Daihatsu ha confesado falsear pruebas de seguridad durante los últimos 30 años
Toyota ha cerrado su planta nipona, al menos, todo el mes de enero, dejando sin trabajo a 9.000 empleados
Daihatsu se fundó en 1907. Son 116 años de trayectoria. Una cuarta parte de ellos ha engañado a clientes y entidades con pruebas de seguridad falsas. La noticia ha obligado a Toyota a cerrar sus plantas japonesas para llevar a cabo una reestructuración total de los vehículos producidos y, por supuesto, entre los miembros directivos de la compañía.
En total, se calcula que unos 9.000 empleados no volverán a pisar sus fábricas en el mes de enero. El parón, de momento, no debería extenderse por más tiempo pero tampoco se ha dado una fecha fija de vuelta a los obreros, después de un escándalo que "ha sacudido los cimientos mismos de la empresa", en palabras de Toyota recogidas por CNN.
Pero Daihatsu no siempre fue así. La compañía llegó a ser una firma ejemplar, que lideró las encuestas de satisfacción entre los clientes. Una pequeña empresa que pasó sin pena ni gloria en los mercados estadounidense y europeo pero que Toyota adquirió para entrar en mercados emergentes, contar con un espacio entre los vehículos más pequeños e investigar con nuevas motorizaciones.
Daihatsu-who
Como tantas otras empresas de automoción, Daihatsu nació a principios del Siglo XX. En 1907 se dedicaba exclusivamente a la producción de motores de explosión y, de hecho, su nombre proviene de unir los kanjis para Ōsaka y el primero de la palabra «fabricación de motores» (hatsudōki seizō), según recogen en coches.com.
La compañía se mantuvo como suministradora hasta que en 1930 quiso dar un paso adelante. Entonces construyó un pequeño camión de tres ruedas, animados por el influjo de Ford y General Motors, que empezaba a montar en cadena sus vehículos en Japón, con una factoría en Yokohama y otra en Osaka, respectivamente.
Sus modelos no captaron mucho interés hasta la década de los 50, cuando lanzaron el Daihatsu Bee, un bonito microcoche de tres ruedas que, sin embargo, apenas consiguió vender 300 unidades, lo que terminó por cerrar el proyecto.
No sería la primera vez que la marca pasara sin pena ni gloria. En 1957, sin embargo, sí consiguió colocar en el mercado 80.000 unidades de una pequeña camioneta de tres ruedas. Aquellos años dorados le permitieron atraer miradas y en los años 60 Toyota vio potencial en la compañía, firmando acuerdos de colaboración que terminaron con la salida de la marca al extranjero.
Con el paso de los años, Diahatsu empezó a comercializarse en Europa (Bélgica), y parte de Asia (China, Hong-Kong, Malasia) y hasta Australia. Coincidía con al explosión de las exportaciones de vehículos japoneses y Toyota tenía un arma para entrar en nuevos mercados con vehículos más sencillos y baratos.
Pero no fue hasta 1985 cuando la compañía dio el salto a Estados Unidos. Tras la crisis del petróleo, Japón estaba ganando terreno en el país y era una oportunidad de negocio entrando con un coche que se vendía como un vehículo de consumos frugales a un precio muy competitivo.
La compañía, sin embargo, no obtuvo ningún tipo de reconocimiento. Cuentan que la marca era tan desconocida que los expertos comenzaron a llamarla Daihatsu-who, en clara referencia al desconocimiento generalizado de la misma. En Australia, un anuncio de televisión jugaba con esta idea en la década de los 90 pero la intrascendencia era tal que Toyota acabó sacando la marca del mercado estadounidense, reconociendo el bajo impacto de la misma.
Pese a ello, la marca llegó a ser líder en términos de satisfacción de los clientes en los tradicionales estudios que realiza JD Power. A pesar del desconocimiento generalizado, la marca gozaba de buena popularidad entre quienes se hacían con uno de sus vehículos.
Con su salida del mercado americano en los años 90, Toyota rectificó su estrategia. La marca pasaría a ser una herramienta para entrar en mercados emergentes y desarrollar nuevas motorizaciones más respetuosas con el medio ambiente. El rol no era desconocido para la marca pues en los años 60 llegó a desarrollar un prototipo de coche eléctrico que le valió para que el propio Gobierno japonés le encargara la producción de pequeños vehículos y autobuses movidos por esta tecnología para la Exposición Universal de Osaka de 1970.
Sus discretos resultados en Europa y lo caro que le resultaba a la compañía exportar sus vehículos a nuestro continente terminó por su salida en 2013, cuando acabaron por abandonar el mercado europeo, centrándose en países como de Sudamérica y el Sudeste asiático donde, además, ensamblan vehículos en plantas locales.
30 años de engaño
Ahora, sin embargo, la reputación de Daihatsu no puede estar más tocada. La compañía se ha visto inmersa en una serie de escándalos que, poco a poco, han ido escalando hasta obligar a Toyota a paralizar por completo su planta nipona.
La compañía ha sido señalada por falsear las pruebas de seguridad de 64 modelos a lo largo de los últimos 30 años y se investigan hasta 174 casos en los que se han podido llevar a cabo estas peligrosas prácticas.
"Traicionamos la confianza de nuestros clientes. Toda la culpa recae en la dirección", ha reconocido el CEO de Daihatsu, Soichiro Okudaira, en una conferencia de prensa en Tokio la semana pasada, en palabras recogidas por The Guardian.
El problema no sólo salpica a los modelos de Daihatsu. En los informes también hay vehículos que han sido fabricados para Toyota, Mazda o Subaru, que venden los vehículos de la compañía en diferentes mercados remarcados con sus propios logos.
El frenazo productivo es importante pues, solo en Japón, Daihatsu ensambló 870.000 vehículos y se calcula que su cadena de suministro está valorada en 15.000 millones de dólares, pues afecta a 8.000 proveedores del país.
El escándalo es, en el fondo, una bola de nieve que ha terminado por chocar contra la compañía finalizando este 2023. En abril ya confesaron que hasta 88.000 vehículos vendidos bajo la marca Toyota en Malasia y Tailandia tenían defectos en materia de seguridad "incumpliendo los requisitos reglamentarios para ciertas pruebas de colisión lateral", según el comunicado publicado entonces.
"Reconocemos la extrema gravedad del hecho de que el descuido de Daihatsu en el proceso de certificación haya sacudido los cimientos mismos de la empresa como fabricante de automóviles", han reconocido en Toyota.
Queda por ver cómo Daihatsu se recupera de este golpe.
Foto | Daihatsu y Wikimedia
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