Mientras la UE está tratando de gravar con altos aranceles al coche eléctrico chino, China persigue al coche de combustión europeo
La Unión Europea se enfrenta a una contradicción entre sus objetivos de sostenibilidad y sus políticas comerciales. Habitual adalid de la reducción de emisiones, sus intereses financieros respecto a China le están haciendo caer en una paradoja.
Por qué es importante. Esta situación revela las tensiones entre la transición ecológica, tan relevante en Bruselas, y la protección de la industria automotriz europea, con grandes implicaciones económicas y ambientales.
El contexto.
- La Unión Europea amenaza con imponer aranceles de hasta el 38% a los coches eléctricos chinos. No es una medida consolidada todavía.
- China ha respondido sugiriendo un arancel del 25% a los coches europeos con motores de gasolina de gran cilindrada.
Las cifras. En 2023:
- La UE exportó coches a China por valor de 19.400 millones de euros...
- ...e importó coches eléctricos chinos por valor de 9.700 millones de euros.
Y este año, los fabricantes chinos proyectan vender medio millón de unidades en Europa, incluyendo marcas europeas de fabricación china, como algunos modelos de Volvo, Mini o Smart.
SAIC venderá unos 300.000 MG en Europa. BYD ha abierto 230 concesionarios en 19 países del continente y una planta en Hungría comenzará a fabricar sus coches dentro de tres años.
La paradoja. La Unión Europea promueve la reducción de emisiones y la transición a vehículos eléctricos, a veces incluso comprometiendo la movilidad de quien menos recursos tiene. EURO 6, EURO 7 y Euro NCAP son los principales responsables de la enorme subida de precios de los coches en los últimos diez años, muy por encima de la inflación.
En cambio, la UE está gravando los coches eléctricos chinos, potencialmente más asequibles y libres de emisiones. Lo hace buscando proteger su industria automotriz continental, en la cual predomina la combustión interna. Alemania tiene mucho que perder.
Las implicaciones.
- Económicas: posible guerra comercial y aumento de precios para los consumidores.
- Ambientales: potencial retraso en la transición hacia la movilidad eléctrica.
- Geopolíticas: escalada de tensiones entre la UE y China.
La visión de la industria. Mientras los fabricantes europeos están divididos, y algunos como Mercedes abogan por reducir los aranceles, el bloque de fabricantes chinos ha presionado a su gobierno para tomar medidas de represalia, según BBC.
Están en juego la competitividad de la industria automotriz europea, el ritmo de adopción de vehículos eléctricos en Europa, las relaciones comerciales entre China y la UE, y el cumplimiento de los objetivos climáticos europeos.
Los próximos pasos. La UE y China tienen hasta julio para negociar una solución que evita la imposición de aranceles. El resultado podría redefinir el panorama de la movilidad eléctrica en Europa.
La UE se encuentra en una encrucijada entre proteger su industria del automóvil o acelerar su ansiada transición ecológica. Su decisión final tendrá repercusiones continentales y globales sobre la lucha contra el cambio climático y el futuro de la movilidad.
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