Hay que reconocer que llevar un coche al servicio oficial de una marca para pasar el mantenimiento o arreglar cualquier tipo de desperfecto no suele ser barato. Mucho menos si tenemos un vehículo de los considerados premium o de gama alta. Es, desde luego, algo que tener en cuenta cuando compramos un coche, nuevo o de segunda mano.
Los gastos, imaginamos, que ya lo tiene en cuenta el dueño de un superdeportivo. Enrique Moris, inversor sevillano y dueño de un Lamborghini Urus, nos contaba que el mantenimiento del vehículo le costaba unos 3.000 euros al año de media pero que la cifra podría rebajarse un tercio acudiendo a otro taller que no fuera de la marca.
La música nos suena porque Manny Khoshbin, coleccionista de coches, explicaba que el cambio de aceite de un Bugatti Veyron se podía disparar hasta los 25.000 euros. Según contaba en este vídeo, para hacer un cambio de aceite hay que desmontar las ruedas traseras, los frenos, el guardabarros y algunos revestimientos para meter mano a los 16 tapones de drenaje del superdeportivo.
¿Una cifra exagerada?
Una vez escuchemos las palabras de Carl Hartley podemos pensar que sí. Efectivamente, es una cifra alta.
Un presupuesto 10.998,84 euros más caro
Carl Hartley trabaja con su padre, Tom Hartley, en un concesionario de compra y venta de vehículos de lujo de Reino Unido. Visitar su página web es como pasearse por un safari de superdeportivos.
En su garaje se pueden encontrar bestias como un Ferrari SF90 Spider pero también antiguas joyas como un precioso Porsche 911 Turbo (930) Targa. Yo lo reservaba, si tuviera a mano las casi 20.000 libras que nos piden por él como señal. De no ser así nos puede pasar como a quien quería hacerse con uno de los Ferrari F40, Lamborghini Countach o Jaguar E-Type que han vendido a lo largo de los últimos años.
Pero además de perdernos por su archivo, podemos ver el vídeo anterior en el que explica su particular relación con Bugatti, a raíz de uno de los Veyron que ha tenido entre manos. Las declaraciones son una respuesta a una de las preguntas de Rob Moore, famoso creador de contenido británico.
Las palabras están extraídas de una conversación que puedes ver completa en este enlace. En ella asegura que durante cuatro años tuvo en su garaje un Bugatti Veyron. Daba por hecho que el coste de mantenimiento del superdeportivo no iba a ser precisamente barato y que no estaba dispuesto a llevar su coche a ningún taller donde se leyera con letras bien grandes: servicio oficial de Bugatti.
Esa fue, al menos, su idea inicial y la que mantuvo en más de una ocasión para llevar al día los mantenimientos del coche. Pero su relación de cliente con la marca saltó por los aires por el mando que ajusta los retrovisores del coche.
Hartley cuenta que un día comprobó que éste se había roto y se dispuso a contactar con el servicio técnico de Bugatti. Dando por hecho que era algo sencillo, asegura que esperaba una reparación que se le fuera a unas pocas libras. Algunos miles de ellas, eso sí. Lo que no esperaba era la respuesta que Bugatti le envió por correo electrónico.
9.500 libras. Esa es la cifra que presupuestaba Bugatti que le costaría cambiar el mando que mueve ajuste de los retrovisores. Algo más de 11.000 euros... antes de impuestos. La marca justificaba el precio asegurando que no se trataba solo quitar el botón externo y cambiar el mando interno. Aseguraban que, probablemente, habría que cambiar el motor del mismo y que ello conllevaba desmontar toda la puerta. En resumen, nada que unos cuantos miles y miles de euros en la cuenta corriente no puedan pagar.
Pero como todos, los millonarios también tienen sus talleres de confianza. Y allí que puso rumbo Hartley. Dos días después recogía su superdeportivo, con 11.000 euros más en el bolsillo pero una deuda sobre su cabeza: una cerveza. Debía darle vergüenza cobrar los 0,89 peniques que le costó la reparación.
Y es que, siempre según palabras de Hartley, en el taller le explicaron que no habían necesitado más que pedir los mandos de una Volkswagen Transporter (recordemos que Bugatti es propiedad de Volkswagen). Cinco de ellos tenían un coste de 0,89 peniques (poco más de un euro). Sí, habían solucionado el problema empleando 9.499,11 libras menos (antes de impuestos) que con el presupuesto original.
Imagen | Bugatti
En Xataka | He echado cuentas de cuánto me costó mi coche. Me he echado las manos a la cabeza
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