No diremos nada nuevo al sentenciar que la forma en la que consumimos televisión ha cambiado radicalmente. Se devora en otros formatos: tablets, móviles, consolas, ordenadores… Y su éxito, su cuota de pantalla, se mide de forma distinta: impresiones, actividad social, visitas, trendings, retweets, etcétera. Ser fan de una serie es más fácil que nunca, tenemos las herramientas servidas, tenemos al community manager a golpe de click. Los telespectadores de antaño ya no se sientan en torno al sofá con la cena en una mesita plegable. Bueno, también, pero ahora la serie se comunica y mueve al ritmo de la vida del espectador. Y no al revés.
Un ejemplo, Scream Queens, una de las líderes en redes sociales: más de un millón de me gusta en Facebook, 773.000 seguidores en Instagram, 356.000 en Twitter, 3’7 millones de bucles en Vine. Bajo todos esos números se produce la alquimia. El contenido creado por los seguidores se funde con el original, tenemos emojis para la ocasión —un fan de ‘El Ministerio del Tiempo’ creó stickers de la serie para la app Telegram— y, lo que hace años denominábamos fanfictions, ahora bien podrían ser los guiones de una nueva temporada. ¿Recuerdan el incendio digital con el final de Perdidos? Pues eso no es nada comparado con la revolución actual.
Una nueva forma de hacer televisión en España
Historiador de profesión y co-creador, junto a su hermano Pablo, de series como Isabel, Javier Olivares da en el clavo al señalar la accesibilidad como punto cardinal de encuentro. Los visionados en diferido, colgando cada capítulo en la plataforma de RTVE horas después de su emisión, permiten abordar un mayor público, en diferentes husos horarios y zonas geográficas.
Cada vez que un nuevo capítulo de ‘El Ministerio del Tiempo’ aparece en pantalla, es fácil ver, poco después, varios hashtags sobre la serie escalando posiciones hasta el trending topic mundial de Twitter. ‘El Ministerio del Tiempo’, a parte de creativa, arriesgada para el target casual —no olvidemos que la sci-fi desacomplejada en España, nos pongamos como nos pongamos, siempre ha arqueado cejas— ha sabido abrirse paso de manera brillante entre el espectador del siglo XXI, joven y participativo, haciendo de Internet su ecosistema de crecimiento.
Para ver el archivo fotográfico secreto de su Instagram hay que ser seguidor
Para ver el archivo fotográfico secreto de su Instagram, compuesto por cuadros y fotos de momentos históricos en clave ucrónica, hay que ser seguidor. Y ya reúne a 9.500. O, para formar parte de su grupo de Whatsapp: no vale con solicitar acceso, hay que aprobar un pequeño test vía web y demostrar así conocimientos suficientes de Historia de España. Su funcionamiento es como el de una newsletter para fans: material anticipado, goodies exclusivos y otros regalitos para recordarnos que somos parte de un club selecto; los ministéricos.
Con 61.000 ministéricos en Facebook y otros 52.300 en Twitter, los desvelos del ‘Ministerio’ están más difundidos que nunca. Una de las habilidades de la serie es enriquecerse con el pop actual y mezclarlo con esos guiños y chistes referenciales muy nuestros, territoriales, tratándolos con comodidad y sin complejo. Y esa comodidad se transmite. Toma la herencia de Berlanga, Cuerda y otros tantos y la lleva a la tele, en prime time, con un tercio del presupuesto de un serial anglosajón. También es habitual que, en clave cómica, veamos vídeos —editados o no— de escenas un tanto extrañas que se han documentado a la largo de la historia. Es un código fácil de entender e imitar. ¿La razón? El Ministerio, sin duda, que ya andaba haciendo de las suyas desde tiempos inmemoriales.
"Las series que quieren gustar a todo el mundo son una mierda"
«Hacer una serie no tiene que significar querer gustar a todo el mundo, porque las series que quieren gustar a todo el mundo son una mierda». Olivares hace suyas aquellas viejas palabras de David Simon. Simon, padre de seriales como 'The Wire', 'Treme' o la flamante 'Show Me a Hero', obras con un tempo narrativo y un olor fílmico que se distingue del resto y las hace únicas, señalaba hacia esos riesgos que hay que acometer, contra viento y marea, si quieres hacer algo distinto. Series que incomodan cuando levantan al espectador de su zona de confort y se reivindican.
Un capítulo de ‘El Ministerio’ cuesta una media de 500.000 euros, calderilla comparado con los casi nueve millones de uno de Juego de Tronos
Pero en España los riesgos no se llevan con facilidad. Las peleas entre ministros no sólo se dan en la ficción: un capítulo de ‘El Ministerio’ cuesta una media de 500.000 euros. Puede parecer una fortuna, pero comparado con la danesa ‘1864’, de la cadena pública Danmarks Radio, es una chuchería: cada uno de sus capítulos cuesta en torno a los dos millones de euros.
