Estados Unidos es un país particular a ojos de los europeos. También en lo que a motor se refiere. Y no vamos a hablar de sus enormes coches y por qué tiene todo el sentido lanzar allí un Tesla Cybertruck. Tampoco de los experimentos que las compañías que operan con coches autónomos hacen en sus calles y cómo las ciudades se pelean por acogerlos.
Sí, Estados Unidos es un país particular. Y en lo que se refiere a las multas tampoco es una excepción. No hablamos del típico listado con las sanciones más raras que pueden aplicarnos. Hablamos de un exceso de celo. Uno que propició que un pueblo se quedara sin multas que poner durante todo un año.
Efectivamente, un pueblo que puso tantas multas que acabó colmando el vaso.
Menifee, el pueblo que puso demasiadas multas
Menifee está en el centro del Estado de Arkansas. Su población es de unos pocos habitantes. De hecho, en el censo de 2010 apenas registró a 310 ciudadanos que vivieran dentro de los poco más de 5 kilómetros cuadrados que mide este pueblo.
A pesar de su pequeño tamaño, los agentes de la ley locales se esforzaron al máximo para controlar que los conductores que pasaban por las carreteras que cruzan la localidad lo hicieran a la velocidad establecida. Tanto es así que empezaron a poner multas. Multas y más multas. Tantas multas que, poco a poco, empezaron a sumar más y más ingresos para la ciudad.
Y una investigación comprobó que poner tantas multas era ilegal.
Tal y como recogen los medios estadounidenses, el fiscal sobre el que recaían las competencias de la localidad comenzó a investigar lo sucedido. Y comprobó que en 2020 en Manifee se habían puesto multas cuya suma superaba los 120.000 dólares. Según el canal de noticias THV11, un solo agente había llegado a imponer 771 multas de tráfico por exceso de velocidad entre el 1 de enero de 2018 y el 24 de agosto de 2022.
Lo que en principio era una forma de hacer cumplir la ley se había convertido en un problema. El fiscal sacó a relucir una ley del Estado de Arkansas en la que se especifica que los ingresos de una ciudad no pueden provenir en más de un 30% de las multas impuestas a los ciudadanos.
Superado el límite máximo, la medida estuvo clara: Manifee no pudo imponer sanciones por exceso de velocidad durante un año. El resultado dividió a los responsables políticos del lugar, según explica The Drive.
Gary Green, entonces alcalde del pueblo, recogen en el medio, aseguraba que cuando contrató al agente John Randall ya le recordó que no podía imponer sanciones de tráfico a quien rebasara los límites de velocidad en menos de 10 mph (16 km/h). "Pero aún así, estos tipos multaron por circular si superaban los límites en menos de 10 mph".
Derrick Hammond no de los concejales del pueblo, sin embargo, se mostró mucho más duro con el alcalde. Aseguró que Randall, a quien el primero llegó a llamar "incompetente", había recibido la orden de imponer esas multas y, además, reclamar las sanciones que no habían sido pagadas, lo que ayudó a elevar la cuantía final. "Aquellas multas habían sido impuestas por agentes que ya hace tiempo que no vigilaban la ciudad", señaló Hammond.
Un problema que se repite
La situación de Manifee no es exclusiva de esta localidad. En The Driven recogen las declaraciones de otros funcionarios encargados de imponer sanciones por exceso de velocidad, quienes califican la situación de "desalentadora cuando tantas comunidades carecen de confianza en la aplicación de la ley".
El problema es que, necesitados de dinero para los presupuestos municipales, algunas localidades han prestado especial atención a las multas de tráfico, con el objetivo de utilizar éstas como un medio más para financiar sus presupuestos. "Sin poder castigar excesos de velocidad en Menifee, el resultado es contradictorio y la que lo sufre es la seguridad", apuntó a los periodistas de The Driven John Sherwin, jefe de policía en Faribault, Minnesota.
Este tipo de problemas está extendido en algunos Estados. En Ohio y Louisiana, por ejemplo, cuentan con cerca de medio millar de poblaciones donde el alcalde de la ciudad puede ejercer como juez para las disputas de tráfico, lo que ha sido aprovechado por algunos municipios para inflar la recaudación y, así, solventar sus presupuestos.
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Foto | Ken Lund
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