Marte vuelve a estar de moda. Películas como 'Marte (The Martian)' han traído a la primera plana otra vez los últimos avances en la exploración de ese planeta y, sobre todo, la posibilidad de que, en un futuro no muy lejano, pueda haber una misión tripulada allí. En el diseño de esa misión son fundamentales los datos recogidos por las diferentes sondas y aterrizadores que han viajado a Marte, y uno de los más importantes ha sido Curiosity.
Mars Science Laboratory, que es su denominación oficial, llegó al planeta rojo el 5 de agosto de 2012, y una de las personas más implicadas en la misión fue Bobak Ferdowsi, ingeniero de vuelo de la NASA, que se convirtió en una celebridad durante las retransmisiones por televisión y en livestream del aterrizaje por su característica cresta mohicana en la cabeza. Hasta Barack Obama bromeó con él por ese corte de pelo, que hizo que Ferdowski protagonizara infinidad de memes y que hasta recibiera proposiciones de matrimonio por Twitter.
Curiosity y Bobak Ferdowsi
Esa llegada exitosa fue sólo el preámbulo de todos los hallazgos que el rover ha conseguido en estos tres años largos que lleva explorando el planeta rojo y buscando respuestas para una pregunta muy concreta. Ferdowsi explica que "intenta responder la pregunta de si Marte fue alguna vez habitable", o lo que es lo mismo, si en algún momento de su pasado presentaba un aspecto diferente del desierto frío y rojizo de la actualidad y, en su lugar, era más similar a la Tierra y, por tanto, había en él formas de vida.
Marte está considerado un planeta hermano de la Tierra, junto con Venus. Ferdowsi explica que "Marte es especial porque es nuestro planeta hermano, es un planeta que no está demasiado alejado del Sol. Podríamos dar una vuelta por él, la gravedad no está mal, cuando lo miras, te recuerda a partes de la Tierra".
Los tres tienen dimensiones parecidas, no están demasiado lejos del Sol ni demasiado cerca de él y es probable que, durante sus primeros millones de años de vida, tuvieran una evolución muy similar. Sin embargo, después, sus caminos se fueron separando. La Tierra quedó como el único lugar capaz de sostener vida en el Sistema Solar, Marte se transformó en un desierto y, en cuanto a Venus, acabó cubierto por una densa y tóxica atmósfera, con unas temperaturas superficiales que lo acercan más al infierno que a la Tierra.
La exploración del Sistema Solar y de Marte, en concreto, "se trata de entender quiénes somos como humanos, poner en persepctiva este pequeño planeta en el que vivimos. Porque queremos saber. Queremos saber si hay otras formas de vida, si estamos solos. Qué significa ser un ser humano", como señala Ferdowsi. Tanto Venus como Marte son recordatorios de la evolución que podría haber tenido la Tierra si no se hubieran dado otra serie de circunstancias (como la formación de la Luna, por ejemplo).
Marte fue azul
El principal objetivo del rover Curiosity es, como hemos, comentado, confirmar que Marte fue habitable en el pasado. "En su mayor parte, sabemos que sí, Marte fue habitable hace unos 4.000 millones de años", apunta Ferdowsi. Para confirmar esa hipótesis, él mismo señala que "una de las cosas que estamos estudiando es la química orgánica". Curiosity está equipado con un taladro que practica agujeros en las rocas y extrae muestras de su interior, que analiza allí mismo.
En una de esas rocas en su lugar de aterrizaje, el cráter Gale, el rover detectó diversos elementos químicos que apuntaban a la acción pasada del agua. La roca estaba compuesta por azufre, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y carbono, todos elementos orgánicos, y contenía minerales de arcilla, todos rastros de que aquella zona pudo ser el lecho de un lago de agua no demasiada salada y con un pH neutro.
Además, Curiosity también analiza la tenue atmósfera del planeta y, en concreto, estuvo cerca de dos años "oliendo" el metano presente en ella. Este gas (que puede ser un fuerte indicador de la presencia de vida) tiene un ciclo de vida en el planeta que los científicos aún están estudiando, pues aparece y desaparece de la atmósfera con cierta regularidad. Futuras misiones intentarán discernir los procesos de generación del metano en Marte.
Estos trabajos de Curiosity amplían los que lograron en su momento Spirit y Opportunity, los dos primeros rovers que la NASA envió a Marte y que han estado durante algo más de una década explorando el planeta y analizando, sobre todo, la composición química y mineralógica de su superficie.
