Antes de Apex Legends, antes de Fortnite y antes de League of Legends estaban Quake, Unreal Tournament y Age of Empires.
Clásicos de antaño que han quedado relegados a meras reliquias que descansan enterradas bajo una marabunta inabarcable de battles royales, MOBAs y loot based shooters.
Algunas todavía intentan sobrevivir con lances desesperados por llamar la atención de las nuevas generaciones. Es el caso de Quake Champions, la última entrega del que otrora fuera shooter online por antonomasia. Free To Play, estética colorida y un sistema de habilidades al estilo Overwatch, Champions se quedó en un intento fallido que quería contentar a unos y a otros para quedarse a medio camino y no interesar a ninguno de los dos públicos objetivo: los veteranos y los novatos. Ni chicha ni limoná.
"En mis tiempos..."
Lo tendríamos difícil para enumerar una serie de causas concretas, pero es obvio que existe una notable desconexión entre la experiencia que ofrecían esos títulos de principios de siglo y la audiencia contemporánea de gamers, la de los Fortnites y los Call of Dutys.
Pero tampoco resulta especialmente complicado adivinar el por qué. O al menos uno de los porqués.
La accesibilidad. Esa buzzword con la que nos encontramos a menudo en artículos y reviews del mundo del videojuego, y que no deja de ser una manera fácil y rápida de referirse a la dificultad de un juego.
Un juego es accesible si un jugador casual puede coger el ratón (o el mando), dar un par de clics y cargarse a unos cuantos enemigos en cuestión de minutos. Es decir, todo lo contrario a juegos como el citado Quake.
En arena shooters como el propio Quake o Unreal Tournament (de Epic Games, los de Fortnite) no existía la regeneración automática, las miras holográficas, las rachas de asesinatos con bombardeo incluido o los revives. Ni tampoco la gratificación instantánea de las barras de experiencia y los desbloqueos por nivel.
Entonces no existían ayuditas de ningún tipo: o matabas o morías. Hoy día es impensable que no te lleves ni una kill en el Call of Duty de turno y el nivel de habilidad está más o menos equilibrado mediante artificios sabiamente disfrazados por las desarrolladoras para hacer que hasta el menos habilidoso se sienta como un pro.
La primera vez
Tampoco queremos dar a entender que los videojuegos de por aquel entonces eran todos simuladores de sufrimiento y shooters súper mega hardcore. Tal y como ocurre también en la actualidad, durante aquella primera época había variedad para todos los gustos y niveles de habilidad.
Unos se estrenaron con Quake, otros con Diablo y muchos otros con Angry Birds. Las primeras experiencias del gamer son siempre de lo más variopinto. En lo que sí coincidían todos es en que su primera experiencia los marcó para siempre.
Para algunos, esa primera experiencia gaming fue tan inolvidable que les llevó a encauzar su futuro y su carrera profesional hacia el mundo de los videojuegos.
Enrique Mortero, de Trasgo y 3DJuegos, nos cuenta así su experiencia:
«Empecé a jugar a videojuegos muy pequeño, con un ordenador Pentium 1 en casa y una Super Nintendo. En cuanto cumplí los 11 años empecé a asistir todos los fines de semana a un ciber en donde recuerdo que la hora costaba 125 pesetas. Allí descubrí, en 1999, la beta de Counter-Strike, juego al que todavía hoy en día sigo disfrutando y consumiendo y que sin duda ha marcado gran parte de mi vida, tanto personal como profesional. Posteriormente fui tocando y disfrutando otros títulos tanto en ordenador como en consola y este ocio poco a poco, y de forma muy natural, se fue convirtiendo en mi trabajo hasta que en 2012 decidí crear mi propia página web especializada en eSports».
Y aunque ahora el sector del videojuego, robusto y profesionalizado, nos abre todo un abanico de posibilidades para dedicarse de una y mil formas a esto de los videojuegos, hace algunos años la cosa estaba un poco más complicada.
Ni streamers, ni gameplay, ni ligas mundiales de eSports. Antes había revistas (¡en papel también!) en las que los entusiastas del videojuego vertían sus opiniones en forma de análisis o reviews, amén de noticias, previews y entrevistas con los artífices de los títulos.
