Los Chromebook se han convertido en una gama de producto con entidad propia gracias a un trabajo de fondo que, fabricantes como Acer, han hecho durante los nueve años que este tipo de portátiles llevan entre nosotros. No ha sido una carrera fácil, ni mucho menos. Cuando los Chromebook se presentaron, su posicionamiento era de nicho y se situaba en una complicada posición: la conectividad de internet era bastante más lenta, cara y desconocida que ahora.
Presentar un producto en el que el eslogan señalaba que “el sistema operativo es el navegador” no tenía visos de convertirse en el hito del año. El tiempo ha dado la razón a Google y ha hecho que los Chromebook estén en el punto de mira de sectores paulatinamente más diversos, como el de la educación o el trabajo y teletrabajo.
Google Play y Linux: los Chromebook añaden más funcionalidad
La tienda de aplicaciones Chrome Web Store viene a ser el “front-end” de las extensiones que han ido desarrollándose para el navegador Chrome. Hoy en día, se ha convertido en un catálogo muy completo de “apps” que tienen su ubicación en la nube y su interfaz en el navegador web Chrome.
Los Chromebook, con su sistema operativo Chrome OS, han conseguido dar una entidad prácticamente de aplicación a las extensiones, con nada menos que más de 190.000 extensiones disponibles para su uso dentro de centenares de categorías.
Aun así, Google ha ido añadiendo más funcionalidades a Chrome OS y, por ende, a los Chromebooks. En 2016, añadió la compatibilidad con apps de la tienda Google Play, que debutó en una selección de Chromebooks como el Acer Chromebook R11. De este modo, a las 190.000 extensiones de la Chrome Web Store se añaden las de la tienda Google Play para instalar desde Skype hasta 'Minecraft'.
La compatibilidad con Linux y aplicaciones Linux llegó en 2018 con Crostini, una tecnología de contenedores (máquinas virtuales “ligeras”) que permiten lanzar las aplicaciones Linux sin salir del espacio de trabajo de Chrome OS. En 2019, se integró esta funcionalidad con los Chromebooks en modalidad beta, que es el estado en el que sigue ahora.
Está planeada, además, la compatibilidad con aplicaciones Windows a través de la máquina virtual Parallels. De este modo, se podrán usar apps nativas de Windows en Chrome OS sin tener que arrancar el equipo en modo Windows.
Más funcionalidad igual a más hardware
Que Google añada más posibilidades al repertorio de habilidades del sistema operativo no está mal. Al contrario: insufla más vida a los Chromebook, que extienden sus posibilidades más allá de la nube al ámbito de las apps instaladas localmente.
A cambio, encontramos que la elección de un Chromebook va a empezar a depender también de hasta dónde queramos extender la funcionalidad de nuestro equipo. La funcionalidad cloud no va a variar sustancialmente y dependerá mucho más de la calidad de la conexión de internet que estemos usando.
Pero para que las apps de Google Play o las de Linux, o las de Windows en el futuro, funcionen con las máximas garantías de rendimiento, el Chromebook va a necesitar más procesador, o más memoria o más almacenamiento o todo a la vez.
Los Chromebooks también empiezan a ser premium
En un principio, la mayor parte de los Chromebooks compartían un hardware similar en procesador, memoria o almacenamiento, ajustando estos componentes a escenarios de uso en la nube con extensiones de la Chrome Web Store. Ahora encontramos también modelos con configuraciones similares a las de los equipos Windows.
Es decir, encontramos equipos Chromebook con, por ejemplo, procesador Core i5 de Intel, 8 GB de RAM y 128 GB de almacenamiento en una pantalla táctil de 13,5’’. Algunos añaden la opción de uso de un puntero digital de precisión como el Acer Chromebook Spin 713 CP713-2W, que bien podría ser una configuración estándar para Windows, pero en un Chromebook estamos ante una configuración premium.
De igual forma, vemos equipos Chromebook con procesador Mediatek, 4 GB de RAM, 32 GB de espacio y pantalla de 11,6’’, más económicos, como el Acer Chromebook Spin 311.
Estos podrían ser dos extremos dentro del repertorio de equipos Chromebook de Acer. Entre medias, descubrimos una amplia variedad de propuestas con diferentes tamaños de pantalla, CPUs, memoria RAM, almacenamiento o acabados.
Si vamos a quedarnos con una experiencia cloud, junto con un uso comedido de apps de Google Play, no es necesario buscar configuraciones premium. La experiencia web será similar en cuanto a rendimiento y tiempos de respuesta, que dependerán de la calidad de la conexión de internet más que del hardware.
