Mountain Steel, análisis: una estación de trabajo con CPU Intel Core i9 y «licencia» para trabajar... y jugar

La presentación oficial a mediados del año pasado de la familia de microprocesadores Core i9 de Intel estimuló aún más la competencia con AMD. Sin duda, es una noticia estupenda para los usuarios. Pero lo más interesante quizás es que dio pie a un debate excitante que plantea en qué medida es preferible en lo que se refiere a la ejecución de videojuegos contar con una velocidad de reloj mayor frente a un número superior de núcleos.

He decidido comenzar el análisis de esta estación de trabajo de Mountain hablándoos de los procesadores Core i9 porque, como anticipa el título del artículo, la CPU que gobierna este equipo es un chip Core i9-7900X con 10 núcleos y capaz de procesar simultáneamente 20 hilos de ejecución (threads). No cabe duda de que uno de los alicientes de esta máquina es comprobar cómo rinde este microprocesador, pero esta no es la única característica por la que resulta interesante. Ni mucho menos. Si queréis descubrir mucho más acerca de esta propuesta, solo tenéis que seguir leyendo.

Mountain Steel: especificaciones técnicas

Basta echar un vistazo a la tabla que tenéis debajo de estas líneas para darse cuenta de que Mountain ha apostado sobre seguro en lo que concierne a la configuración de este equipo. La CPU es el componente más llamativo en primera instancia, pero también hay otros a los que merece la pena prestar atención, como su placa base, un modelo de Gigabyte con unas capacidades de ampliación muy interesantes. O su tarjeta gráfica, también ensamblada por Gigabyte y gobernada por una GPU GeForce GTX 1070 de NVIDIA.

De todos los componentes de este equipo el más impactante es su CPU Intel Core i9 con 10 núcleos

También merece la pena que prestemos atención a los módulos que conforman la memoria principal de este PC, cuatro módulos Corsair DDR4-2666 que suman una capacidad de 32 GB, y que deberían permitir a este equipo sentirse cómodo en la mayor parte de los escenarios de uso. Por su parte, el subsistema de almacenamiento secundario ha sido resuelto por Mountain con las dos unidades habituales: un disco SSD de 275 GB de Crucial y una unidad mecánica de 1 TB fabricada por Seagate. Aquí tenéis todos los detalles:

Mountain Steel
Microprocesador Intel Core i9-7900X (14 nm, 10 núcleos / 20 subprocesos, 13,75 MB de caché L3 y hasta 4,30 GHz)
Placa base Gigabyte X299 Aorus Gaming 3 con chipset Intel X299 (Kaby Lake)
Tarjeta gráfica Gigabyte NVIDIA GeForce GTX 1070 con 8 GB de memoria GDDR5
Memoria principal 32 GB DDR4-2666 / PC4-21300 Corsair
Almacenamiento Disco SSD Crucial 275 GB SATA600 + disco mecánico Seagate 1 TB 7.200 rpm SATA600
Sistema operativo Windows 10 Home
Conectividad inalámbrica Bluetooth 4.0
Puertos traseros 6 x USB 3.1 Gen 1, 1 x USB 3.1 Gen 2, 1 x USB-C, 2 x PS/2, 1 x RJ-45, 6 x jacks audio, 1 x HDMI 2.0b, 3 x Display Port 1.4 y 1 x Dual Link DVI-D
Puertos delanteros 2 x USB 3.1 Gen 1, 1 x jack micrófono y 1 x jack auriculares
Fuente de alimentación Be Quiet! Power Zone de 1.000 vatios 80 Plus Bronze
Dimensiones 496 x 507 x 235 mm
Peso 15,5 Kg
Precio 3.843,15 euros (sin el sistema operativo)

El corazón del equipo: un Intel Core i9 con 10 núcleos

Antes de seguir adelante nos interesa tener presente que Mountain ha introducido este equipo en su gama de estaciones de trabajo, y esta decisión es coherente con la elección de un microprocesador Intel Core i9. Y es que, como os explicamos cuando la compañía de Santa Clara presentó oficialmente estos chips, su característica más relevante es el gran número de núcleos que incorporan (el modelo 7980XE tiene 18 núcleos y es capaz de procesar nada menos que 36 hilos de ejecución).

