Flota en el ambiente algunas señales que apuntan a que las ventas de SUV podrían remitir. A que la fórmula que ha conquistado a millones y millones de conductores en el mundo podría estar dando síntomas de agotamiento. Creo que, quizás, las ventas del SUV se pueden resistir en los próximos años, pero ni mucho menos morirá.
Es algo que llevo tiempo escuchando y que mi compañero Javier Lacort, con su artículo Compré un SUV hace cinco años, difícilmente volveré a comprar otro terminó por convencerme para ponerme delante del teclado y la pantalla y escribir unas líneas.
El SUV no está muerto. Y dudo mucho que vaya a estarlo nunca.
"La fórmula está agotada"
Es algo que los periodistas del motor hemos escuchado en los últimos meses. El mayor exponente ha sido, sin lugar a dudas, Peugeot. Los franceses han blandido esta idea para presentar su Peugeot 408, lo que ellos llaman Fastback. En sus presentaciones se ha reiterado aquello de que "la fórmula SUV está agotada".
Los galos han hecho bandera de estar adelantándose a los cambios que vienen en el futuro. La estrategia tampoco es exclusiva suya dentro de Stellantis. Un vistazo a los Citroën ë-C4 y C5 X subrayan las intenciones de la marca. Pese a ello, la carrocería fastback tampoco ha sido exactamente lo que ofrecen Peugeot y Citroën, se solía definir como un coupé de cinco puertas y no tanto como un coche a medio camino entre el SUV y la berlina. Pese a todo, hace tiempo que en el sector del motor, los términos fluyen y las líneas y márgenes se difuminan.
Mi percepción es que, más bien, estas nuevas carrocerías no son tanto una respuesta al SUV como una consecuencia directa del SUV. Desde hace años, los fabricantes han ido lanzando modelos al mercado que trataban de asemejar esta estética. Básicamente porque la imagen de un vehículo alto, poderoso y de formas muy contundentes gustaba. Y gustaba tanto que, incluso, han disfrazado a berlinas y compactos para que parecieran lo que no son.
Porsche no sólo arriesgó con el Taycan, también puso toda la carne en el asador con el Taycan Cross Turismo. Menos arriesgado ha sido, por ejemplo, a lo que ha jugado Kia con su Kia XCeed, Dacia con su Sandero Stepway o, incluso, Seat con el Cupra Formentor, un coche que mide lo mismo de alto que el Seat León (salvo por las barras del techo).
Es decir, las marcas han ido pasos para ofrecer una estética que sabían que gustaba a unos coches que no cumplían con los requisitos técnicos para ser llamados SUV. Sin embargo, levantando la altura del capó, fortaleciendo sus líneas y cambiando los pasos de ruedas a unos plásticos de otro color, conseguían con muy poco esfuerzo a los gustos del público.
Si utilizáramos la metáfora de una moneda, el SUV sería una cara y la berlina otra. Peugeot o Citroën han decidido quedarse en el medio pero parece evidente que cuando una moda se agota, lo habitual es irse al otro extremo. Los franceses han decidido intentar aprovechar lo mejor de las berlinas con la estética que tanto gusta. Y me parece perfecto, pero anticipar la muerte del SUV parece un anuncio demasiado artificial.
Llegaron para quedarse
Sencillamente, porque al público le gusta el SUV. Mi compañero Javier Lacort sostenía en su artículo que, cinco años después, cree que su coche tendría un comportamiento mejor si fuera una berlina o un compacto. Y que, además, gastaría menos.
Y no lo dudo. Lo que sí pongo en duda es que el resto de compradores siguiera su ejemplo. Si algo se desprende de los textos de mi compañero es que es una persona muy racional y que basa sus decisiones en la cabeza muy por encima del corazón. Y un coche sigue teniendo mucho de lo segundo.
Tiene razón, lo habitual es que a coches hermanos, una berlina o un compacto se mueva mejor que un SUV pero lo cierto es que los fabricantes han refinado tanto la fórmula que estos coches han dejado de ser los "barcos" que eran antaño. Y, además, la mayor parte del público sigue prefiriendo pecar de cierta agilidad en el paso por curva si a cambio pueden subirse y bajarse mejor en un coche.
