¿Por dónde empezar con Lovecraft? Uno echa un ojo al catálogo de Planeta Cómic y siente vértigo. Además, leer a día de hoy al padre del terror cósmico puede resultar confuso. Su literatura ha sido tantas veces reinterpretada, adaptada al cine, el cómic o incluso al videojuego que cuesta asimilar dónde reside el original y dónde, simplemente, persigues una huella o reinvención.
Sin embargo, tras revisar las novelas gráficas de Gou Tanabe, la respuesta está consumada. Este mangaka, absoluto conocedor del imaginario del autor de Providence, ha dado forma como nadie a esas montañas y esos antiguos y esas innombrables bestias nacidas en el corazón de la oscuridad cuando la humanidad aún no existía. Con un dibujo detallista hasta lo obsesivo y una narración entre lo cinematográfico y lo literario, las adaptaciones de Tanabe son el acercamiento ideal para iniciarse. O para hacer un ejercicio revisor desde la perspectiva del fan, si es el caso.
Y buenas noticias para los coleccionistas: no falta ninguna de sus óperas magnas. En abril de 2021 llegó la primera parte de ‘Las Montañas de la Locura’; después, la segunda entrega y, posteriormente, ‘El color que cayó del cielo’. En octubre de 2022 fue el turno de ‘La sombra sobre Innsmouth’ y durante 2023 hemos tenido la oportunidad de ver engordar esta biblioteca: en marzo llegó ‘La llamada de Cthulhu’ y ahora, hace apenas unas semanas, durante septiembre, ‘El morador de las tinieblas’ corona las estanterías de las librerías. Eso sí, cuando empiezas por uno, cuesta parar antes de saltar al siguiente.
Y justo ahora que arranca el mes spooky, temporada de calabazas podridas y caramelos de regaliz, este puede ser el encaje perfecto para asimilar la obra de uno de los padres del terror. Pero mejor demos un par de pasos hacia atrás; no demos nada por sentado. ¿De dónde viene todo esto?
Lovecraft para novatos
Vamos con algunos datos de ese tal Howard, chaval enfermizo y enclenque criado por una madre sobreprotectora que tendía a escabullirse con más frecuencia de lo reconocible a la gran biblioteca de su abuelo. Fue allí donde nacieron los primeros mitos, leyendo ‘Las mil y una noches’ y los pilares de la literatura grecolatina, ‘Ilíada’ y la ‘Odisea’. Porque Lovecraft siempre fue un devorador de libros: a los dos años ya leía poesía y a los siete comenzó a escribir. Con quince publicó ‘La bestia en la cueva’. Sus padres intelectuales son de sobra reconocibles: Edgar Allan Poe, Ambrose Bierce y Lord Dunsany.
Su futuro, sin embargo, no tardaría en truncarse: hay quienes hablan de agorafobia, otros de simple introversión y la mayoría de depresión, corea de Sydenham y falta de estímulos sociales. Tal fue su dolencia que nunca llegó a graduarse en la escuela superior. Encerrado en su habitación y con la escasa conexión de su madre y sus tías, Lovecraft se refugió en la literatura, mientras afilaba su ejercicio crítico.
De hecho, de aquí llegó su conexión con el mundo real: tras varios ejercicios críticos, la United Amateur Press Association le invitó a unirse y por fin entabló amistades fuera del círculo familiar. Y a escribir ficción con la fiereza de la adolescencia. Desde ‘La tumba’ y ‘Dagón’ —de marcado carácter pulp; no en vano algunos relatos acabarían en ‘Weird Tales’— hasta sus obras donde el Necronomicón y un tal Cthulhu se paseaban persiguiendo a los pescadores.
Rematamos este repaso biográfico con otra clave, con una pulsión crecía en su interior: el desconocimiento hacia todo eso que se escapa de lo tangible. Esa brecha entre lo científico y lo esotérico le estimuló hasta el punto de obsesionarlo… e inspirarlo en sus mejores libros. Ninguna de estas obras le garantizó riqueza, ni fama. Fueron sus amigos, de hecho, quienes la rescataron: August Derleth y Donald Wandrei fundaron la editorial Arkham House y publicaron, ya con Lovecraft fallecido por el cáncer, tanto su obra como otros relatos ambientados en su mitología.