Ellos (y el aterrizador Phoenix) confirmaron la presencia de hielo de agua en el subsuelo que Mars Odyssey había detectado desde la órbita en 2002, y la experiencia científica, técnica y en los desplazamientos por la complicada orografía marciana que se adquirió con Spirit y Opportunity permitió el diseño de Curiosity y la preparación de sus instrumentos científicos. Sus responsables tenían una idea más clara de qué buscar y cómo hacerlo para confirmar ese pasado habitable del planeta rojo.
¿Humanos en Marte?
Mars Science Laboratory también intenta ofrecer el panorama más completo de cómo sería "vivir" en la superficie marciana, qué condiciones tendrían que afrontar los astronautas que viajaran allí en la primera misión tripulada. Ya los aterrizadores Viking, a finales de los 70, empezaron a ofrecer las primeras pinceladas de ese retrato, un retrato de temperaturas extremas, violentas tormentas de arena (que pueden cubrir todo el planeta durante días), fuertes vientos y, sobre todo, una magnetosfera inexistente tal y como la conocemos la Tierra y una atmósfera muy fina, dos capas protectoras fundamentales de la radiación procedente del Sol y del espacio exterior.
Por esa razón, cualquier diseño de misión tripulada allí tiene que tener en cuenta el entorno de radiación en su superficie, para que se estudien qué medidas protectoras necesitarían los integrantes de ese primer vuelo a Marte. Era otro de los objetivos de Curiosity, y uno que concluyó con mediciones que apuntaban que los astronautas recibirían niveles de radiación comparables a los que soportan los tripulantes de la Estación Espacial Internacional.
Esto quiere decir que, excepto en el caso de fuertes erupciones solares dirigidas hacia el planeta rojo, no haría falta un nivel de protección mucho más elevado del que se emplea actualmente. El resto de estudios sobre el clima marciano que el rover ha llevado a cabo van dirigidos al mismo objetivo: saber todo lo posible sobre el planeta para poder enviar humanos a su superficie.
La moraleja marciana
Las investigaciones sobre el pasado de Marte y sobre cómo es actualmente tienen también su aplicación en nuestro planeta. Bobak Ferdowsi señala que "lo que nos permite ahora es observar la Tierra desde arriba, entender lo que le estamos haciendo a nuestro planeta, cómo las cosas están en constante movimiento, dónde se mueve el dióxido de carbono o dónde se mueve el agua".
Las mediciones del dióxido de carbono en la atmósfera de Marte hechas por Curiosity confirman no sólo los primeros datos obtenidos por las sondas Viking en los 70, sino que también ayudan a pintar un panorama de cómo sería la Tierra si no contara con la capa protectora de su atmósfera ni de su magnetosfera. Hace unos 4.000 años millones de años, cuando el Sol era más joven y su radiación, mucho más intensa, todo lo que hubiera en la superficie habría sido arrasado por completo de no ser por esa doble capa protectora.
De hecho, sin una magnetosfera que desviara las emisiones energéticas de la estrella, la Tierra no habría podido mantener su atmósfera, el agua de su superficie se habría evaporado y no se habrían dado las condiciones necesarias no sólo para la aparición de la vida, sino para que ésta sobreviviera y se consolidara. Esto es lo que ocurrió en Marte.
Próxima etapa: Europa
Ferdowsi ha pasado de dirigir el camino de Curiosty hacia Marte, a diseñar una misión a Europa, la luna helada de Júpiter, y el próximo objetivo en la búsqueda de hábitats con potencial para albergar vida. "Ahora mismo, creo que hay más posibilidades de vida en Europa que en Marte, aunque cualquier cosa es posible", indica Ferdowsi, que añade que:
"En Europa, hoy, todavía hay posibilidades, eso es lo que lo hace increíble. También hay posibilidades en Marte, pero parecen menos reales. Hay menos agua, está bajo el suelo, es difícil de encontrar. Pero en Europa sabemos que hay agua, sabemos que hay calor y sabemos que hay química. Estas pistas han estado ahí mucho tiempo, y ahora nos pueden ayudar a responder a muchas preguntas".
La misión se dirigirá a Júpiter y realizará varios sobrevuelos cercanos de Europa, intentando obtener la mayor cantidad de datos posibles sobre su estructura interna y su océano subterráneo. Con el calor generado por el efecto de marea de la gravedad del gigante gaseoso, podrían darse las condiciones necesarias para que hubiera algún tipo de vida microbiana en el satélite helado.
Quizás Marte, como dice Ferdowsi, ya perdió su "oportunidad" de desarrollar vida, pero tanto Europa como Titán, la luna de Saturno, podrían ser perfectas incubadoras para ella.
Imagen | NASA/JPL-Caltech/MSSS
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