Lenovo fue uno de los primeros fabricantes en subirse al carro de Windows RT. Su propuesta fue bastante original y gracias a ella ha conseguido bastante atención mediática: una pantalla cuya bisagra se gira completamente y podemos ponerlo como si se tratara de un tablet o un portátil según nos convenga.
Su hermano de trece pulgadas ya pasó por nuestras manos en el análisis que hicimos en Xataka. Ahora nos toca hablar de su hermano de once donde además de una reducción de pantalla nos encontramos con otras diferencias que van más allá del tamaño.
Diseño
A Lenovo se le ha criticado en más de una ocasión por la construcción y el diseño de sus equipos: espartanos, robustos pero feos… Sin embargo, dentro de su gama alta encontramos equipos bastante atractivos por fuera y parece que poco a poco va llevando esta líneas a equipos más asequibles.
En este caso, el IdeaPad de once pulgadas nos propone la misma idea que su hermano de trece: un diseño sencillo con un acabado en naranja metalizado bastante atractivo. Es ligero, 1.270 gramos según su ficha técnica, y la sensación que da al transportarlo o tenerlo en mano cuando lo tenemos en modo tablet es agradable.
Tener un cuerpo de plástico no le resta a un equipo como este. Siempre he defendido el policarbonato siempre y cuando se utilice de forma apropiada y este equipo cumple. Robuto, ligero, las bisagras que giran la pantalla se utilizan sin ningún tipo de problema.
La única sensación rara la encontramos cuando usamos el equipo en modo tablet. Notar las teclas en la parte trasera, mientras lo sostenemos, no es desagradable pero sí un poco incómodo al principio. Tras usarlo varias veces te acostumbras y, por otra parte, es el precio a pagar por tener esa flexibilidad que también nos vale para apoyar la tableta contra la mesa y ver vídeos por ejemplo.
El teclado por su parte, de tipo chiclet, es cómodo y responde muy bien a las pulsaciones. El trackpad en cambio acaba siendo un poco frustrante, poniendo de manifiesto que pocos equipos con Windows 8 (o RT) tienen un buen trackpad. Hay excepciones y aunque este no es malo, es bastante mejorable.
En resumen, el equipo es bastante ligero y cumple bien en relación tamaño peso. Hay pequeños detalles que se podrían mejorar pero son cuestiones con las que se puede vivir. Pasemos ahora a otro aspecto externo que también es muy importante: la pantalla.
Pantalla
Con una resolución de 1366x768 píxeles, tenemos un panel LED que no da un buen ángulo de visión. La promoción tamaño/densidad es más que correcta y, personalmente, no he echado de menos tener una Full HD. Quizá un poquito más le habría venido muy bien pero tampoco es algo realmente reprochable.
Lo que si no nos ha convencido es el cristal frontal que protege la parte interna. Los brillos que da son excesivos y en situaciones de muchas luz pueden llegar a ser bastante molestos. No hablamos ya de exteriores sino también incluso en interiores con unas cuantas luces fluorescentes.
La respuesta táctil, capacitiva, no introduce ninguna sorpresa y viene a demostrar, una vez más, que todos los fabricantes han logrado un nivel muy alto en este sentido. Además, la utilización de Windows RT ayuda a sacarle mucho provecho a todo lo relacionado con los gestos.
Hardware
Pasamos al hardware y aquí es donde empezamos a ver las principales diferencias con su hermano mayor. Su procesador, un Nvidia Tegra 3 junto a una gráfica GForce ULP nos dan a entender desde el primer momento que revisamos su ficha técnica ante qué tipo de equipo estamos: sencillo.
Esta afirmación se escuda en el hecho de utilizar Windows RT y no 8, pero de esta cuestión hablaremos más adelante. Encendemos el equipo, empezamos a jugar con él y vemos que funciona bien: todo va fluido, las aplicaciones arrancan sin problemas…
Las aplicaciones que vienen por defecto con Windows RT son interesantes, especialmente Office, pero tras usarlo un poco la sensación que da es la de ser un equipo limitado en todos los sentidos. El rendimiento es bueno, pero si buscamos hacer algo más que navegar por internet o ver vídeos va ser difícil ir más allá.
Los 2GB de RAM se antojan algo escasos hoy en día y los 64GB de SSD, de los cuales ya sabemos que no todos son libres, nos pueden poner en más de un compromiso por la falta de espacio para almacenar, a pesar de que nos vendan la premisa de que podemos tener todo en la nube o en unidades USB.
Software, la difícil decisión de elegir Windows RT
Ahora sí, pasemos al software. Empecemos por la parte positiva. El hecho de haber introducido unas cuantas aplicaciones por defecto, es un punto a favor. Especialmente si tenemos en cuenta la selección: no se trata de apps para rellenar sino algunas bastante útiles o que usamos ya en el día a día como Office, Evernote o Skype.
La parte negativa la pone Windows RT y aquí la culpa es, en menor medida, de Lenovo y en última instancia de Microsoft. La responsabilidad del fabricante chino recae en haber elegido hacer un dispositivo pensando en este sistema operativo.
La responsabilidad de Redmond: en poner tantas limitaciones a su sistema operativo. Tras usar de forma casi diaria Windows 8 en un sobremesa, y eventualmente en varios tablets, he de decir que Microsoft ha hecho un gran trabajo, aunque todavía hay detalles que se pulirán en Windows 8.1.
El problema viene con RT, un sistema cortado que en muchos casos no justifica sus propias limitaciones. Insisto, esto no es un problema de Lenovo pero creo que es conveniente recordar que a día de hoy puede suponer una cortapisa para algunos usuarios.
También es cierto que habrá quienes se encuentren muy cómodos en RT: la tienda de aplicaciones tiene bastante variedad, si no vamos a darle un uso muy exigente cumple bien pero si queremos hacer algo más, será mejor poner los ojos en los hermanos mayores del IdeaPad.
Es Yoga, pero no está a la altura de sus hermanos mayores, la opinión de Xataka
Cuando sacamos varios dispositivos bajo la misma marca, en este caso IdeaPad Yoga, esperas encontrar una experiencia parecida en todos. Es cierto que puede variar pero al final debe ser conjunta. En este sentido, el hermano de once pulgadas se descuelga un poco del resto.
No es un equipo malo, pero la elección del sistema operativo reduce bastante las posibilidades de un equipo que, con Windows 8, sería tan flexible como su sistema de bisagra. Dejando esto de lado, y si aceptamos esta limitación, es un buen equipo si no buscamos algo especialmente exigente. Aunque la relación calidad precio es un poco elevada.
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