Puede que el nombre White Star Line no te suene demasiado, pero en sus mejores días fue una de las empresas navieras más importantes del mundo. Fundada en 1845 en Liverpool, Inglaterra, es recordada por haber sido la propietaria de algunos de los transatlánticos de pasajeros más modernos y grandes, pero también por el desafortunado destino de muchos de ellos.
El ejemplo más conocido es el del Titanic, la embarcación que era sinónimo de la grandeza de White Star Line. Se trataba del transatlántico más grande en servicio en 1912 y el más seguro, al poseer un diseño que lo convertía en “insumergible”. Pese a estas cualidades, acabó hundiéndose en su viaje inaugural y se convirtió en uno de los naufragios más famosos.
La ambición de White Star Line iba más allá del Titanic
Poco tiempo después, en 1916, el HMHS Britannic de White Star Line también acabó en las profundidades del mar, sin embargo, las ambiciones de esta empresa británica no cesaban: pensaba en construir una embarcación que eclipsara al Titanic. La llegada Lord Kylsant en 1926 hizo que el proyecto recibiera el impulso definitivo para empezar.
Kylsant también era el presidente de los astilleros Harland & Wolff, situados en Belfast, Irlanda, por lo que inmediatamente estos se convirtieron en los responsables de dar vida al hermano mayor del difunto RMS Titanic, el RMMV Oceanic. En consonancia con la idea de White Star Line, Kylsant quería que ninguna otra embarcación pudiera superar la suya.
Para ello se estableció un ambicioso propósito: el RMMV Oceanic debería superar dos marcas simbólicas que no habían sido alcanzadas hasta el momento: poseer una eslora de más de 300 metros y alcanzar una velocidad de 30 nudos (55 km/h). En otras palabras, una vez más estaban convencidos en crear el barco de pasajeros más grande del mundo.
El RMMV Oceanic tendría un tonelaje bruto, medida de volumen para calcular la capacidad de carga, de entre 70.000 y 85.000 TRB. Podría transportar a más de 2.800 pasajeros: 722 en primera clase, 464 en segunda clase y 1096 en tercera clase. Y claro, tendría 12 cubiertas con diferentes espacios para brindar una amplia variedad de comodidades.
Bajo este concepto prosiguieron los estudios necesarios para avanzar con la construcción y empezaron a aparecer los problemas. ¿Cómo mover semejante embarcación a la velocidad prometida? El sistema de propulsión era un punto clave, y en ese punto empezaron las discusiones. Los futuros dueños de la embarcación y el astillero no se ponían de acuerdo.
Mientras que White Star Line quería equipar al RMMV Oceanic un sistema de propulsión diésel-eléctrico, Harland & Wolff proponían utilizar un sistema de propulsión de vapor estándar. ¿Las razones? Creían que los sistemas eléctricos no habían sido probados los suficiente como para demostrar su fiabilidad en un proyecto de tal envergadura.
Finalmente se llegó a un acuerdo: las cuatro hélices del RMMV Oceanic se moverían gracias a motores diésel convencionales conocidos como “motores catedrales” por su enorme tamaño y forma. Pero esto solo se quedó sobre el papel, porque los motores nunca lograron instalarse. Para 1929 solo se había construido la quilla del barco cuando el proyecto entró en stand by.
La crisis financiera mundial iniciada a finales de la década, también conocida como La Gran Depresión, golpeó tanto a la compañía como al astillero. Aun así, decidieron no abandonar el proyecto y recubrieron la quilla con aceite conservante para continuar con la construcción cuando las cosas mejoraran, pero en 1931 el proyecto recibió un segundo golpe inesperado.
Lord Kylsant fue acusado de haber hecho declaraciones falsas sobre las cuentas de la empresa entre 1926 y 1927. Se trata de un delito grave que atentaba contra la Ley de hurto de 1861. Después de un juicio que duró nueve días, el ejecutivo fue declarado culpable de emitir un documento elaborado con la intención de engañar, fue arrestado y condenado a doce meses de prisión.
Después del juicio, Royal Mail Steam Packet, la matriz de White Star Line, se reconstruyó como Royal Mail Lines, una entidad respaldada por el gobierno británico, y el fastuoso proyecto del barco que pretendía superar y ocupar el lugar del Titanic se desvaneció. El casco, parcialmente construido, fue reutilizado en otras dos embarcaciones de menor tamaño llamadas Britannic y Georgic.
Imágenes | Antonlogvynenko | Lev. Antonio (Wikimedia Commons)
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