Ya seas una pyme, emprendedor o autónomo con trabajadores -o no- a tu cargo, tarde o temprano tendrás que acudir a una impresora. Una presentación para un cliente, un CV o un borrador de proyecto pueden recordarnos que ese gadget que siempre está al fondo del despacho a veces se vuelve imprescindible.
En estos escenarios profesionales, el usuario prioriza los costes de propiedad del dispositivo. Pero también busca velocidad, soporte para varios usuarios simultáneos, admisión de distintos tipos de papel y gramajes, servicios adicionales que le ayuden a rentabilizarla inversión y economizar tiempo...
Por ello, muchos fabricantes han desarrollado modelos de impresión de inyección para pymes y startups modulables y flexibles, que se adaptan al consumo y posibilidad de inversión. Algunos incluso, como HP, despliegan servicios asociados como el suministro en domicilio de tinta para reemplazar los cartuchos en el que nos detendremos más adelante. Sea como fuere, lo cierto es que en este segmento la tecnología de inyección de tinta avanzada propone interesantes ventajas frente a la impresión láser.
Láser vs inyección
Como podemos ver en el vídeo, la impresión de inyección de tinta no es sólo una alternativa para hogares o pequeños despachos, es de hecho la opción más coherente para entornos profesionales donde se exija rapidez y rendimiento. Y lo es por estos tres pilares:
– Calidad: las impresoras de inyección de tinta diseñadas para profesionales, como la gama HP OfficeJet Pro, conceden una elevada calidad global frente a una láser a la hora de representar documentos mixtos de gráficos, imágenes y textos.
– Economía: el coste, por norma, es habitualmente inferior (con el mismo número de páginas) al de la impresión por láser. Además, las impresoras suelen contar con tamaños muy contenidos que optimizan el consumo energético.
También inciden en este apartado servicios como HP Instant Ink, que facilitan la logística a las pymes o pequeños empresarios de reposición de tinta a través de un pack con nuevos cartuchos que llega a destino, sin gastos de envío adicionales, cuando la tinta está próxima a acabarse.
Parte de la comodidad reside en que es la propia impresora la que detecta cuándo los niveles de tinta son bajos y hace el pedido de más cartuchos directamente a HP sin que el empresario tenga que preocuparse por nada. Además, con este servicio, el ahorro en tinta es de hasta un 70% y en la tarifa mensual se incluye todo: la tinta, el envío y el reciclaje de los cartuchos usados.
– Velocidad: La inyección de tinta crea colores a partir de una mezcla (cyan, amarillo, magenta y negro), expulsa gotas hacia el papel creando un mapa e imprimiendo por bloques. Nada de impresión en líneas, con el consiguiente ruido y gasto de tiempo extra.
Creciendo según crece nuestra necesidad
Obviamente, no todos los emprendedores o pymes tienen las mismas necesidades, por lo que la elección del modelo que mejor les conviene vendrá determinada por el rendimiento que esperan. Como amplía la infografía de más abajo, las impresoras HP OfficeJet Pro han sido concebidas para entornos de 1 a 5 personas que imprimen una media de páginas inferior a las 2000 páginas.
Aquí podemos encontrar una gran familia y modelos como las OfficeJet Pro 6970 o 7740, que se diferencian por los índices de impresión mensual o la necesidad de imprimir en más formatos. Todo depende de nuestro negocio.
¿Puede ser inteligente una impresora?
Diariamente en Xataka hablamos de innovación, de blockchain, Internet de las Cosas, cloud computing, machine learning, lavadoras inteligentes y frigoríficos aún más inteligentes. Pero tal vez estamos ignorando que hoy día existen impresoras conectadas, que esta evolución tecnológica también va con ellas.
Por ejemplo, la app HP Smart, para iOS o Android, permite adquirir cartuchos, escanear documentos desde la cámara del smartphone al correo electrónico, editar e imprimir fotos desde Facebook, configurar la impresora a distancia, solicitar asistencia técnica, incluso personalizar los propios módulos de la app o la posibilidad de crear un atajo e imprimir desde el email con un click —y también pueden usarse sus impresoras mediante tecnología NFC—.
Si nos fijamos en las startups, como núcleo tecnológico a pequeña escala, estas han transformado sus modelos de comunicación: el viejo busca por Slack y las libretas de papel por Trello. Pero la impresión tradicional sigue siendo necesaria: borradores para inversores, presentaciones para concursos de agencias, ideas de negocio o simples dibujos bocetados para presentar ideas.
Porque, digamos lo que digamos, todavía entendemos mejor una idea cuando la tocamos, cuando sentimos esa fisicidad plástica. ¿Una perogrullada? Nuestros sentidos no engañan: nos aporta más seguridad un diagrama sobre papel que el enésimo Excel digital.
