No te puedo atropellar, un SMS me chiva dónde estás: Australia ya controla su tráfico con inteligencia artificial

A nadie le gusta esperar en los semáforos, y ya hay quien está apostando por una movilidad más inteligente y conectada. Una de las carreteras más transitadas de Melbourne, Nicholson Street, implantará el "corredor inteligente", el sistema de gestión del tráfico más avanzado de la actualidad. Vehículos conectados, sensores por doquier y presencia de inteligencia artificial en la vía.

Reducir emisiones y accidentes. Mejorar la seguridad vial y descongestionar el tráfico es el principal objetivo. Se busca basar el sistema de circulación de vehículos en una plataforma conectada. Algo similar al DGT 3.0 que se busca en España, aunque poniendo el foco en la vía más que en los conductores.

Vehículos y viandantes conectados. El despliegue tecnológico abruma. Sensores por todo el corredor, modelos de aprendizaje automático, captura de datos en tiempo real para mejorar la gestión del tráfico y un fuerte sustento en la nube. Semáforos que se ponen en verde si no pasan coches, monitores sobre la calidad del aire, mensajes a los conductores si pasa un peatón en uno de sus ángulos muertos.

La comunicación se realiza mediante Bluetooth y, a través de las propias API de la plataforma, los conductores pueden ser informados en tiempo real sobre el estado del tráfico mediante mensajes de texto.

Un tramo de 2,5 kilómetros. Limitado en espacio, pero no en funciones, en su fase de pruebas durante tres años. El objetivo es expandir este sistema de forma masiva por todo Melbourne, que apunta a ser una de las primeras ciudades con tráfico conectado. El resto le seguirán, más pronto que tarde.

Por qué tan lento. 2022 y no nos explicamos por qué las vías conectados no son la norma, por qué estamos implantando todo tan lento. En España llevamos pensarlo en hacerlo desde 2018. El reto no es sencillo: están implicados conductores particulares, servicios de emergencia, transporte público, fabricantes de automóviles, distintas legislaciones según país.

La implementación requiere de una inversión colosal, así como de una potente red que logre conectar, sin apenas margen de error, a conductores y peatones. Las propuestas están sobre la mesa, con Qualcomm, Vodafone o Ford, entre otros, apostando por la movilidad conectada.

Eres parte de la carretera, y eso es público. Con estos sistemas no hay margen de error en radares. Ni recursos si te llega una multa por exceso de velocidad. Tu móvil y tu coche están conectados a la vía y la información se envía a la nube en tiempo real. La privacidad pasa al segundo plano, el precio por formar parte de este todo conectado.

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Imagen | Eric Fidler

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