"Tenemos uno, tal vez dos años": Volkswagen anticipa una caída de ventas de 500.000 unidades y ya adelanta cierres de dos plantas

  • La compañía enfrenta un contexto como no había vivido hasta ahora y avisa de que cerrarán fábricas

  • Según sus cuentas, la demanda caerá tanto que sobran dos plantas en suelo europeo

Hace dos años, Volkswagen lanzaba un mensaje: no entrarían a competir por el volumen. Sobrepasados por Toyota claramente y comprobando que compensaba vender menos coches pero mucho más caros, la estrategia cambiaba por completo.

"Estamos más centrados en la calidad y en los márgenes que en el volumen y la cuota de mercado", aseguraba Arno Antlitz, jefe financiero de la compañía, a Financial Times entonces. Después de dos años marcados por la crisis del coronavirus y la posterior escasez de los semiconductores, los fabricantes estaban cambiando claramente de estrategia.

De hecho, Volkswagen no fue la única que mencionó esta estrategia. El contexto animaba a dos caminos completamente distintos. Entre las marcas generalistas, aclarar la oferta, eliminar modelos y motores que elevan el volumen de emisiones y limitar la personalización de los vehículos. Todo lo contrario entre las marcas de lujo, que optaron por mayor personalización y priorizar el lanzamiento de ediciones especiales. Ambas estrategias, eso sí, buscan lo mismo: sacar un mayor rendimiento por unidad. Vender menos, pero mucho más caro.

Ahora, el propio Antlitz ha sido el encargado de trasladar las consecuencias a los trabajadores alemanes de Volkswagen. Según Reuters, el directivo ha asegurado a una plantilla de 25.000 trabajadores que la marca tiene "uno, tal vez dos años" para adaptarse a una caída en su demanda que estiman en medio millón de unidades anuales.

El coche eléctrico y una transición que se atraganta

Poco a poco, el Grupo Volkswagen haber descubierto que no estaba pisando suelo firme y que, realmente, lo que tenía bajo los pies eran unas arenas movedizas que les estaban devorando las piernas.

En Xataka contábamos recientemente que la compañía preparaba el terreno para despedir a un buen número de empleados en suelo europeo. Según el medio alemán Wolfsburger Allgemeine Zeitung la compañía ha estado ofreciendo bonos adicionales de 50.000 euros a los trabajadores que se acogieran a bajas voluntarias. En algunos casos, la cuantía por el despido se elevaba hasta los 450.00 euros.

Ahora, la empresa parece haber enfrentado el problema de cara. Reuters asegura que Olivier Blume achaca la falta de medios financieros para sostener los empleos a la caída en la demanda de la compañía en China, donde ha sido superada claramente por BYD y donde los fabricantes europeos están teniendo serios problemas para aumentar sus ventas. Allí, los clientes parecen haberse embriagado de un orgullo nacional que promueve las ventas de eléctricos de compañías locales.

La agencia de noticias asegura que Blume ha avisado de que "no hay más cheques procedentes de China" y de que es más necesario que nunca cumplir con el plan de reducir sus costes en 10.000 millones de euros entre 2024 y 2027, como anunciaron a finales de 2023.

Ya entonces, la empresa auguraba que el pato lo pagarían los trabajadores: "tenemos que ser lo suficientemente valientes y honestos como para tirar las cosas por la borda que se están duplicando dentro de la empresa o que son simplemente lastre que no necesitamos para obtener buenos resultados", habría asegurado Gunnar Kilian, miembro de la junta de recursos humanos, según Reuters.

Todos estos mensajes han sido contestados duramente desde los responsables sindicales. "No tenemos un problema de costo de mano de obra. No tenemos un problema de personal. Tenemos una Junta Ejecutiva que no se centra lo suficiente en el negocio principal. No puedes esperar que la fuerza laboral soporte las consecuencias de tus errores", ha respondido Daniela Cavallo, presidenta del Comité de Empresa, según recoge Euronews.

"¿Tu respuesta es cerrar fábricas? ¿La gente despedida? ¿Empujar por recortes salariales? Tales medidas solo serían aceptables en un escenario, y eso es si todo el modelo de negocio estuviera muerto", ha continuado Cavallo. Entre sus críticas, los trabajadores se han centrado en cuestionar la reciente inversión en Rivian en lugar de apuntalar el empleo europeo con ese dinero.

Lo cierto es que los despidos relacionados con la transición al coche eléctrico llevan tiempo sobrevolando. Hace unas semanas, Audi trasladó su intención de cerrar la fábrica de Bruselas porque sus Q8 e-tron apenas están teniendo salida. Ahora es en Alemania, donde Volkswagen tiene 300.000 trabajadores contratados, donde apuntan los nuevos despidos.

Lo que estamos viendo también cuestiona las decisiones que ha ido tomando la Unión Europea en los últimos años, forzando a las compañías a electrificarse, elevando el coste de los productos y, al mismo tiempo, permitiendo hasta hace muy poco la salida de la producción de los vehículos más baratos a plantas fuera del suelo europeo.

En parte, los aranceles a los coches eléctricos chinos quieren paliar esta cuestión pero desde hace tiempo se avisa que el coche eléctrico necesita de menos personal para su producción por lo que los despidos masivos en Volkswagen es algo que ya se viene alertando desde hace tiempo y que también ha puesto en riesgo otras plantas como la de Ford en Almussafes o ha contribuido a despidos en Alemania de la misma compañía.

Foto | Volkswagen

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