Las ciudades cada vez dejan ver más este tipo de dispositivos que no multan... hasta que multan
El funcionamiento es algo distinto al de los radares estándar
Ciudades como Barcelona ya sancionan con radares que solo informaban en un principio
España está repleta de radares. Algunos ni siquiera multan, ya que son cajas vacías. Otros han llegado a funcionar en "en cascada" y, en los últimos meses, una de las prácticas más comunes es la de implementar radares "pedagógicos".
Pese a la aversión que le pueda tener un conductor a los radares, los pedagógicos nacen para hacer justicia a su nombre: la inmensa mayoría no pone multas, tan solo están diseñados para concienciarnos sobre la importancia que tiene respetar los límites de velocidad en cualquier tipo de vía.
Si circulas habitualmente por ciudad o vías interurbanas que las conectan con pequeños pueblos, puede que te hayas topado con carteles indicadores de velocidad. Si circulamos a más velocidad de la legal, marcan los km/h a los que vamos en color rojo. Si respetamos el límite, la indicación de velocidad se remarca en LEDs de color verde.
Radares con un objetivo claro: concienciar sobre la velocidad a la que circulamos
Este tipo de radares tiene un funcionamiento algo distinto al de un radar convencional. Estos últimos son cinemómetros láser que hacen rebotar ondas electromagnéticas en nuestro coche una vez hemos pasado por delante del radar. Si nos hemos colado, tomarán una fotografía con flash de nuestro coche, enviando a la DGT los datos identificativos del mismo.
La base de los radares pedagógicos es casi idéntica a la d: un dispositivo láser que capta la velocidad a la que circulamos. La principal diferencia es que aquí no encontramos una caja que fotografía nuestro vehículo. Unos metros después de la toma de velocidad, tendremos un panel informativo con luces LED en la que se nos indica lo bien o mal que estamos circulando.
En muchos casos, el exceso de velocidad se marca con un texto de "peligro" o incluso sistemas de caras (triste, alegre), según el tipo de radar y municipio en el que nos encontremos.
Por lo general, los radares pedagógicos se encuentran en puntos de tráfico considerados como peligrosos, sobre todo en tramos con un límite de velocidad muy bajo (30 km/h), donde es habitual que circulemos bastante por encima.
A día de hoy, este tipo de radares no suelen multar, ya que no les acompaña la caja encargada de tomar fotografías. Pese a ello, nada impide que ayuntamientos analicen y almacenen la información sobre el tráfico y su velocidad en estas zonas, obteniendo así valiosos datos para posteriormente repensar la estrategia. De hecho, en Barcelona algunos de ellos han empezado a sancionar, tras un periodo de prueba en el que tan solo informaban
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