Levantó mucho revuelo en su día pero, todo indica, tres años después parece que hemos olvidado la enésima polémica de la DGT. Y es un problema, porque eso significa que llevamos más de tres años circulando sin cumplir los límites máximos de velocidad.
Hace ya un lustro que la DGT empezó a dejar mensajes: “un límite de 50km/h es una burrada”. Cierto o no, hay cosas que solo se rebaten con datos y este es fácil de demostrar. Cuanto más despacio se circula en ciudad, mayor es la seguridad de todos los agentes del tráfico, desde los conductores a los peatones, pasando por motoristas, ciclistas y patinetes.
Como suele ser habitual en Tráfico, el runrún echó a andar con unas declaraciones de Pere Navarro. Poco después se fue deslizando que la DGT ya trabajaba en una nueva normativa. Y, en 2021, la teníamos con nosotros. Desde entonces, todas las calles con un solo carril por sentido están limitadas a un máximo de 30 km/h.
Tres años después, parece que lo hemos olvidado por completo. O que, sencillamente, muchos conductores no tienen la intención de respetar este nuevo límite de velocidad. Al menos eso es lo que nos dice el caso de Lugones, en Asturias.
Allí, dos radares han llegado a imponer más de 10.000 sanciones en dos meses. Tantas multas han puesto que el servicio de Correos se ha visto desbordado.
Pero su alcalde avisa: "volverán".
Dos radares, miles de multas y un alcalde resignado
Aseguran que fue por las quejas de los vecinos y que, de hecho, no fue la única herramienta que decidieron aplicar. Así se defiende Ángel García, alcalde de Siero, donde dos radares y nueve cajas han sembrado el pánico en las carteras de los vecinos.
Hace más de un año, "se pusieron varias señalizaciones y badenes, debido a la cantidad de denuncias recibidas por parte de los vecinos, quienes aseguraban que los conductores pasaban a velocidades excesivas, lo que suponía un peligro para la seguridad de los viandantes", explica García a La Nueva España.
Pero el alcalde terminó por resignarse. "Creíamos que la gente tomaría conciencia y, aunque la instalación de radares era nuestra última opción, parece ser que es lo único que funciona", se justifica García.
Y vaya que si funciona. Con el claro objetivo de que los conductores redujeran su velocidad, el Ayuntamiento de Siero compró dos radares e instaló nueve cajas para que los cinemómetros fueran rotando, utilizando la misma técnica disuasoria de la DGT con sus cajas vacías. El 8 de enero de este año, los controladores se pusieron en marcha. El 16 de marzo, se retiraron.
El resultado había sido alarmante. En dos meses, los radares habían interpuesto más de 15.000 multas, aseguraba el medio local. En ese tiempo, los cinemómetros hicieron fotos a discreción. La avenida de Les Bellotines, donde se registra un volumen de tráfico considerable de trabajadores a diario y que fue reformada para apaciguar el tráfico, es uno de esos puntos negros para los conductores.
El otro punto conflictivo es la calle Conde Santa Bárbara, recogen en El Comercio. Allí, el radar llegó a interponer 300 denuncias por exceso de velocidad en un solo día. Entre los dos radares, en los 59 días que estuvieron activos se interpusieron 15.164 multas por este motivo.
El alcalde de Siero lo tiene clarísimo, "la ley de Tráfico establece que en el casco urbano la velocidad tiene que estar limitada a 30 kilómetros por hora, y eso se marca desde la DGT, nosotros no ponemos las leyes", recalca en La Nueva España. Los conductores, que a diario pasaban por la zona y no han levantado el pie, han recibido un buen puñado de multas. Algunos vecinos, como recogen en el medio, esperan que sumen varias decenas.
Tanto trabajo han generado estos radares que la delegación de Correos llegó a estar saturada por la cantidad de denuncias que tenía que entregar. El ambiente se ha caldeado hasta el punto que el propio alcalde reconoce haber discutido con "familiares y amigos".
Con todo, García se excusa, recalcando que desde el Ayuntamiento han tratado de hacer ver a los conductores que estaban circulando pro encima de los límites y, aunque reconoce errores, pone el foco en los infractores: "tengo la certeza de que (poner radares) es la única solución para que la gente respete los límites que vienen impuestos por ley. Lo que ha ocurrido es que nadie pensó que se iban a tramitar tantas sanciones. Visto el alcance, quizá deberíamos haber informado más".
Por los datos recogidos por los medios locales, como El Comercio y La Nueva España, parece que el "nuevo" límite de 30 km/h en ciudad tiene mucho que ver con estas sanciones. El 60% de las multas se impusieron por circular entre 48 y 50 km/h. Y el 35% por conducir entre 50 y 60 km/h. Por encima, el porcentaje es despreciable, el 4% de los conductores se movía entre 60 y 70 km/h y un 1% rebasó esta última frontera.
Sea como sea, García se defiende de quienes le acusan de instalar dos radares para recaudar: "¿qué hemos hecho mal? Hay un límite a 30 km/h que no lo pongo yo. Hay niños y gente que camina y seguro que se han evitado atropellos con esta medida y se evitarán".
Y avisa: "Volverá a instalarse".
Imagen | Ayuntamiento de Siero
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