A principios de esta semana salió a la luz que el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE) está dispuesto a gastarte cientos de millones de dólares en un nuevo supercomputador. Esta organización gestiona el Laboratorio Nacional Oak Ridge (ORNL), que es el hogar del supercomputador más potente del mundo en la actualidad y que debería ser superado por la máquina que pronto estará en camino en algún momento entre 2027 y 2028.
Cuando hablamos de los supercomputadores más potentes solemos tener en cuenta la prestigiosa lista TOP 500 que, como sugiere su nombre, reúne a las 500 máquinas más destacadas del planeta. Ahora bien, las cosas están cambiando y puede que la mencionada lista no sea un fiel reflejo de la realidad. En este contexto entra en juego China, que ha dejado de participar de TOP 500, y que es evidente que la supercomputación le importa, y demasiado.
China ya no participa del TOP 500
En 2022, el periódico hongkonés South China Morning Post se hacía eco del giro del gigante asiático sobre presumir su capacidad de supercomputación ante todo el mundo. Las organizaciones chinas seguían estrenando nuevos supercomputadores, pero no estaban compartiendo información con TOP 500. Esto se producía en medio del aumento de tensión entre China y EEUU por las restricciones comerciales impuestas por este último.
Como hemos visto a lo largo de los últimos años, Washington ha estado tratando de frenar el desarrollo tecnológico chino al limitar el acceso a sus tecnologías más avanzadas. El argumento para impulsar estas medidas ha girado siempre en torno a contener el desarrollo militar del país liderado por Xi Jinping para no poner en peligro “la seguridad nacional”. Pese a esto, China habría seguido construyendo superordenadores muy capaces.
Desde que China ha decidido mantener en privado algunos de sus últimos avances en supercomputación no hay datos oficiales que permitan afirmar si este país tiene equipos que superan a los de EEUU. Algunos expertos en la materia creen que esto podría ser así. Jack Dongarra, el cofundador de TOP50 le dijo a The Wall Street Journal que “los chinos tienen máquinas que son más rápidas”, pero que no han presentado los datos.
Dongarra cree que hay al menos 50 supercomputadores de organizaciones chinas que entrarían en el TOP 500 si el país enviara los datos. Sin embargo, esto ya no es algo importante para Pekín, que quiere mantener cierta información en secreto. En cualquier caso, esto no quiere decir que China lo tenga fácil. Las restricciones para acceder a chips avanzados están dificultando su desarrollo, aunque también están impulsando su independencia tecnológica.
Imágenes | Wikimedia Commons | Centro Nacional de Supercomputación en Guangzhou
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