Tras tocar techo con sus máximos históricos, los precios de la gasolina comienzan a decrecer. El último informe semanal de la Unión Europea así lo recoge, con una caída media para nuestro país de un 1,68% para la gasolina y un 1,10% para el diésel. Habrá que esperar si estamos ante un lento descenso o una estabilización que fijen los precios en un nuevo estándar.
La última actualización. Cada jueves, la Comisión Europea publica los precios medios de los países del Viejo Continente. Después de semanas de continuas subidas, los precios han vuelto a bajar muy ligeramente. El informe fija el precio medio del combustible español en 1,813 euros/litro para la gasolina y 1,798 euros/litro para el diésel. Hace una semana estábamos en 1,845 euros/litro de gasolina y 1,817 para el diésel. Es decir, pagamos dos y tres céntimos menos por litro que días atrás.
Cohete y pluma. Lo que estamos viviendo es la teoría básica del cohete y la pluma. Es una teoría económica muy sencilla. Los precios suben muy rápido, al ritmo de un cohete, pero bajan muy despacio, con el peso de una pluma. Esto es porque el precio del Barril de Brent vivió una escalada de precios rapidísima que las estaciones de servicio repercutieron a los consumidores. Sin embargo, aunque el precio del mismo ha bajado, esta caída no se refleja en la misma proporción.
¿No tienen la sensación que cuando sube el precio del barril de crudo, la gasolina (y el diesel) aumenta su precio de inmediato en las gasolineras, pero cuando baja no lo hace tan rápido?
— Juan Luis Jiménez (@JuanLuis_JG) March 7, 2022
Pues está en lo cierto. Y tiene una explicación: la falta de competencia.
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El precio del barril. Sin llegar a alcanzar máximos históricos, la subida del precio de los combustibles ha estado muy ligada a este valor. El barril de Brent, que ha llegado a alcanzar los 140 dólares por unidad, ha bajado sus precios en los últimos días, con mínimos que lo han vuelto a situar por debajo de la barrera de los 100 dólares/barril. En los últimos días, sin embargo, parece haberse estabilizado en los 120 dólares/barril.
Inflación. Una de las consecuencias más evidentes del encarecimiento de carburantes y otras materias primas ha sido el crecimiento de la inflación, la que incluso ha provocado importantes colas ante las estaciones de servicio. Ésta se ha cifrado en un 7,6% y puede ser la clave para comprobar si los precios actuales seguirán bajando o, sin embargo, se convertirán en unas cifras habituales cuando, a partir de ahora, tengamos que rellenar el depósito.
Descontento. Pese a que la presión sobre los precios del combustible parece perderse, el descontento general y, más concretamente, la huelga de transportes sigue en pie. El precio del carburante ha sido el detonante principal para que llevemos asistiendo durante semana y media a una huelga en el transporte, con rotura de la cadena de suministros en algunas empresas y con sectores sumándose, como el pesquero o el de los taxis.
Intervenciones. La rápida subida del precio de los carburantes ha llevado a que países como Francia, Portugal o Irlanda hayan tomado sus propias medidas para no repercutir en los profesionales y los ciudadanos estos aumentos. En España, el Gobierno aún no ha concretado sus promesas y ha puesto encima de la mesa 500 millones de euros a los transportistas para sufragar esta problemática, aunque tampoco ha ofrecido más detalles de cómo se entregarán estas ayudas. Los últimos avances apuntan a que el Gobierno ha ofrecido ayudas de hasta 0.30 euros/litro a los transportistas, pero en el momento en el que se escribe este texto, no hay acuerdo.
¿Quién es lo lleva?. Aquí surge otro debate. Aunque los impuestos son los primeros señalados por algunos sectores, lo cierto es que con cada subida del precio del combustible, éstos pierden peso sobre el precio final. Esto es porque el IVA sí eleva su recaudación si el precio aumenta, pero no así el Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos, que tiene fijado una tasa permanente, sea cual sea su precio. La CNMC apunta a que, entre 2013 y 2020, las estaciones de servicio incrementaron sus beneficios netos de un 11% a un 21%. Las gasolineras, por su parte, apuntan a que éste apenas es de un 2%.
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