Los chips con un número tan elevado de núcleos rinden al máximo al ejecutar aplicaciones con un alto grado de paralelismo

La CPU con la que cuenta este equipo es un poco más modesta que el modelo 7980XE, pero, aun así, incorpora la nada desdeñable cantidad de 10 núcleos físicos, lo que lo habilita para administrar de forma concurrente 20 hilos de ejecución. Esta elevada cantidad de núcleos provoca que estos chips alcancen su máximo potencial de rendimiento en aquellos escenarios de uso altamente paralelizables, como son las aplicaciones de tratamiento de imágenes o las de animación y creación de contenidos en 3D, entre otras.

Sin embargo, cuando deben enfrentarse a la ejecución de videojuegos la presencia de una mayor cantidad de núcleos suele tener un impacto menor en el rendimiento global que la frecuencia de reloj a la que estos trabajan. Esto quiere decir, sencillamente, que en términos generales los juegos se benefician más de un procesador más rápido que de otro con muchos núcleos.

Aun así, la configuración de este equipo delata que Mountain ha concebido este PC para que sea capaz de desenvolverse con soltura tanto en un escenario de uso en el que prevalecen la creación de contenidos, el tratamiento de imágenes, la edición de vídeo y el desarrollo de aplicaciones, como en un escenario de carácter lúdico. Y es que la frecuencia de reloj base de 3,30 GHz a la que trabaja el chip Core i9-7900X que «calza» este equipo, junto a la tarjeta gráfica con GPU GeForce GTX 1070 de NVDIA, deberían permitirle alcanzar un rendimiento notable en la mayor parte de los juegos tanto a 1.080p como en resoluciones superiores. Lo comprobaremos un poco más adelante en el apartado del análisis dedicado a nuestro banco de pruebas.

Diseño y acabado

El chasis de este PC es un Enthoo Evolv ATX fabricado por Phanteks, una empresa afincada en los Países Bajos que poco a poco ha conseguido labrarse una reputación sólida entre los aficionados al overclocking por la calidad de sus sistemas de refrigeración y el cuidado acabado de sus chasis. El de este equipo está íntegramente fabricado en aluminio y, como podéis ver en las fotografías, tiene un diseño sobrio, pero «resultón».

Su estética es más seria que la de los ordenadores con vocación inequívoca de atraer la atención de los jugones, algo que, por otra parte, refleja su espíritu de estación de trabajo y no tanto de equipo para gaming. Eso sí, el panel lateral izquierdo al mirarlo de frente es de metacrilato, por lo que basta instalar en su interior una placa base para jugones y algo de iluminación LED para darle ese toque llamativo y personal que tanto gusta a muchos entusiastas de los juegos.

El mecanizado del chasis de este PC es impecable. Y es que podemos pasar con fuerza la yema de cualquiera de nuestros dedos por sus bordes con la tranquilidad de que no nos cortaremos. También me gusta la elevada calidad de las bisagras utilizadas en las partes móviles del equipo, como, por ejemplo, en el panel lateral de metacrilato y en la pequeña portezuela del frontal que oculta los puertos USB adicionales y los dos conectores de tipo jack para auriculares y micrófono.

Pero, sin duda, las dos características del chasis de Phanteks que más me han gustado son el considerable grosor de los paneles de aluminio que lo conforman, que tienen un espesor de 3 mm y provocan que su peso exceda ligeramente los 10 Kg, y, como veremos con más detalle más adelante, también la estupenda limpieza de su interior. Esta última característica es muy importante porque incide de forma directa en la eficacia con que el sistema de refrigeración consigue evacuar el aire caliente del interior del equipo.