Sostenibilidad y eficiencia
Esto no es un canto a la impresión, nada más lejos. Hay que evitar el consumo innecesario, recordándolo en la firma de cada email. Este es, con precisión, uno de los mantras de algunos fabricantes con sus impresoras de inyección de tinta. Si nos fijamos en los objetivos de HP, en su trabajo por diseñar la impresora idílica han logrado con sus series OfficeJet Pro 6000 y 8000 reducir los residuos de cartuchos y packaging hasta en un 90% respecto a los residuos de la impresión láser.
Y también, en lo relativo al estricto funcionamiento, han recortado el gasto energético. Al fin y al cabo, la impresora ya no se usa mediante un USB, es ese aparato tecnológico que siempre está conectado, al fondo de la sala, esperando recibir la orden por WiFi.
Se trata de combatir los problemas clásicos: tinta que se seca y acaba obstruyendo los conductos extrusores, gasto irresponsable —por puro desconocimiento— y demás trabas que nos hacían preguntarnos “qué pasa con esta impresora que apenas tiene un año de vida y ya marcha a trompicones”. Asimismo, las máximas del rendimiento eficiente pasan, inevitablemente, por reducir la huella ambiental al mínimo posible.
El objetivo, pues, es adaptarse a cada escenario de consumo. Y eso es lo que pretende el servicio a domicilio de reposición de tinta Instant Ink que mencionábamos al comenzar este artículo.
Tan obvio como funcional: un primer acercamiento de 15 páginas impresas al mes o fotos gratis para quienes apenas utilizan su OfficeJet Pro 6000 y 8000 en el Plan de Impresión Gratuita. Existe un segundo Plan de Impresión Ocasional de 50 páginas mensuales por 2,99 €; el Plan de Impresión Moderada contempla 100 páginas por 4,99 €; y, finalmente, el Plan de Impresión Frecuenta suma 300 páginas al mes por 9,99 €. Con todos los planes se incluye, sin coste adicional la tinta, el envío y reciclaje de los cartuchos usados.
La fórmula es clásica: a mayor gasto, mayor rango de ahorro —hasta un 70% de tinta, como estima el propio fabricante en el plan superior—. Aunque, para muchos emprendedores la clave reside en el espacio.
Y seguro que más de uno se siente identificados: el servicio HP Instant Ink informa por email cuando quedan pocas páginas del plan (un 20%), permite modificarlo en el mes en curso y, lo que es mejor, evita ese drama infernal de acumular cajas y de comprar sin sentido “por si las moscas”.
Usos poco comunes (donde premia la urgencia)
Pongamos que trabajamos con un equipo y proveedores en localización remota. Y estamos sin WiFi. Las impresoras HP son compatibles con ePrint, de manera que podemos imprimir un borrador de trabajo con ideas de distintos proveedores desde un ordenador portátil a través del correo electrónico y una “zona WiFi” habilitada desde nuestro smartphone.
Imaginemos que somos emprendedores —interioristas, modistas, fotógrafos de stock promocionando nuestro catálogo…— que, ante todo, primamos las fotografías en alta calidad en tránsito a la oficina. El binomio poco tiempo-máxima calidad es un habitual en sectores donde el visual prima.
Ahora pensemos que nuestra pyme necesita reducir costes a cualquier precio. ¿Debemos retirar los equipos de impresión de nuestras instalaciones? En absoluto: como ya hemos visto, el servicio HP Instant Ink cuenta hasta con un plan gratuito para quienes apenas imprimen. Un simple login en la cuenta del usuario y en dos clics habremos cambiado nuestro tipo de servicio.
¿Quién prefiere el papel?
En la era digital —y de la digitalización— la impresión tradicional se nos antoja un monolito vetusto y ajado por el tiempo. Hasta que recordamos nuestros mapas turísticos viajando a cualquier ciudad ajena, los catálogos de compra, los trabajos urgentes en la facultad y la facilidad de transmitir conocimiento.
Nuestro cerebro es flexible, pero parece preferir el papel. Apenas se trata de pequeñas diferencias metacognitivas, pero la información del papel escrito parece perdurar mejor que la digital. Una absorción mayor de información, en palabras de la experta Anne Mangen (Universidad de Stavanger, Noruega), por estar ante un modelo más acotado, que la estimulación táctil de un sistema más digital.
¿Las razones? Se hipotetiza con la velocidad y profundidad de lectura. Naomi Baron constató mayor concentración frente al papel.
Nicholas Carr tildó de superficial la lectura digital, y una amplia argumentación de la profesora y neurocientífica de la Universidad de Tufts, Maryanne Wolf, comprobó que la forma en la que leemos en digital afecta a la profundidad en la que entendemos, adquirimos y analizamos los conceptos del texto. Recordemos esto —o imprimámoslo— la próxima vez que oigamos clamar eso de “el papel está muerto”.
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