Vladímir Putin y sus acólitos quieren hacerse con hasta 150.000 GPU de NVIDIA antes de 2030
China y Rusia siguen consiguiendo chips de vanguardia occidentales en los mercados paralelos
Rusia está esquivando las sanciones de EEUU que persiguen poner fuera de su alcance los chips de vanguardia. Durante 2022 el país liderado por Vladímir Putin importó circuitos integrados avanzados de origen occidental por valor de 2.500 millones de dólares. Esto es al menos lo que defiende el Instituto KSE, un centro de análisis ucraniano vinculado a la Escuela de Economía de Kiev.
Sus investigadores han analizado 58 piezas de armamento ruso que el ejército ucraniano ha recuperado en el campo de batalla. Según esta institución estas armas contienen más de 1.000 componentes de procedencia extranjera, y muchos son semiconductores fabricados empleando tecnologías occidentales. Los analistas estadounidenses aseguran que Rusia está recibiendo los chips que necesita para poner a punto su armamento avanzado utilizando vías de importación paralela que tienen su origen en China, Turquía, Emiratos Árabes y otros países afines.
Para EEUU y sus aliados cercenar estas vías de importación secundarias es muy difícil. China es una pieza clave en la cadena de suministro de tecnología de vanguardia de Rusia, y aunque el país de Xi Jinping está sujeto a sanciones si cabe todavía más agresivas que las de la nación liderada por Putin, maniatarlo es extremadamente complicado. Tanto, de hecho, que Rusia planea poner a punto de aquí a 2030 nada menos que diez superordenadores equipados con GPU H100 de NVIDIA.
Diez superordenadores rusos con al menos 10.000 GPU de NVIDIA cada uno
El Gobierno de EEUU ha prohibido a NVIDIA vender a Rusia y China sus chips A100 y H100, que son sus GPU para inteligencia artificial más avanzadas. De hecho, esto no es nada nuevo. Esta sanción entró en vigor hace muchos meses, y, pese a todo, estos circuitos integrados de vanguardia siguen llegando a estos dos países. De no ser así no se podrían conseguir en el mercado underground chino estas GPU. Y se pueden conseguir sin dificultad. Y, sobre todo, Rusia no planearía hacer lo que pretende conseguir en el ámbito de la supercomputación.
Y es que durante los próximos siete años Vladímir Putin y sus acólitos están decididos a obtener entre 100.000 y 150.000 GPU H100 de NVIDIA con el propósito de poner a punto hasta diez superordenadores que presumiblemente tendrán una capacidad de cálculo aproximada de 450 TFLOPS FP64. De ser así serán extraordinariamente potentes, aunque no los más capaces del planeta. De hecho, el superordenador para inteligencia artificial Israel-1 tendrá según NVIDIA una potencia de nada menos que ocho exaflops (esta cifra equivale a ocho trillones de operaciones en coma flotante por segundo).
Es evidente que Rusia no quiere quedarse descolgada ni en el ámbito de los superordenadores ni en el de los ordenadores cuánticos. Estas máquinas jugarán un papel crucial en el desarrollo tecnológico de las grandes potencias a medio plazo. De hecho, los superordenadores ya son cruciales hoy, y los ordenadores cuánticos con toda probabilidad también lo serán cuando estén dotados de un sistema de corrección de errores eficaz.
Quizá Rusia no logre fabricar los diez superordenadores que planea construir (desde fuera su propósito parece una bravuconada), pero a EEUU y sus aliados les va a resultar muy difícil evitar que continúe reforzándose con semiconductores de vanguardia de origen occidental en un mundo en el que los mercados paralelos campan a sus anchas.
Imagen de portada: Lenovo
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