En la fotografía que tenéis debajo de estas líneas podéis observar lo cuidado que están tanto el diseño como el acabado del chasis de este equipo. Esos pequeños orificios de ventilación contribuyen a la correcta evacuación del aire caliente del interior del PC, una propiedad crucial en los ordenadores actuales habida cuenta de la elevada temperatura que pueden alcanzar bajo estrés algunos componentes críticos, como son la CPU y la GPU.

Así es el interior de la estación de trabajo

El trabajo realizado por Mountain en el ensamblado de este equipo es impecable. En su interior no hay un solo cable fuera de lugar, lo que tiene un impacto directo en la refrigeración de los componentes del PC. Y es que la ausencia de barreras físicas dentro del chasis permite que el aire frío introducido por los ventiladores frontales se desplace hasta la parte trasera, originando un circuito que favorece la expulsión del aire caliente a través del panel posterior del ordenador.

En el apartado en el que hablaremos acerca de nuestro banco de pruebas comprobaremos en qué medida este sistema de refrigeración por aire consigue, o no, mantener los componentes críticos del PC trabajando en su rango óptimo de temperaturas.

La imagen que tenéis debajo de este párrafo revela con más detalle la envergadura del ventilador responsable de la correcta refrigeración de la CPU, así como el diseño utilizado en el disipador. Como podéis ver, este último componente es de aluminio y tiene un tamaño respetable. Yo soy partidario de que los disipadores asociados a microprocesadores con un TDP (Thermal Design Power) alto sean de cobre debido a que este metal tiene un índice de termoconductividad mayor que el del aluminio. Aun así, lo cierto es que si el sistema de refrigeración está bien diseñado un disipador de aluminio puede rendir sin mayor problema. Lo comprobaremos más adelante.

La última imagen del interior de este equipo nos permite ver con claridad los dos ventiladores de 140 mm de diámetro alojados en el panel frontal, que son los responsables de la iniciación del circuito de refrigeración mediante la introducción de un flujo constante de aire frío en el interior del chasis.

Conectividad: a la altura

Como cabe esperar de cualquier PC de una cierta envergadura hoy en día, la conectividad de este equipo está bien resuelta. En el panel posterior tenemos 6 puertos USB 3.1 Gen 1, un puerto más de tipo 3.1 Gen 2 y un último enlace USB de tipo C. Bien hasta aquí. Además, como suele ser habitual, en este panel, alojado directamente sobre la placa base, también residen el puerto RJ-45, el PS/2 y los jacks de audio.

Lo único que echo de menos en lo que concierne a la conectividad de este equipo es la presencia de una controladora inalámbrica compatible con el estándar WiFi 802.11ac. Es cierto que buena parte de los usuarios de un PC de sobremesa optan por conectarlo a su router con un cable de red. De hecho, si necesitamos transferir un volumen de datos importante o si vamos a utilizarlo para jugar, por el momento sigue siendo la mejor opción. Aun así, creo que es una buena idea que la controladora WiFi siempre esté presente porque su impacto en el precio es reducido y amplia las opciones de conexión del PC.

Bajo una pequeña tapa deslizable alojada en la parte superior del panel frontal residen dos puertos USB 3.1 Gen 1 adicionales, así como un jack para micrófono y un jack adicional que queda muy a mano para que podamos conectar nuestros auriculares con comodidad. Eso sí, cuando esta pequeña tapa está cerrada pasa casi completamente inadvertida, una cualidad que beneficia a la estética del PC cuando lo observamos desde delante.

Nuestro banco de pruebas

Llegamos a una de las partes más interesantes de este análisis. Para comprobar qué tal rinde el procesador Intel Core i9 con 10 núcleos que «calza» este PC cuando debe enfrentarse a la ejecución de aplicaciones con un alto grado de paralelismo, que, sobre el papel, es uno de los escenarios de uso en los que debería ofrecer un rendimiento importante, la prueba Cinebench R15 sigue siendo muy reveladora. Y este equipo no defrauda.

