El peor atasco de la historia: dos semanas, más de 100 kilómetros y miles de coches retenidos en China

  • Los atascos son una forma muy tonta de perder tiempo (y dinero), y en China se vivió uno que duró más de 10 días

  • No a todos les vino tan mal, ya que hay quien aprovechó para hacer negocio.

Atasco
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Hace 14 años, en China, se vivió un atasco que deja en pañales cualquiera que hayamos vivido en Año Nuevo. Hace que los que se ven en Los Ángeles el día de Acción de Gracias queden en anécdota y hasta los que se forman a la hora de comprar entradas para un concierto sean irrisorios. Y no es tanto por la enorme retención de 100 kilómetros, sino por su duración: casi dos semanas en agosto de 2010.

Está considerado como el mayor atasco del mundo, y hay quien aprovechó para hacer el agosto. Literalmente.

El colapso de la G110. La imagen que abre este artículo es terrorífica, pero aun así no es la del gran atasco de la G110. Es el nombre de la Carretera Nacional 110 que une Mongolia Interior con Pekín y es algo que se veía venir. Esta carretera tiene una longitud de unos 1.100 kilómetros y ha sido protagonista en varias ocasiones por sus atascos. En 2004 se produjo un atasco masivo debido al desvío de tráfico de otra autopista y normalmente es una vía congestionada, pero nada como lo vivido en 2010.

El desarrollo de China durante aquella década aumentó el tráfico en la región en un 40%, por lo que los atascos eran muy frecuentes, pero a mediados de agosto de 2010, la vía colapsó, con momentos en los que se superó en un 60% la capacidad máxima de la carretera.

Acampada en el atasco. Todo comenzó el 13 de agosto y había congestión, pero ya decimos que no era algo fuera de lo común. Sin embargo, aquellos días hubo un aumento considerable de camiones en la vía debido a trabajos de mantenimiento en la propia carretera (con reducción del tráfico en un 50% durante ciertas horas) y se avanzaba muy lento debido a los numerosos peajes. Esos dos factores, junto al tráfico habitual, provocaron un embotellamiento de tal magnitud que los coches avanzaban a una velocidad terrorífica: un kilómetro diario.

Las autoridades habilitaban salidas, por lo que muchos vehículos podían ir tomando esas vías secundarias, aliviando la situación, pero se estima que miles de ciudadanos tuvieron que pasar, al menos, un día en su vehículo. De hecho, hay reportes de personas que pasaron cinco días en sus vehículos. Abundaron las imágenes de conductores que hacían sus necesidades en los arbustos de los arcenes y se duchaban con el agua que llevaban encima.

Mentalidad de tiburón. Dentro del caos y la impotencia, se intentaba matar el tiempo como se podía, organizando juegos y partidas de cartas en los vehículos, pero quienes no lo pasaron tan mal fueron los habitantes de los pueblos y ciudades cercanas al atasco. Se empezaron a vender bienes básicos como fideos instantáneos o agua al triple de su precio habitual. Los cigarrillos también se comercializaron a un precio inflado y, para que nos hagamos una idea, si una botella de agua costaba normalmente 1 yuan, el precio se disparó hasta los 15 yuanes. De unos 15 céntimos hasta casi los dos euros por botella. También se reportaron robos, incluido el de la gasolina directamente de los vehículos gracias a sifones improvisados.

De hecho, se empezaron a montar mercadillos por la carretera, convirtiendo bicicletas en auténticas tiendas con ruedas para poder abarcar más terreno. Esa situación se repitió día tras día durante los más de diez que duró el atasco y, mientras unos hacían el agosto, otros perdían dinero. Un ejemplo es el de los conductores de camiones con frutas, que perdieron el cargamento, pero también aquellos transportes que sufrieron un aumento en los costos debido al tiempo perdido.

Culpa del carbón. En parte. A las obras y los peajes se suman otros dos factores importantes. Por un lado, el fugaz desarrollo de China. Durante los primeros años de los 2000, el número de vehículos vendidos en el país se multiplicó, pero las infraestructuras no avanzaron de la misma manera que aumentaba el parque de coches. Esa gran demanda hizo que las fábricas necesitaran más materiales, pero también más energía y la G110 es una vía esencial para transportar mercancías a las fábricas, por lo que también se pusieron en marcha más camiones que transportaban mercancías.

Y, además, está el tema del carbón. La producción de este recurso aumentó considerablemente en las minas de Mongolia Interior y se transportaba a Pekín, principalmente, esta carretera. El destino es la zona costera del este del país, así como las centrales energéticas y, con esa explosión en la producción tanto de vehículos como de energía, había gran cantidad de camiones con carbón, algunos de ellos con sobrecarga y, por tanto, más controles policiales. El resultado era un cóctel que originó este monumental atasco que empezó a mejorar el 23 de agosto con medidas para aligerar el tráfico y facilitar la entrada en Pekín.

Sao Paulo no se queda atrás. Lo cierto es que las imágenes de la Nacional 110 son espectaculares y el atasco pasó a la historia tanto por la cantidad de vehículos implicados como por el tiempo que se perdió en él. Sin embargo, los 100 kilómetros de retenciones no son nada si lo comparamos con atascos como el de Sao Paulo de 2014. En él no se perdió tanto tiempo, pero se registraron 344 kilómetros de congestión, una auténtica locura que no es desconocida para los habitantes de la ciudad, ya que suelen pasar cuatro horas diarias en la carretera sólo para atravesar la ciudad.

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