Portugal es el principal fabricante de bicicletas de la Unión Europea. En 2019 exportó alrededor de 2,7 millones de estos vehículos, según los últimos datos disponibles de Eurostat, y en 2021 sus exportaciones en este segmento alcanzaron un valor de casi 600 millones de euros, según la Asociación Nacional Portuguesa de los Industriales de Bicicletas, Ciclomotores, Motocicletas y Accesorios (Abimota). Y una parte cada vez mayor de esas ventas proviene de las bicicletas eléctricas.
Las eléctricas, en auge. Aunque la aportación de las bicicletas eléctricas dentro del sector en Portugal son aún relativamente pequeñas, sus cifras no paran de crecer. Según las cifras de Abimota, en julio de 2021 las exportaciones de este tipo de vehículos de batería alcanzaron los 85 millones de euros en el acumulado de los últimos 12 meses, la cifra más alta alcanzada hasta ese momento. El año anterior los ingresos fueron de 81,3 millones de euros.
Además, la venta de bicicletas eléctricas portuguesas en 2021 ha sido espectacular, ya que se ha incrementado cada mes un 100%, llegando a alcanzar en julio (último mes del que se publicaron datos) un 137% más que en junio.
Proteccionismo. El éxito de la industria ciclista portuguesa obedece a varios factores. En primer lugar, los fabricantes lusos se benefician de los aranceles antidumping que la Unión Europea mantiene en vigor desde 1993 a las bicicletas de origen extracomunitario, principalmente chino.
Gracias a este proteccionismo, los vehículos chinos, mucho más baratos que los de Portugal, son gravados con impuestos de hasta el 48,5% de su valor en las fronteras del Viejo Continente, lo que hace que dejen de ser más competitivos por su precio. En 2019 la Unión Europea decidió aplicar también estos aranceles a las bicicletas eléctricas procedentes del país asiático, con impuestos de hasta el 79,3% de su valor, según Reuters.
Estas medidas antidumping también se aplican a bicicletas de otros países, como Indonesia, Malasia, Sri Lanka, Túnez, Camboya, Pakistán o Filipinas, aunque el principal afectado por ellas, dado el tamaño de su industria, es China.
Unión empresarial. Otro factor que explica el auge de la industria ciclista en Portugal es el proyecto Portugal Bike Value, una iniciativa impulsada por varios de los principales fabricantes del país para desarrollar la internacionalización de las bicicletas lusas. Desde la constitución de esa unión en 2015, el sector ha triplicado su producción y ha logrado desbancar a Italia como el principal fabricante del Viejo Continente. En 2015 el valor de las exportaciones de bicicletas de Portugal era de 150 millones de euros, según La Voz de Galicia.
Esta unión ha conseguido, además de coordinar esfuerzos y colaboraciones, destacar el valor de la experiencia de la industria ciclista portuguesa, lo que les ha valido para atraer inversión y nuevos fabricantes que han buscado reubicarse en Europa a raíz de la pandemia.
El coronavirus. Y la pandemia ha sido, precisamente, otro de los factores que ha dado el impulso definitivo a esta industria. Si bien sus cifras de crecimiento eran ya notables antes de marzo de 2020, cuando Portugal se había convertido en el principal fabricante de Europa, la llegada del coronavirus ha hecho que sus cifras marquen récord tras récord.
Por una parte, los fabricantes aseguran que la llegada de la pandemia aumentó considerablemente la demanda de bicicletas, ya fuese porque los consumidores lo veían como una buena forma de practicar deporte guardando la distancia de seguridad o porque la preferían como alternativa al transporte público.
Por otra parte, las dificultades que se han venido dando desde 2020 en la cadena de suministros han hecho que muchos fabricantes y vendedores hayan vuelto su mirada hacia el Viejo Continente y hayan tirado de proveedores europeos para solventar el desabastecimiento y los retrasos. Y ahí el Portugal Bike Value ha sabido posicionarse, tanto para atraer a compradores como a empresas que buscaban reubicar sus factorías en el Viejo Continente, según explica el New York Times.
Los fabricantes portugueses. En la actualidad, Portugal tiene 20 empresas de montaje de bicicletas, unos 50 fabricantes de componentes y alrededor de 90 que se encargan de tecnología asociada a vehículos de dos ruedas. En total generan casi 2.000 empleos directos y unos 6.000 indirectos, según Abimota.
Fabrican para otros. A pesar de estos números, apenas hay grandes marcas lusas el sector reconocibles para los consumidores. Esto se debe a que buena parte de su producción es para empresas extranjeras que las comercializan bajo sus propios nombres comerciales. Por ejemplo, uno de los mayores fabricantes de Portugal, RTE, es proveedor de la francesa Decathlon, y otro, FJ Bikes Europe, es propiedad de la taiwanesa Fritz Jou Manufacturing, según informa la BBC.
Imagen | Himiway Bikes
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