En la captura que tenéis debajo de estas líneas podéis observar que en este test ha alcanzado nada menos que 2.153 puntos, un resultado estupendo que no deja lugar a dudas acerca de la elevada productividad de esta CPU en un escenario de uso paralelizable. De hecho, incluso ha batido a un procesador Xeon dotado de más núcleos (12), pero, eso sí, con una frecuencia de reloj claramente inferior, una característica que ha resultado decisiva en este test ante un número de núcleos similar. En la otra prueba de Cinebench, la que utiliza la API OpenGL, arrojó unos también muy interesantes 137,10 FPS.

Una de las modificaciones más interesantes introducidas por Futuremark en PCMark 10 tiene que ver con el análisis del rendimiento de los microprocesadores dotados de una mayor cantidad de núcleos, y, por tanto, capaces de arrojar una productividad mayor en escenarios con un alto grado de paralelismo. Esto es lo que explica que en esta prueba este equipo de Mountain haya rebasado con claridad los 5.000 puntos, una marca estupenda que en gran medida revela lo cómodo que se siente en los escenarios multimedia y de creación de contenidos.

(*) Las barras de color verde reflejan puntuaciones de referencia estimadas por Futuremark.

Por otra parte, en la prueba Home Conventional 3.0 de PCMark 8 el Mountain Steel también ha alcanzado un resultado muy bueno. Eso sí, se ha visto superado por algunas de las máquinas de gama alta que han pasado recientemente por nuestro laboratorio debido a que muchas de ellas están equipadas con procesadores más rápidos, aunque dotados de menos núcleos.

En la prueba Creative Conventional 3.0 de PCMark 8 el resultado que ha obtenido es equiparable al del test anterior: bueno, pero algo inferior al arrojado por otras máquinas equipadas con microprocesadores un poco más rápidos, a pesar de estar dotados de menos núcleos.

Y llegamos a 3DMark, una de las pruebas más interesantes del análisis porque va a permitirnos intuir con bastante precisión si esta estación de trabajo está capacitada para alcanzar un rendimiento alto con juegos (ya sabéis que hay un debate interesante acerca de la idoneidad de los microprocesadores Intel Core i9 en el ámbito del gaming).

La gráfica no deja lugar a dudas: sí, este equipo rinde de maravilla en este test sintético. De hecho, comparándolo con las últimas máquinas de gama alta para jugones que hemos tenido la oportunidad de analizar solo ha quedado ligeramente por detrás del ambicioso Omen X de HP de sobremesa. Y eso que el PC de Mountain incorpora una GeForce GTX 1070 de NVIDIA, y no una GTX 1080. De haber apostado por una tarjeta gráfica con esta última GPU probablemente en esta prueba habría quedado colocado como el equipo más rápido que hemos probado.

Y aquí tenemos la auténtica prueba de fuego: los motores gráficos de los juegos reales. Como podéis ver en la siguiente gráfica, este equipo es capaz de mover todos los títulos con los que lo hemos probado en resolución 1.080p y con la máxima calidad de imagen con cadencias medias casi siempre muy superiores a los 60 FPS. Además, las caídas en la tasa de imágenes nunca bajan más allá de los 30 FPS, por lo que el juego en resolución Full HD a la máxima calidad es perfectamente viable en este PC.

Durante nuestras pruebas lo hemos utilizado con un monitor Y27G de 27 pulgadas para gaming fabricado por Lenovo y equipado con un panel curvo de tipo LCD VA con resolución Full HD. Eso sí, dada la soltura con la que se maneja en esta resolución, y conociendo el rendimiento de la GPU GeForce GTX 1070 de NVIDIA cuando el resto del hardware está a la altura, podemos adelantaros que este PC también es válido para jugar en 4K, aunque, eso sí, en este escenario no podemos aspirar a obtener cadencias siempre superiores a los 60 FPS. De hecho, la tasa de imágenes estará habitualmente entre los 30 y los 60 FPS, lo que en principio no está nada mal. Y, si queremos más, siempre podemos optar por una GeForce GTX 1080.

