El vehículo autónomo está a la vuelta de la esquina, aunque aún hay retos burocráticos y técnicos que solventar. La legislación que permitirá a los coches circular por su cuenta está siendo debatida, ética incluida, y el despliegue de 5G pronto permitirá una lenta penetración de esta movilidad en las carreteras. Como cualquier tecnología nueva, su adopción se realizará con cuentagotas.
Lo cierto es que, sin saberlo, ya hemos ido integrando tecnología de movilidad autónoma al vehículo. El Nivel 5 de los coches autopilotados —ese nivel que ni siquiera necesita volante— es solo el último escalón de una sucesión de automatizaciones, procesos, algoritmos y medidas de seguridad que llevan siendo integradas en los vehículos desde hace décadas.
El LFA, que salva vidas manteniéndonos en el carril
Las distracciones al volante siguen existiendo, especialmente de la mano de dispositivos como el smartphone. Aunque no cojamos una llamada, el simple hecho de escuchar el tono de llamada puede hacer que perdamos el hilo de la conducción, y cuando esto ocurre a velocidades elevadas, más de 50 km/h, podemos salirnos del carril en menos de un segundo. Para evitar esto los vehículos incorporan el Lane Following Assist o LFA.
Son las siglas, en inglés, para Asistente de Seguimiento de Carril, y podemos verlo en vehículos como el de las imágenes que acompañan este artículo, el Hyundai NEXO. Este LFA automatiza una función básica de la conducción: no salirse del carril. Cuando vamos a hacerlo por distracción o porque nos vemos incapacitados momentáneamente, el coche corrige nuestra trayectoria si circulamos, para el coche del ejemplo, entre 0 y 145 km/h.
Esto último es muy importante: el coche corrige. Durante unos segundos el vehículo toma el control de los mandos y nos devuelve a la seguridad del carril. Toma decisiones (simples). Es decir, el LFA es un sistema de conducción autónoma de Nivel 1. Es un primer paso hacia el último nivel, ese que permitirá que nos durmamos mientras “conducimos”, algo aún a mucha distancia.
Automatizar cuánto nos acercaremos al vehículo de delante
La conducción autónoma de Nivel 5 cuenta con un gran abanico de herramientas para hacer que el vehículo llegue al necesario hito “cero muertes en carretera”. Entre ellas están las cámaras, el sensor LiDAR o los radares incorporados en distintos frentes del vehículo. Como el radar de proximidad frontal: el _radar cruise control_. Este permite automatizar el control de crucero mediante herramientas como el Smart Cruise Control o SCC.
El corto vídeo de arriba explica con sencillez cómo actúa este radar y qué automatización persigue: circulando a velocidad de crucero —otro automatismo— el radar se encarga de medir la distancia con el vehículo de delante, y el SCC de mantener la distancia mínima de seguridad.
Esto evita los alcances traseros ya que, de nuevo, se otorga al vehículo cierta capacidad a la hora de tomar decisiones. Para este sistema, esa capacidad es la de mantener cierto control sobre el freno y el acelerador mientras el conductor aún sigue pendiente de la vía. En la escala “cómo de inteligente es mi vehículo”, estamos hablando del Nivel 2.
¿Contará el vehículo autónomo con una mayor eficiencia?
Lo hemos tocado de pasada, pero el control de crucero (CC) es un elemento clave para el SCC, y no se entiende que el segundo trabaje de forma aislada. El CC es otro automatismo más, uno que nos evita presionar el acelerador y nos permite conducir de forma más eficiente. Es interesante no solo por el dinero ahorrado en combustible, kWh o hidrógeno, también por el impacto ambiental.
Los conductores están cada vez más interesados en tecnologías que eviten parte del impacto ambiental asociado a la movilidad, una de las grandes fuentes de la contaminación del entorno. De ahí que el mercado esté interesado en vehículos propulsados por motores alternativos, como la combinación de motores eléctricos con pilas de hidrógeno.
Hay consenso en que los vehículos autónomos maximizarán la eficiencia. Esto no solo significa que conducirán sin dar volantazos, frenar de golpe o acelerar pisando a fondo el acelerador (virtual, claro, porque en el Nivel 5 ni siquiera existirá esta palanca); sino que también usarán sistemas de propulsión limpios. El Hyundai NEXO es uno de los últimos lanzamientos en el mercado en hacer uso de tecnología de hidrógeno con agua como emisiones.
De momento, los conductores humanos tenemos la oportunidad de ir introduciendo poco a poco estas movilidades más responsables y, mientras tanto, ganar en el confort que ofrecen motores como los eléctricos, mucho más suaves y casi completamente silenciosos.
Vehículos que también automatizan el confort
Algo que tendemos a olvidar de la movilidad autónoma de Nivel 5 es el tiempo que ganaremos “al volante”. Montaremos en un coche que recorrerá 500 kilómetros del tirón. Sin descansar porque no lo necesitará. Podremos ir leyendo, aprovechar la noche para dormir, o pasar tiempo con la familia.
De momento, aparcar el vehículo con sistemas RSPA (asistente de aparcamiento remoto incorporado en el Hyundai NEXO es lo más parecido que tenemos a delegar tareas completas a las máquinas con ruedas. Este sistema en concreto roza el nivel 5 de autonomía porque el vehículo sale del espacio de aparcamiento por su cuenta, y también aparca solo, sin intervención humana.
Esto lo consigue mediante sistemas de radar, cámaras y una inteligencia básica que le permite tomar decisiones como girar el volante, acelerar o frenar. Puede sabernos a poco, pero es una función muy útil en determinadas situaciones. También es el primer paso para que el vehículo salga de la plaza, acelere, y empiece a circular por ciudad.
La ciudad, espacio crítico para el coche autónomo
La autopista es “fácil”. O al menos es más fácil que la ciudad a la hora de hacer que los coches conduzcan por su cuenta. Las carreteras son un espacio mucho más uniforme que los núcleos urbanos: líneas rectas, velocidades más o menos constantes y un flujo de vehículos regular sin las interrupciones de semáforos, pasos de cebra, rotondas o peatones. La urbe es compleja, y por tanto difícil.
De ahí que la ciudad sea, probablemente, el último bastión al que entrará la movilidad autónoma. Pero llegará, y lo hará acompañada de tecnología como el detector de peatones, ya incorporada en el NEXO. Esta última tecnología consiste en la combinación de cámaras y sensores que detectan la presencia de objetos cerca del vehículo.
Con respecto a las cámaras, estas están empezando a cubrir los temidos ángulos muertos gracias al asistente de puntos ciego. Éste se encarga de mostrar imágenes de las partes trasera y lateral del vehículo cuando vamos a hacer alguna maniobra de cambio de carril, algo que beneficia particularmente a los usuarios más vulnerables de la vía.
Todavía queda mucho camino para abrir una aplicación con la que llamar a un vehículo que ni siquiera tenga espacio para el conductor. Sin embargo, nos hemos puesto en camino. Llevamos décadas automatizando procesos simples y dando autonomía al vehículo. Un día colocaremos la última pieza pero, de momento, podemos seguir exprimiendo la tecnología actual.
Imágenes | Hyundai
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