Quién es Gou Tanabe
Hagamos ahora el mismo ejercicio sobre el mangaka que nos ocupa. Porque Gou Tanabe es un maestro. Y, sobre todo, es mucho más que la puerta de entrada ideal al universo de H.P. Lovecraft. Nacido en 1975, debutó muy tarde pero por todo lo alto: en 2001 ganó el Premio Shiki de la revista Afternoon por ‘Sunakichi’. Tras adaptar a Chekhov y ‘Veintiséis y una’, el poema de Maksim Gorki, llegó un periodo de sequía. Uno que lo llevó hasta Lovecraft: buscando ideas sobre historias de monstruos se topó los “los mitos”. Amor a primera vista.
En 2007 adaptó ‘El Extraño’ e inmediatamente después continuó con ‘El color que cayó del cielo’, ‘En las montañas de la locura’, ‘El morador de las tinieblas’ y otras. Nominaciones a los Eisner y algún que otro Premio Daruma mediante, continuó con Genius Loci y Mr. Nobody, uno de los thriller más compactos de su carrera. Finalmente, el autor de la región de Kantō regresó a Lovecraft, con ‘La Sombra Sobre Innsmouth’.
Dice Tanabe que su forma de trabajar es lenta, pausada. La realidad es que su forma de trabajar, tan metódica y pletórica de detalles, impone un ritmo distinto al del cómic de acción tradicional. Tinta negra, negrísima a veces —hasta devorar la luz—, imágenes de una crudeza espeluznante y un ritmo propio de una aventura de Conan.
Si bien Tanabe acostumbra a narrar siguiendo una disposición de 2+3, muchas de sus viñetas rompen el formato tradicional y ocupan páginas completas. Son en estos momentos donde puedes detenerte durante un par de minutos para saborear la majestuosa escala de las catedrales de roca, esos mares intempestivos y esas bestias marinas con las que Lovecraft soñó desde sus años adolescentes.
Y si bien la influencia de Osamu Tezuka de deja entrever en algunos perfiles y gestos, llama también la atención su estilo más pulp, “occidental”, frente al orientalismo del manga canónico. Las expresiones son capaces de capturar cada sentimiento, cada momento de terror desencajado ante las locuras de las que son testigos o, directamente, cada mirada perdida ante esa cordura huida. Pocas veces un manga es tan respetuoso —no en vano, Tanabe dedica estas obras al propio Lovecraft y a nadie más— y a la vez tan propio, tan calmado y febril. Un estudio arquitectónico de los tropos de Lovecraft como no se han adaptado hasta ahora. Y difícilmente se volverán a adaptar.
Una década de tributo
Aunque el orden de escritura y publicación fue inverso —primero se entregó ‘La llamada de Cthulhu’, que sirvió de sustrato y canon mara muchos relatos venideros, después sería el turno de ‘El morador de las tinieblas’ y finalmente de ‘La sombra sobre Innsmouth’—, las publicaciones de Planeta en España se han tejido por su propio ritmo. Y aunque la tradición dice que no deberíamos despertar aquello que debería seguir dormido, es de agradecer que Planeta haya tenido a bien traernos estos trabajos de Tanabe y hacerlo, además, bajo un formato tan cuidado —tapa dura, encuadernación cosida— y un precio tan afilado.
Queda en el lector por dónde comenzar. Si por La sombra sobre Innsmouth, ese viaje del estudiante que acabará por descubrir el pasado de un pueblo antaño fértil y ahora poblado de maldiciones. O por El morador de las tinieblas, la más reciente adaptación que narra la investigación de Robert Blake, la cual revelará un culto milenario. O La llamada de Cthulhu, por qué no, el gran clásico donde toda una tripulación se ve arrastrada por algo incognoscible. Cualquiera de ellas son, con certeza, perfectas puertas de entrada.
Lovecraft entendió de manera prodigiosa las leyes del tiempo y la materia, supo crear iconos a partir de la bruma abstracta: Cthulhu es uno, pero hay muchos más. Su narración fragmentada, su estilismo entre lo arcaico y la vanguardia, todo esto está aquí encapsulado para ser liberado. “Me siento como si me hubiera colado en el sueño de los locos”, dirá uno de los marineros encallados en la gargantuesca ciudad de R'lyeh —una ciudad de “geometría equivocada”. Colarse en las adaptaciones de Tanabe es entrar directamente en el panteón de las pesadillas que Lovecraft soñó.
Imágenes | Planeta de Libros
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