(*) El título completo de este juego es «Rise of the Tomb Raider».

El rendimiento de los dos discos duros que incorpora este equipo está en consonancia con lo que esperábamos. Como podéis ver en la siguiente captura, en CrystalDiskMark 6.0 x64 la unidad SSD fabricada por Crucial alcanza una velocidad de lectura secuencial de 520,6 MB/s, y una velocidad de escritura secuencial de 422,2 MB/s. Por su parte, la unidad mecánica de Seagate arroja unas cifras bastante más comedidas, como esperábamos (podéis verlas en la siguiente imagen), pero que, aun así, son buenas tratándose de un disco duro mecánico.

Concluimos el apartado de las pruebas repasando cómo se ha portado el sistema de refrigeración por aire de este PC. La temperatura de trabajo de la CPU durante la ejecución de aplicaciones ofimáticas y de creación de contenidos se mantuvo firme entre los 35 y 36 grados centígrados. Bajo estrés intenso esta temperatura se incrementó hasta alcanzar los 66 grados centígrados. La GPU en estas últimas circunstancias trabaja en torno a los 68 grados centígrados, por lo que tanto la CPU como la GPU están lejos de su umbral máximo de temperatura.

Para medir el nivel de ruido que emite este equipo utilicé mi habitual sonómetro Velleman DVM805, y el resultado que obtuve fue muy satisfactorio porque habitualmente oscila en torno a los 38 dB, que es un rumor bastante bajo. Y, bajo estrés, el ruido solo se incrementa hasta alcanzar picos de 41 dB, por lo que resulta muy asumible, sobre todo si estamos jugando, debido a que el ruido es fácilmente enmascarable por la música y los efectos sonoros de los videojuegos.

Mountain Steel: la opinión de Xataka

Este equipo me ha dejado un sabor de boca muy agradable. Y lo ha hecho porque a su cuidado ensamblado une unos componentes de una calidad objetivamente alta, desde el chasis de Phanteks hasta la placa base de Gigabyte, y pasando por los módulos de memoria de Corsair o la unidad SSD de Crucial. Además, en nuestras pruebas ha demostrado ser un PC muy polivalente que se siente muy cómodo en cualquier escenario de uso.

Ante todo, este equipo de Mountain es un PC equilibrado que rinde muy bien en todos los escenarios de uso, pero que da lo mejor de sí mismo al ejecutar aplicaciones con un alto grado de paralelismo

Eso sí, en mi opinión es una buena opción para los usuarios que, ante todo, buscan un equipo versátil que les ofrezca un rendimiento muy alto al utilizar aplicaciones con un elevado grado de paralelismo, que es lo que da sentido a la presencia de un chip Intel Core i9. Quien vaya a utilizarlo casi de forma exclusiva para jugar hará bien en decantarse por un PC con un chip Intel Core i7 o un AMD Ryzen, que son más baratos que este Core i9, y, si puede permitírselo, por una tarjeta con GPU GeForce GTX 1080. Eso sí, como hemos visto, este equipo va de maravilla también con los juegos.

En cualquier caso, ¿es perfecto? No, no lo es. No puedo ponerle pegas que tengan mucha entidad, pero sí creo que debería incorporar una controladora WiFi compatible con el estándar 802.11ac. También echo de menos que una propuesta tan ambiciosa como esta y con un precio tan elevado no incorpore dos discos duros de mayor tamaño (la unidad SSD tiene una capacidad de 275 GB y el disco mecánico de 1 TB). Aun así, desde una perspectiva global este PC es un caramelo para quien pueda permitírselo.

El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Mountain. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas

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