La cámara es uno de los componentes más importantes de un móvil de cara a su posicionamiento de gama. Junto con el procesador, la memoria o el almacenamiento, la calidad de la cámara o la presencia de dos o más ópticas es un elemento diferencial, capaz de marcar la elección entre un dispositivo u otro incluso aunque eso suponga desembolsar una cantidad de dinero mayor.
Los móviles han ido apropiándose de las funcionalidades de otros dispositivos, tales como los reproductores MP3 para escuchar música, las consolas de videojuegos portátiles para jugar o las cámaras de fotos para hacer fotos. Tanto es así que los móviles incluso de gamas medias ya ofrecen una calidad fotográfica equivalente a la de las cámaras de fotos dedicadas y compactas de gamas de entrada y media. Con todo, pasar de ahí es complicado, en tanto en cuanto no hay espacio físico para integrar ópticas de tipo zoom.
Algunos fabricantes lo intentaron con productos móviles que integraban grupos ópticos con distancias focales variables, aunque su aceptación fue marginal al comprometer la facilidad de manejo que caracteriza a un smartphone, así como su ligereza o el espacio que ocupa. El éxito del smartphone está en su ergonomía y manejabilidad, por lo que cualquier diseño que se afronte tiene que respetar esas variables.
Los orígenes de ir sumando cámaras
Lo que sí empezó a verse como viable fue integrar más de una cámara, cada una de ellas con focales diferentes o con habilidades tales como la medición de la profundidad de las escenas. HTC fue una de las empresas pioneras en este campo, con modelos como los HTC One M8 (2014), con un sensor específico para capturar datos de profundidad y crear efectos de desenfoque selectivo.
Kodak ya ensayó con la instalación de varias ópticas en su cámara EasyShare V570 allá por el año 2006, incorporando un gran angular de 23 mm y un zoom adicional, pero es en los móviles donde se encuentra un mayor beneficio de esta técnica. El zoom digital es una opción que hay que manejar con cuidado, ya que la calidad final se resiente mucho. Si tenemos un sensor con un elevado número de píxeles, siempre se puede hacer un recorte y sacrificar resolución, pero lo suyo es que las diferentes focales sean ópticas y no digitales. O, al menos, híbridas, combinando zoom óptico con mejora digital.
El LG G5 (2016) fue el primer terminal con doble cámara gran angular y angular convencional. El primero era especialmente amplio, con unos 9 mm de distancia focal equivalente. El LG G6 (2017) pasó a 12 mm y el G7 a unos 16 mm. Otros fabricantes, sin embargo, optaron por usar como segunda cámara un zoom 2x óptico. 2016 fue, de hecho, el año en el que dio comienzo a la carrera por la mejor doble cámara trasera.
A continuación llegarían modelos como los Huawei P9, P10 y Mate 10 con cámara monocromo Leica y zoom 2x sin pérdida de calidad, así como otros terminales que integraban focales 2x ópticas y modos especiales para retrato y desenfoque selectivo. Otra modalidad que se ha mantenido es la de la doble cámara, en la que la segunda cámara no hace fotos pero sí capta profundidad.
En los Huawei P20 Pro se incluyó una triple cámara con sensor monocromo, angular normal y zoom 3x. Y con los Mate 20 Pro llegó la triple cámara trasera, de manera que incluye un gran angular, angular normal y un zoom óptico 3x.
Así hasta llegar al momento actual, en el que Samsung ha presentado terminales con cuatro cámaras traseras como el Galaxy A9 o tres cámaras traseras y hasta dos frontales en sus nuevos Galaxy S10 y S10 Plus ; o LG, con el V40 disfrutando de tres cámaras traseras, con zoom 2x y gran angular y angular normal.
Nokia, con el N9, llega a las cinco cámaras traseras, siendo el techo actual en cuanto a cámaras integradas en un móvil, además de la (o las) cámara delantera. En la parte delantera, tenemos a lo sumo dos cámaras fotográficas, a las que hay que sumar las ópticas para detección facial en el caso de que se use un hardware diferenciado para ello.
