GM ha abandonado su proyecto de robotaxis tras pérdidas millonarias y un accidente grave. Ahora se reenfocará en coches autónomos para particulares
General Motors ha anunciado el cierre de Cruise, su división de robotaxis. Es un proyecto que le ha costado más de 10.000 millones desde que compró la empresa en 2016 y en el que competía contra Waymo, de Alphabet. Este paso marca el fin de una era en el desarrollo de la movilidad autónoma. Aunque Cruise seguirá con otro enfoque.
Por qué es importante. Esta decisión es un punto de inflexión en la carrera del coche autónomo. La viabilidad económica empieza a pesar más que el desarrollo tecnológico y las pérdidas ya no se pueden cronificar tanto como antes.
Las cifras:
- 3.480 millones de dólares perdió Cruise... solo en 2023.
- 1.000 millones de dólares anuales de ahorro directo con el cierre.
- 3.800 empleados en su pico, antes de los recortes del año pasado.
El contexto. La decisión, comunicada por un mensaje repentino en Slack, llega tras un grave accidente en San Francisco. En octubre de 2023, un robotaxi de Cruise arrastró a una mujer durante veinte metros. Le provocó lesiones graves y forzó a la empresa a alcanzar un acuerdo millonario como indemnización.
Ese suceso erosionó la reputación de Cruise y aumentó la desconfianza en sus robotaxis. De hecho, le costó la retirada de su licencia y mucho dinero para poder volver a poner sus coches en las calles. Ese pudo ser el primer clavo de un ataúd ahora confirmado.
En perspectiva. El mercado de taxis autónomos, todavía deficitario, se ha vuelto muy competitivo:
- Waymo está operando con éxito en varios territorios de Estados Unidos, y hace poco anunció planes de expansión en una nueva ciudad: Miami.
- Tesla anunció su servicio hace unos meses. Empezará a operar en 2025 y cree tener una ventaja competitiva sobre el resto.
- Las empresas chinas están avanzando rápido en esta tecnología.
Nuevo rumbo. General Motors va a reorientar sus esfuerzos hacia el desarrollo de tecnología de conducción autónoma para coches particulares. Para ello aprovechará su sistema Super Cruise, que ya está presente en más de veinte modelos.
La reacción. "GM son un montón de idiotas", dijo Kyle Vogt, cofundador y exCEO de Cruise en X, tras el anuncio del cierre. Vogt dejó de ser CEO hace más de un año, cuando renunció poco después del accidente antes mencionado.
Mary Barra, CEO de GM, ha defendido esta decisión argumentando que operar una flota de robotaxis "no es nuestro negocio principal y es muy costoso", dijo en una llamada con analistas según The New York Times.
Profundiza. Esta decisión habla de una tendencia en la industria: las empresas tradicionales –y pocas están más asentadas que GM– tienen que pelear por mantener el paso con la revolución tecnológica que ha llegado a los coches. Pero también tienen que afrontar presiones financieras importantes y una competencia cada vez mayor.
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