Ocho meses después, en la práctica, pagamos lo mismo por el combustible.
0,003 euros/litro. En la práctica, esa es la diferencia de dinero que estamos pagando respecto al pasado 1 de abril de 2022, cuando la gasolina y el diésel pasaron a costar, de la noche a la mañana 20 céntimos/litro menos a todos los conductores. Según el boletín semanal de la Unión Europea, el precio se situaba, de media, en 1,818 euros/litro en nuestro país. El último informe reflejaba un coste de 1,615 euros/litro.
La situación, sin embargo, empeora por momentos. El informe de la Unión Europea es d ela semana pasada pero, según dieselgasolina.com, donde se recogen los precios medios de los combustibles en nuestro país, el coste de repostar gasolina 95 hoy es de 1,677 euros/litro. La gasolina 98 ya se sitúa en 1,854 euros/litro. Hace un año por un litro de gasolina pagábamos 1,702 euros/litro (descontada la subvención).
La única “buena” noticia. Y con comillas. La reciben los conductores de vehículos diésel. En 2022 vieron cómo este combustible superaba a la gasolina pese a que sus impuestos son más bajos. Aunque no se terminó de llegar a un consenso de por qué se produjo este fenómeno, lo cierto es que la Guerra de Ucrania no ayudó en absoluto.
Entonces, cuando se empezó a aplicar la subvención, el diésel marcaba unos aterradores 1,837 euros/litro. El último boletín de la Unión Europea lo situaba en 1,465 euros/litro, muy lejos por tanto de las cifras de 16 meses atrás. Hoy, sin embargo, ya se recogen precios de 1,527 euros/litro y de 1,642 euros/litro para el gasóleo A+. Por tanto, los márgenes de lo que se pagaba en abril de 2022 (subvención aplicada) se han reducido hasta unos escuetos 11 céntimos en el mejor de los casos.
No somos los únicos. El repunte del precio de la gasolina y el diésel no es algo exclusivamente español. En Estados Unidos consideran que se trata de una subida dentro de lo esperado, con el mayor consumo del aire acondicionado y el crecimiento de los viajes por carretera durante las vacaciones. Pese a ello, algunas voces internas al Gobierno de Joe Biden avisan de que están observando “con mucho cuidado” este crecimiento.
En Italia, el Gobierno se ha cansado de los precios que muestran las gasolineras y desde hoy, 1 de agosto, las estaciones de servicio están obligadas a mostrar el precio medio de los combustibles en el país. De media, la gasolina tiene un precio en Italia de 1,864 euros/litro pero en La Vanguardia recogen que en algunas carreteras se han llegado a ver precios de más de 2,5 euros/litro en el caso de la gasolina.
En Francia, la media de precios de la gasolina y el diésel no es mejor. En el último boletín europeo se recoge que los franceses pagan 1,846 euros/litro por la gasolina y el diésel ya se sitúa en 1,700 euros/litro. En Alemania, las cuentas son de 1,875 euros/litro para la gasolina y 1,662 euros/litro para el diésel. El país donde menos se paga por los carburantes es Malta (1,340 euros/litro por la gasolina y 1,210 euros/litro por el diésel). En el lado opuesto, Dinamarca es el más caro para llenar el depósito (1,980 euros/litro de gasolina y 1,680 euros/litro de diésel).
¿Qué está pasando? El aumento de precios del combustible también está ligado a una subida tranquila pero sin pausa en el precio del barril de Brent. En el último año, se han alcanzado máximos de 85 dólares/barril, un precio que ya rozamos (cuando escribimos estas líneas es de 84 dólares/barril). En marzo el precio se desplomó a poco más de 70 euros/barril y aunque creció posteriormente, volvió a caer en mayo. Desde entonces, la subida general es constante.
La subida de abril se entiende, en parte, por las continuas huelgas francesas, que también tuvieron su impacto en los productos refinados en la Unión Europea, apuntaba entonces Bloomberg. No hay que olvidar que el pasado mes de diciembre se amplió el boicot europeo al petróleo ruso llegado por mar y el tope a sus precios, una medida de la que no se tenían claras las consecuencias.
A lo anterior hay que sumar constantes recortes en la producción de petróleo por parte de la OPEP+. En abril ya se avisaba de que el verano podía ser complicado, teniendo en cuenta que se dejarían de poner en el mercado, de forma voluntaria, 1,66 millones diarios de barriles. De ellos, 500.000 barriles dependen de Arabia Saudí, una cifra que empalidece los 211.000 barriles que ha sacado del mercado Irak o los 144.000 de Estados Unidos, países que más han recortado en este último movimiento.
¿Qué podemos esperar? Como suele ser habitual con el precio de la gasolina, tampoco está especialmente claro. Algunos analistas, como recoge la BBC apuntan a que Arabia Saudí necesita mantener el precio del barril en los 80 dólares/unidad para poder financiar los gastos estatales. Sin embargo, creen que no subirá mucho más el precio, pues la demanda mundial no es demasiado alta.
Otras voces, como la Agencia Internacional de Energía (AIE) y la consultora Rystad Energy, en previsiones recogidas por Reuters, apuntan a que el crecimiento del coche eléctrico adelantará el máximo consumo de petróleo de China a 2024. Se temía que la apertura de China tras la crisis de coronavirus disparara la demanda y el precio del petróleo, lo que no sucedió. Sin embargo, sí se especula con un descenso de la misma a partir del año que viene.
E, incluso, hay expertos que lanzan mensajes todavía más arriesgados. Per Lekander, de Clean Energy Transition, aseguraba en CNBC que las tensiones de Arabia Saudí terminarán por romper el cártel mundial que es la OPEP+ y que, en ese escenario, el precio del barril se puede desplomar a apenas 35 dólares, pues entraría en juego una competencia salvaje por colocar el petróleo.
Foto | Xataka
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