Si eres de esos (aquí lo somos) a los que les gustan las cosas con dos o cuatro ruedas, que tienen un sonido exquisito y huelen a gasolina, probablemente hayas visitado más de una vez Jay Leno's Garage.
El programa trataba (todavía se puede encontrar sin problemas en Youtube), generalmente, sobre clásicos y la restauración de los mismos. Y en él, Leno se rodeaba de expertos conocedores del sector. Uno de los que pasó por allí fue Donnie Callaway, quien se hizo un nombre en el mercado de los clásicos.
Callaway era conocido porque contaba con un taller donde restauraba modelos clásicos. Habitualmente, ejercía de asesor a un millonario y le indicaba qué superdeportivos eran interesantes. Una vez se hacía con ellos, los restauraba para ponerlos a punto y se los dejaba perfectamente terminados a sus clientes.
O, al menos, eso es lo que pensábamos que hacía. Porque está detenido y sobre él pesa una buena retahíla de cargos por estafa y robo.
Ese Ferrari Daytona es mío
Entre todos los clásicos, Callaway se había hecho un nombre entre los que buscaban un Ferrari o un Alfa Romeo clásico. Con una historia pública en redes sociales, fotografiándose a sí mismo rodeado de algunas de las joyas que compraba o en hoteles de lujo, la noticia de su arresto el pasado mes de abril fue una pequeña bomba en el mundillo.
Como explican en Bloomberg, Callaway fue denunciado por un coleccionista que quería hacerse con un Ferrari Daytona y un Ferrari 512 BB vendidos por el mecánico. Son coches que, en subastas y dependiendo de la rareza concreta de ese modelo, han superado los dos o tres millones de euros.
El mecánico fue detenido porque está pendiente de un juicio por robo y estafa. Dudando del origen de los coches que le estaban ofreciendo, el coleccionista denunció al mecánico y se descubrió, según cuentan en el diario económico, que ambos superdeportivos no eran en realidad propiedad del mecánico.
A raíz de este asunto, más demandas de estafa y robo han ido surgiendo en relación al comportamiento de Callaway. En Bloomberg señalan que esta misma práctica ya la había empleado el mecánico con anterioridad con un Ferrari Monza, vendiendo lo que no era suyo.
Y, por el camino, también ha sido denunciado por intento de estafa, después de que un cliente pagara cerca de 1,5 millones de dólares por restaurar un Ferrari Daytona de 1973 valorado en 950.000 dólares, un Maserati 3500 Spyder Vignale de 1961 (825.000 dólares), un Ferrari 328 de 1986 valorado (100.000 dólares) y; un Rolls-Royce Flying Spur de 1995 (40 000 dólares).
El denunciante afirma que la reparación ha disparado sus costes y que los precios son abusivos pero, además, pide que se le restituyan los vehículos, ya que Callaway los mantenía asegurando que el demandante no le había pagado los servicios.
En Motorpasión apuntan que en Arizona, el dueño de un taller puede quedarse un vehículo si el cliente no le paga en tiempo y forma, por lo que Callaway podría estar hinchando facturas que nunca se pagaban y, posteriormente, vender el coche a un tercero asegurando que era suyo.
Incluso, y pese a la buena fama que tenía hasta ahora, el mecánico tampoco contaba con la certificación oficial para reparar los Ferrari que le hacían llegar. De hecho, en Bloomberg uno de los clientes ponía el foco en esto mismo, ya que aseguraba que le habían trasladado facturas excesivas por un servicio "que estaba en una nave industrial en mitad de la nada".
A raíz del próximo juicio, que no se llevará a cabo hasta agosto, se ha sabido que Callaway lleva acumulando demandas por estafa, robo y extorsión desde hace más de una década.
Foto | James Orr
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