Si queremos disfrutar de apps de Google Play y/o de Linux o más adelante de Windows, tendremos que optar por procesadores más potentes, con más RAM y más almacenamiento, siempre y cuando queramos que la experiencia de uso sea fluida. Como contrapartida, entre otros efectos colaterales, tendremos menos autonomía que en una actividad puramente cloud, especialmente si apostamos por juegos de la Play Store.
El valor añadido: mejores acabados y mejor diseño industrial
Los Chromebook son portátiles resistentes y fiables. El sistema operativo es estable, arranca rápido, se apaga y se pone en suspensión en pocos segundos, se restaura sin problemas y, aunque se borre todo el equipo, al estar prácticamente todo en la nube, no supone un mayor problema. Cuando nos autentiquemos contra nuestra cuenta de Google, recuperaremos la actividad prácticamente donde la hubiéramos dejado.
La diferenciación entre modelos de diferentes gamas puede ser tanto por razón de su tecnología de procesador, memoria, pantalla o almacenamiento como por su acabado, materiales y diseño industrial. Es la estrategia de Acer, que cuenta con una extensa gama de equipos Chromebook.
Un caso práctico: Acer
En lo más alto de la gama, acudiendo al caso de Acer, tenemos los Chromebook Spin 713 y 713 Enterprise. Cuentan con cristal Gorilla Glass para la pantalla, certificación MIL-STD-810-G que ofrece un nivel extra de protección frente a golpes o condiciones ambientales complicadas, así como un diseño industrial atractivo y ergonómico, como su pantalla 3:2 táctil.
Dentro de esta familia, hallamos procesadores como los Pentium Gold, Core i5 o Core i3, con hasta 16 GB de RAM y 128 GB de almacenamiento. Para usos cloud y/o Android, el Pentium Gold será la opción óptima. No es una configuración premium en cuanto a tecnología realmente, pues se trata de un procesador Pentium, que no es precisamente de gama alta. Sin embargo, el equipo en sí es premium en la parte de acabados, diseño industrial y materiales.
Para usos con aplicaciones Linux o escenarios multitarea, los modelos con Intel Core i5 serán más ágiles. Aplicaciones como Blender en Linux, por ejemplo, o GIMP pueden consumir muchos recursos locales. En este caso, y especialmente en el modelo con 16 GB de RAM, sí que estamos ante una configuración premium.
El Chromebook 514 de Acer se posiciona en un punto intermedio, con carcasa de aluminio, pantalla de 14’’ táctil, procesador Intel Pentium, 4 GB de RAM y 128 GB de almacenamiento. Combina un procesador relativamente modesto pero capaz y la RAM justa con una capacidad de almacenamiento elevada, lo cual es óptimo para un uso intensivo de apps de Google Play de manera que no nos quedemos sin espacio. Es una máquina perfecta para un uso cloud más local a través de la Play Store, pero menos indicado para Linux.
En el extremo inferior de la gama, tenemos modelos como el Acer Chromebook Spin 311, convertible con pantalla táctil de 11,6'', 4 GB de RAM y 32 GB de almacenamiento en su modelo más básico, óptimo para un uso en la nube sobre todo. El modelo de 64 GB es también indicado para ejecutar apps de la Play Store.
Chromebooks, una familia que crece
Los Chromebooks han llegado a un momento interesante de madurez. Su funcionalidad es extraordinaria gracias a sus tres principales posibles fuentes de aplicaciones. Las cloud en la Chrome Web Store, las provenientes de la Google Play Store que se ejecutan en local como si fuera un smartphone o tableta, o las que instalemos en el entorno Linux que ya viene integrado en modalidad beta en los Chromebooks más recientes.
En el futuro cercano, parece que llegarán las aplicaciones Windows a través de entornos virtualizados. Con ello, empezamos a tener que acomodar la elección de un equipo Chromebook a lo que vayamos a hacer con él.
La elección de equipos con un precio más elevado estará modulada por dos vectores: la tecnología de procesador, memoria y almacenamiento junto con la pantalla es uno de estos vectores, y el acabado, diseño industrial o materiales es otro de ellos. Pueden darse los dos a la vez o puede que, por ejemplo, elijamos un equipo con un buen acabado y diseño, pero con un procesador no especialmente potente si no vamos a usar aplicaciones en local como las de Linux.
De momento, si elegimos un procesador como un Core i5, por ejemplo, estaremos también ante un ordenador con un acabado, diseño y materiales premium. Lo cual no quita que en el futuro aparezcan más propuestas en las que estemos ante acabados más modestos con tecnologías alineadas con un uso "local" exigente en entornos Linux o Android.
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