Hace unos días Entertainment Weeky hacía unas exclusivas declaraciones donde señalaba que, para la sexta temporada de Juego de Tronos, cada episodio tiene un presupuesto de unos 10 millones de dólares, unos 8,8 millones de euros. Y ha de mirarse en sentido positivo. Como el propio Javier decía: «nuestra serie da trabajo a casi 300 personas. Con el presupuesto de capítulo y medio de 'Doctor Who', te hago la serie de ‘El ministerio’».
La cita de Doctor Who no es gratuita. La mítica serie que la BBC recuperó, tras su cancelación en 1989 después de 24 temporadas, entronca con ‘El Ministerio’ en muchos puntos. Las dos son valientes y arriesgadas, carismáticas y gamberras, saliendo y entrando en el hilo conductor sin prejuicios y, por el camino, enseñando toneladas de conocimientos a sus espectadores.
No se trata sólo de entretener, también de reinvertir ese tiempo en educar al espectador
La BBC mima al ‘Doctor’ porque, como señala Noel Ceballos aquí: «gracias a ella, su audiencia infantil aprende quiénes fueron la reina Isabel, Vincent van Gogh, Madame de Pompadour o William Shakespeare». Mientras algunos levantamos esa media sonrisa de recompensa cómplice, miles de chavales que no tenían ni idea de quién era el Empecinado descubrieron su importancia troncal en la derrota de las tropas napoleónicas. Además, a la vez que educa, también educa nuestra mirada narrativa, nuestra forma de comprender y disfrutar la ficción.
Las redes sociales son indispensables para una serie
No todo es cuestión de dinero. A nivel tecnológico, ‘El Ministerio’ cuida su entramado social por encima de cualquier otra serie española. Si escribes a sus cuentas, alguno de los community manager contesta al minuto, dando esa sensación de cercanía, de realidad, algo que hace una década en España era una barrera insalvable. Cuando los vientos de la cancelación asomaron, Twitter se movilizó con el hashtag #TVErenuevaMdT, solicitando su inmediata renovación, pese a que sus audiencias no fueran las que los hombres de traje y corbata demandasen. Aún renovada, todavía circulaba en Change.org una petición con más de 5.000 firmas suplicando que no acabara.
El boca-boca ha sido determinante en el éxito de ‘El Ministerio del Tiempo’. Con casi 400.000 personas después de la emisión en televisión del primer capítulo, aproximadamente un tercio del share total, ‘El Ministerio’ es una serie que se mide con el termómetro de las redes, permeable, donde sus propios autores comentan los capítulos, dejan caer posibles cambios, y fomentan ese constante retornar en busca de más información. Además, esto refuerza la imagen del autor. Como señala Javier: «si yo en RRSS no hubiera comunicado que soy el creador de Isabel, nadie se habría enterado».
Castiza, pero adaptando un modelo anglosajón
‘El Ministerio del Tiempo’ adapta ese formato anglosajón de convenciones con lecturas de guión a micro abierto, de pequeñas actividades paralelas, exposiciones, pases exclusivos para fans; o la implicación de los propios protagonistas típica en los meeting: cada martes se emite en rtve.es 'La Puerta del Tiempo', programa en el que el elenco repasa el capítulo emitido el día anterior, y donde contestan tweets, mensajes, etc. Todo un entramado que fortalece el vínculo entre los que están a un lado y otro de la pantalla.
El personaje de Angustias, por ejemplo, tiene su propio vlog. Esta webserie centrada en Angustias, secretaria del Ministerio, expande el universo de ficción comentando sus tropelías y anécdotas personales. Por otro lado, el podcast de Julián sirve de complemento porque permite enlazar todo eso que queda fuera de las líneas temporales centrales, todo eso que pasa entre bambalinas. Y hasta han resucitado 'El Caso', aquel semanario de crónica nacido en 1952, para documentar algunos asesinatos acontecidos dentro de la serie.
Esto entronca con aquellos aperitivos que, desde hace algunos años, se vienen potenciando para abrir el apetito de los fans. Los websodios, como en los casos de 'Perdidos', 'Anatomía de Grey' o 'True Blood', los sneak peek exclusivos para plataformas móviles, las páginas y blogs creadas ex profeso, los cómics y portadas fake en 'Dexter', etcétera. ‘El Ministerio’ tiene su propia Wiki; además, cada semana actualizan su Intranet, un portal exclusivo con noticias y detalles de futuros capítulos. Y, claro, para entrar en la Intranet tienes que saber la contraseña secreta, que está en las RRSS de la serie.