Todos a opinar
La accesibilidad, como vemos, es un concepto transversal; no se aplica únicamente a la complicación del propio juego, sino que va más allá.
En los 00s, ser reviewer no era tan sencillo. Pero es que ahora es quizás demasiado sencillo. Metacritic, OpenCritic y otras plataformas agregadoras han irrumpido en la industria con una fuerza atronadora, llegando incluso a desplazar y sustituir al entorno profesional de críticos y reviewers, que temen quedar relegados a un nicho condenado a desaparecer.
Hoy cualquiera puede crearse un usuario y soltar cuatro lindezas de cualquier juego. No hace falta ser periodista, ni crítico, ni desarrollador. Esto conlleva la aceptación de una realidad: la de las opiniones de escaso valor por parte de trolls y haters, pero también una enorme oportunidad para todos aquellos apasionados de los videojuegos que quieren compartir sus opiniones y análisis.
Otro ejemplo es el de Steam. Valve permite a todos sus usuarios opinar libremente sobre cualquiera de los títulos que ofrece la plataforma. Eso sí, todo el mundo podrá ver cuántas horas has jugado a ese juego en particular, y se prescinde del sistema de calificación por notas en aras de incentivar un mayor esfuerzo en el propio texto de la crítica.
Estos añadidos logran crear un ecosistema más serio en el que tienen cabida opiniones honestas y creíbles y cómo no, alguna que otra joya cómica.
Saca el reviewer que llevas dentro
El concepto de comunidad e interacción entre fans, desarrolladores y fabricantes se ha convertido en la máxima que determina el éxito de unos productos y no otros.
Los responsables de juegos como League of Legends o Fortnite se codean con los mismos jugadores, intercambiando opiniones y poniendo en común visiones, problemáticas y sus soluciones.
Asimismo, fabricantes como MSI saben también de la importancia de la comunicación directa y sincera con los jugadores, y así lo demuestran en sus activos foros de discusión oficiales, donde resuelven dudas, ayudan y entienden el mismo de los usuarios.
Shot Out
La última iniciativa de la reputada fabricante de ordenadores y periféricos gaming es Shout Out, un concurso que pone el foco en nosotros y premia su opinión con multitud de recompensas, desde tarjetas regalo para Steam hasta sillones gaming.
Shout Out celebra el lanzamiento de Trident X, el último invento revolucionario de MSI. Ordenadores equipados con la última tecnología en materia de procesadores, tarjetas gráficas y fuentes de alimentación que aúnan la potencia bruta del sobremesa con la portabilidad del portátil con unos diseños ligeros y ergonómicos.
TRIDENT X, el híbrido definitivo
Los Trident X no solo son pioneros en su diseño y filosofía conciliadores, sino en la calidad de todos sus componentes. Y es que sus procesadores pertenecen a la esperada y recién estrenada 9ª generación Intel® Core™ i9, mientras que las tarjetas gráficas MSI GeForce RTX™ son, literalmente, lo último y más bestial en materia de GPUs.
En unión con a la fuente de alimentación STX que incorporan los equipos, estos dos componentes de alta gama hacen de los Trident X una opción inmejorable para quienes buscan rendimiento excepcional en gaming y edición de vídeo.
¿Cómo participar?
Shout Out busca encontrar la mejor review de los afortunados poseedores de uno de estos nuevos equipos, por eso pone a su disposición una plataforma de difusión en la web oficial de MSI y optar con ello a ganar premios.
¿Cómo? Accediendo a este enlace, registrando el producto con sus claves correspondientes y realizando una review. Solo con eso ya tenemos garantizado el premio básico: 10€ para gastar en Steam.
Si la review está lo suficientemente currada podremos ganar algo más tangible: unos auriculares gaming MSI Immerse GH60 y 30€ para Steam. Si la review es muy, muy buena, entonces nos llevaremos ese flipante sillón gaming que aparece en la web del concurso, donde podemos ver el resto de premios y recompensas.
La comunidad gamer y el entorno videojueguil han cambiado para siempre. Ahora es nuestra opinión la que más importa. ¡Sobre todo si nos puede hacer ganar una gaming chair! Corred a escribir vuestra review, que el concurso termina el 31 de marzo.
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