La nueva cámara ToF
La cámara recién llegada al mundo de los teléfonos móviles es la cámara ToF o Time of Flight. Es una cámara que no captura imágenes: lo que hace es capturar la posición espacial de los objetos frente a ella, calculada a partir del tiempo que tarda en llegar a los distintos píxeles del sensor los haces de luz reflejados por los objetos. De este modo, se puede saber qué elementos hay frente a la cámara y hacer que el sistema responda ante eventos de movimiento.
Las Microsoft Kinect usaban este tipo de cámaras para convertir al cuerpo en un mando de juegos, por ejemplo. Pero ahora se ha miniaturizado la tecnología para que se pueda integrar en los móviles y permitir que sean capaces de convertirse en una consola de videojuegos tipo Kinect conectada a la tele. Honor View 20 ha sido uno de los terminales pioneros en integrarla.
OPPO ya lo intentó en el RX17 Pro, pero no parece fácil integrar este hardware con Android. Como suele suceder con este sistema operativo, cuando se introduce una innovación de hardware, los fabricantes tienen que apañárselas para desarrollar los controladores que permiten a las aplicaciones que se ejecutan sobre Android acceder al hardware propiamente dicho. Posteriormente, Google suele integrar los controladores de forma nativa en el sistema operativo, facilitando el desarrollo de apps que usen una tecnología como esta.
Diferentes cámaras, diferentes tipos de foto
En fotografía, lo habitual es trabajar con diferentes tipos de ópticas dependiendo de lo que queramos fotografiar. Así, para instantáneas en las que se necesite capturar el máximo de escena posible, se usan los grandes angulares. Es el caso de la fotografía de paisajes o de arquitectura para retratar el skyline de una ciudad. El gran angular va desde los 12 mm a los 24 mm aproximadamente y como efecto característico está el de acentuar los puntos de fuga.
Para fotografías en las que queramos capturar escenas lejanas, conseguir efectos de aplanado de perspectiva o hacer retratos, un teleobjetivo es recomendable. El efecto, además de acercar los objetos o las personas, es el de aplanar la perspectiva, como decíamos antes. Las distancias focales van desde los 70 mm a más de 1.000 mm. 105 mm es otra distancia focal habitual para un teleobjetivo.
En este sentido, un zoom 2x no es especialmente relevante de cara a conseguir efectos ópticos que sean diferenciadores frente a los angulares tradicionales. Es por eso que la integración de un zoom 3x como sucede en los Mate 20 Pro o P20 Pro de Huawei ha supuesto un gran salto cuantitativo y cualitativo en el manejo del zoom. Y el próximo P30 parece que mejorará aún más, a la vista de los adelantos que desde Huawei avanzan antes de la presentación que tendrá lugar en París el 26 de marzo y que retransmitiremos en directo.
Otro tipo de fotografía popular es la macro. Es decir, aquellas en las que se capturan escenas a una distancia muy cercana del objetivo. En estos casos, el objeto fotografiado tiene un tamaño en la foto que es igual o superior a su tamaño real. Esto se suele expresar indicando que estamos ante un macro 1:1 o 2:1 si el factor de ampliación es de 2.
Para fotografías convencionales tenemos las ópticas con distancias focales de entre 24 mm y 35 mm. Son las “de toda la vida”, y la captura equivale más o menos a lo que vemos habitualmente con nuestros ojos.
Versatilidad es la clave
Los smartphones empiezan a usar sistemas de cámaras múltiples que cuentan con grandes angulares de unos 16 mm de distancia focal equivalente, con angulares de unos 27 mm y teles de 54 (2x) mm o incluso 81 mm (3x). Estas configuraciones ofrecen un repertorio bastante completo de focales a los amantes de la fotografía y múltiples posibilidades de cara a retratar una escena.