Series como 'Heroes', de la NBC, fomentaron su éxito cuidando el fandom, la venta de merchandising y la opinión popular, no sólo desde su círculo interno, prestando más atención a estas vías que al propio share general estadounidense. Al ‘Ministerio’ esta comunicación activa le ha dado prácticamente su razón de existir, como dice Javieren el vídeo «las RRSS han sido básicas para que yo haya podido hacer esta serie». El uso de un hashtag general y posicionarlo pronto, entre otras técnicas para ganar visibilidad, son claves para destacar entre tanto ruido digital.
El transmedia del MdT está perfectamente diseñado
Pero, como dice Olivares «siempre de una manera creativa, no de una manera oportunista». El equipo de producción entiende todo este material como una parte más de la propia serie. Junto al propio Olivares, Agustín Alonso de TVE y Pablo Lara de Onza Entertainment, diseñan el transmedia de la serie durante los tiempos de producción. Por ejemplo, en los ratos que los actores no tienen que rodar escenas graban el contenido exclusivo. Disponen de un calendario estructurado en torno a los plazos de rodaje y optimizan al máximo los recursos de los que disponen.
Se trata de optimizar los recursos y usar todas las posibilidades que brinda Internet hacia el espectador del siglo XXI
A veces son los propios actores los que se ofrecen, según Lara, a hacer más contenido gracias al feedback positivo que reciben de su público. Los guionistas cuentan con esta baza y escuchan a todas esas voces y ojos inquietos que detectan incongruencias en los guiones y se los apuntan en las redes. ¿Que todo el mundo se ha encariñado con un personaje puntual? No te preocupes: volverá a salir. ¿Que quieres un cameo específico? No pierdes nada por pedirlo.
En cuanto al merchandising, la estrategia también fue relevante: hace unos meses se escogieron nueve fans y el equipo de transmedia les contó las ideas que tenían para lanzar una línea de productos. Cada fan mostró su propuesta y de esta forma saben que, de todo aquello que vaya a ser vendido, al menos uno de los productos es de cosecha propia y del que recibirán la remuneración correspondiente en concepto de derechos de autor. Cuadernos, sudaderas, posters: mediante un sistema de venta flash —tiradas limitadas, cuando se agota uno de los productos se lanza otro distinto, alternativo— la tienda dispone un buen puñado de regalos para ministéricos.
La realidad virtual que viaja al pasado
Siguiendo su apuesta por otra forma de ver y hacer televisión, para el último capítulo de la segunda temporada, el número 13, que se emitirá hacia finales de mayo, tendrá un alto contenido en Realidad Virtual. Disponible en iOS, Android y Samsung Smart Hub, será, de hecho, el primer capítulo interactivo con RV del mundo. La idea de ‘La patrulla del Tiempo’ es la de sumergir al espectador dentro del Ministerio donde, mediante examen, poner a prueba los conocimientos en Historia y sobre la institución, para determinar si estamos a la altura y somos aptos como viajeros del tiempo.
No se sabe que podría depararnos una tercera temporada, pero ya se especula con ministéricos partícipes en el propio transcurso de la trama
Dicho capítulo se ha grabado en 360 grados mediante estereoscopía, con cámaras de alta definición y sonido envolvente 3D. Un episodio que ha costado 11 meses de trabajo y una segunda unidad de rodaje. Como sentencia Javier Olivares, en clave enigmática: «se pueden hacer capítulos muy muy atrevidos yendo al día anterior». ¿Qué quiere decir, qué puertas se abrirán en el futuro?
Al estilo de cómo concibe Ubisoft su propiedad intelectual ‘Assassin’s Creed’, la cual comparte no pocos elementos, desde los viajes en el tiempo hasta la transformación del pasado para reajustar el presente, el límite del Ministerio del Tiempo sólo lo marcan sus presupuestos. Nadie puede achacarles una falta de agallas, de querer aportar novedades a la ficción clásica y reimaginar el mundo en el que vivimos. Javier a esto añade un concepto «de gloria, de historia, y de ciudadanía. Es decir, de cómo la gloria de un país, un imperio… está muy bien estudiarla en Historia pero que, si la aplicáramos a día de hoy, quizá tendríamos un mundo que no nos gustaría tanto”.
No hace falta formar parte de un selecto grupo de viajeros temporales para saber que nuestra historia está teñida de medias verdades y alambicada de malos recuerdos. Que la escriben los líderes, los vencedores, como diría Orwell, y no los revisionistas. Pero para eso están los ministéricos, para seguir escrutando los secretos que guarda el tiempo. Y aprender en el proceso.
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