Cuando hablo de que el coche se sigue escogiendo con cierto punto de irracionalidad, no hablo de que el cliente esté enamorado de la conducción o de la afición general por el mundo del motor. Eso parece haber muerto. Pero, en el fondo, un coche se observa como una compra a muchos años y, ahí, poca gente conozco que no anteponga la estética y sus gustos irracionales por encima de lo racional.
Porque de no haber sido así, los SUV jamás habrían triunfado. Son coches más pesados, que gastan más combustible y que, aunque no lo parezca, pueden resultar más inseguros para los que viajan dentro y con aquellos que se cruzan, especialmente si son ciclistas o peatones.
Y, pese a todo, el texto de mi compañero sentenciaba todas sus dudas e inquietudes desde el primer párrado: "si en mi presupuesto encajase un Volvo XC90 seguramente este artículo jamás hubiese visto la luz y conduciría feliz mi tanque de siete plazas".
No lo van a matar
Mucho se ha escrito sobre el coche eléctrico y la berlina. Desde luego, considero que esta carrocería tiene una nueva oportunidad para aumentar su mercado ahora que los consumos y la autonomía son definitivos para los coches eléctricos. Yo mismo he escrito sobre ello.
Una berlina eléctrica tiene todo lo que le sienta bien a un coche eléctrico: menor coeficiente aerodinámico, menor superfice frontal, menor consumo, un centro de gravedad más bajo... Pero, lo cierto, es que si un coche está triunfando es el Tesla Model Y, pese a que el Tesla Model 3 es más barato y ofrece mejores cifras.
Hay que tener en cuenta que, con el paso de los años, los coches se han encarecido sensiblemente. Los vehículos de acceso son, cada vez, de menos acceso para la población y la edad media del comprador ha crecido en consecuencia. A mayor edad media, más habitual es que se compre un SUV, por comodidad y por imagen.
La estética SUV también ha ayudado a vender vehículos con sobreprecio. Si gusta, al cliente no le importa pagar "un poquito más". Y, cuanto más caro ese el coche, ese poquito más suele ser menos problema porque se cuenta con un mayor respaldo económico detrás. No es casual que a la hora de empezar a vender eléctricos (mucho menos rentables económicamente) la mayoría de las marcas hayan apostado por iniciarse con un SUV, más sencillos de colocar en el mercado y que además eran favorecidos por las normativas de emisiones.
Por estética, también ha ayudado a rejuvenecer la línea de los productos más caros. Hasta hace unos años, las berlinas de mayor precio también ofrecían una imagen más seria y "señorial" que no todo el mundo estaba dispuesto a asumir. Estoy seguro que los documentos internos de BMW, por poner un ejemplo, apuntan a que la horquilla de edad de clientes potenciales de un X5 es mucho mayor que un Serie 5 o un Serie 7.
Y si los fabricantes premium apuestan por esta carrocería porque es más sencilla de vender, es difícil que las generalistas, con menor margen para arriesgar se lancen a hacer "algo nuevo". Al final, firmas como BMW, Audi o Mercedes marcan tendencia con sus productos y su posición como compañías aspiracionales influye en las decisiones que toman los clientes de fabricantes generalistas, optando por coches que se parecen a los topes de gama de los primeros.
Como decía, el coche sigue siendo en gran parte una compra irracional. Que apenas queden coches radicales y puramente deportivos no quiere decir que la compra de un coche siga levantando pasiones. Puede que ahora el tiro se centre en las pantallas o los elementos multimedia, pero esto solo quiere decir que la compra de un coche ha cambiado sólo en parte.
Si sumamos variables: gustos, edad de los compradores, tendencia de las firmas consideradas punteras... es posible que la berlina tenga un repunte en el futuro pero, desde luego, parece que la mayor parte de los conductores se seguirán bajando de un SUV.
Fotos | Peugeot y Porsche
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