En la imagen tenemos un resumen con las ópticas disponibles en el Huawei Mate 20 Pro, con zoom 3x óptico y 5x híbrido. Un zoom 2x no es una ventaja realmente de cara a una ampliación relevante de lo que se ve. Es útil, pero es preferible disponer de más margen de acercamiento. Eso sí, no es sencillo "meter" un teleobjetivo en un espacio tan reducido como el de un móvil.
Tanto es así que, en muchos casos, es preferible usar un móvil que una cámara dedicada. Con buena luz, la calidad que se obtiene con un smartphone que cuente con un buen sensor, óptica y motor de procesamiento de imágenes es muy similar a la que se obtiene con una DSLR. Con una luz no tan buena, la calidad será mejor en las cámaras con sensores más grandes, pero la fotografía computacional está haciendo que las carencias ópticas se compensen con algoritmos capaces de mejorar digitalmente las imágenes.
El resultado, si se somete a las fotos a un escrutinio detallado con un software de edición que amplíe al 100%, es inferior al obtenido con una cámara SLR digital, pero si se usan las fotografías en el contexto de una visualización en pantalla o en impresiones en tamaños que jueguen con ampliaciones moderadas, tendremos una experiencia de uso agradable y satisfactoria.
Además, la fotografía computacional permite recrear efectos que la óptica de los móviles no logra, como el desenfoque del fondo o la simulación de diferentes iluminaciones de escena que en fotografía tradicional se consiguen en el estudio empleando luces y focos reales. La recreación de estos efectos usa tanto IA como técnicas de procesamiento de imagen tradicionales.
También para vídeo
Las cámaras múltiples no solo son útiles para hacer fotos. La grabación de vídeo también se beneficia de la presencia de diferentes ópticas. El gran angular es especialmente conveniente: la estabilización electrónica de las cámaras en los móviles exige aplicar un recorte a lo que se graba. Es decir, para compensar el movimiento, se aplica un zoom a lo que se está grabando, de modo que se puedan compensar los movimientos mientras capturamos la acción.
Así, los vídeos grabados con un móvil en el que haya estabilización electrónica parece que tengan aplicado algo de ampliación incluso cuando se usa el modo 1x, lo cual puede resultar incómodo. Sin embargo, usando el gran angular en cámaras donde esté presente, obtendremos un ángulo de visión óptimo para la grabación de vídeo, dando una sensación de amplitud muy agradable, especialmente si usamos relaciones de aspecto panorámicas, como 18:9 o, incluso, 21:9.
En la imagen tenemos una captura de un vídeo 4K grabado con el gran angular. Al aplicar el recorte, la escena cuenta con un efecto de amplitud que con el zoom 1x se pierde en parte precisamente debido al recorte aplicado para la estabilización electrónica.
No hay vuelta atrás
La integración de un número creciente de cámaras es una tendencia a la que ya nos hemos acostumbrado. Es más, la echaremos de menos si en nuestro próximo móvil nos falta alguna cámara que hayamos tenido alguna vez. Cada focal permite capturar las escenas de un modo diferenciado y con estéticas muy definidas, ya sea el gran angular, el macro o el zoom el que usemos.
Las cámaras ToF añaden una dimensión nueva: la de la profundidad. Por ejemplo, en un futuro cercano, los móviles podrán ver en 3D y en tiempo real, lo cual abre las puertas a una mejor implementación de las técnicas de fotografía computacional, como el retrato, así como al modelado de objetos 3D para escenarios de realidad aumentada o al uso del terminal como una consola de videojuegos de tipo Kinect.
Huawei es la compañía que marca el ritmo en el apartado de la integración de focales diferentes y versátiles, y con los P30 que se presentarán en París el 26 de marzo parece que seguirá siendo el que marque el camino a seguir. Ya no queda mucho para saberlo. Os invitamos a seguirlo en streaming desde Xataka.
Fotos | Huawei y Manu Arenas
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