La contaminación de los neumáticos es tan grave como la de los motores. Esta empresa dice haber encontrado la solución

  • Las partículas expulsadas por los neumáticos no diferencian entre combustión y eléctricos

  • Las emisiones de partículas finas pueden llegar al torrente sanguíneo a través de los pulmones

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La Unión Europea ha querido ponerse seria la contaminación de los vehículos con su Euro 7. Algo que ha conseguido a medias. Lo decimos porque aunque la nueva normativa parecía que presionaría duramente a los fabricantes para que dieran el salto al coche altamente electrificado, finalmente los turismos diésel o gasolina apenas recibirán cambios en sus límites máximos permitidos.

Sin embargo, sí mantendrá algunas exigencias que, aunque parecen menores, tienen un gran impacto en nuestra salud y en el aire que respiramos. Hablamos, por ejemplo, de las emisiones de los frenos. Partículas PM2.5 y nanopartículas que son muy dañinas y que por su pequeño tamaño (de grosor inferior a un pelo humano) son consideradas "contaminación invisible".

El gran problema de este tipo de partículas es que se respiran con facilidad y por su tamaño diminuto pueden llegar hasta los alveolos pulmonares e, incluso, el torrente sanguíneo. Es, por tanto, una causa de agravamiento de las enfermedades cardiovasculares y el aumento de alergias entre los niños.

Los frenos, que tienen que buscar soluciones para minimizar su impacto, no son los únicos componentes que generan una gran contaminación en un vehículo, más allá de las evidentes emisiones provocadas por los tubos de escape.

Cómo solucionar el problema con los neumáticos

Con las ruedas de nuestros coches pasa algo parecido a lo que sucede con los frenos. Con el desgaste continuada de la goma se producen unas emisiones contaminantes que hasta ahora se han ido dejando a un lado.

Eso sí, algunas empresas encargadas de evaluar el impacto ambiental de los productos han hecho hincapié en los últimos tiempos en la importancia de reducir la contaminación de las gomas que llevamos en nuestros vehículos. Emission Analytics señalaba en 2022 que los neumáticos ya son más contaminantes que los motores de combustión, en lo que a emisiones de partículas se refiere.

En sus estudios recogían que el aumento de tamaño y peso de los vehículos supone un grave problema, pues los neumáticos para estos coches necesitan un mayor agarre y, por tanto, mayores emisiones producirán. A igualdad de modelos, el coche eléctrico por el peso de su batería, es siempre más contaminante en lo que a neumáticos se refiere (aunque en la proporción final pueda salir beneficiado).

Sí se señalaba que las partículas finas de los neumáticos suelen ir a parar al suelo o al agua y que cuando sus partículas contaminantes se mantienen en el aire suelen ser de mayor tamaño que las de los tubos de escape cuya mayoría de estas partículas finas sí se quedan suspendidas en la atmósfera.

Conscientes de la problemática, investigadores y científicos de Royal College of Art y del Imperial College de Londres fundaron The Tyre Collective, con el objetivo de reducir el impacto de las gomas de los neumáticos en el medioambiente y sobre la salud de las personas. Sus fundadores, ya ganaron en 2020 algunos premios relacionados con este tipo de temáticas y ahora, tras desarrollar un poco más su idea, han lanzado mediante crowfunding su invento.

Este es una suerte de recipiente en el que van a parar gran parte de las emisiones contaminantes producidas por el desgaste de las gomas. Se trata de un objeto que se sitúa tras los neumáticos y que mediante placas electrostáticas, recogen las partículas suspendidas, que previamente se han cargado por la fricción en la carretera.

Aseguran que una vez lleno el recipiente, los residuos pueden reutilizarse en futuros neumáticos o, como suelen tener gran presencia de caucho, aprovecharse para fabricar suelas de zapatos, por ejemplo. En el proyecto se han interesado empresas como Volvo o Google, quienes también han participado para desarrollar l proyecto.

De momento, eso sí hay que recordar que la Unión Europea no se ha centrado en la contaminación generada por los neumáticos y que los frenos ya presentan un problema similar. Es decir, se puede intentar reducir la producción de partículas durante el desgaste de ambos componentes pero, de momento, no está muy claro cómo se pueden atrapar estas y qué hacer con ellas.

En un motor térmico es mucho más sencillo y buena prueba de ello son los filtros de partículas que atrapan parte de la contaminación generada por los coches para quemarlas con el propio calor que se desprende del vehículo. En el caso de las ruedas del vehículo, se pueden recoger parte de estas partículas (The Tyre Collective asegura que pueden atrapar el 60% de ellas) pero luego queda saber cada cuánto hay que vaciar los depósitos y qué tipo de tratamiento se le tiene que dar a la pieza o quiénes pueden manipularla.

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Foto | The Tyre Collective

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