Aunque la informática está poco a poco haciendo que los diferentes tipos de equipos que podemos utilizar sean cada vez más, parece claro que los dos reyes a día de hoy son los ordenadores de sobremesa y los portátiles. Luego también podríamos hablar sobre dispositivos móviles, como PDAs, móviles o MIDs, aunque sin duda alguna está mucho más extendido el uso de los ‘otros’ tipos de ordenadores que mencionaba anteriormente. Cuando pensamos en un ordenador, siempre solemos pensar en un sobremesa o en un portátil.
La evolución que han sufrido estos dos tipos de equipos en los últimos años ha sido muy grande, tanto que están muy a la par en prestaciones, rendimiento y precio. En esta entrada vamos a ver un poco cuales son las diferencias, qué pueden aportarnos unos y otros no, así como las ventajas pueden tener para el usuario final.
Empezaremos comentando los ordenadores de sobremesa.
Ordenador de sobremesa
Un ordenador de sobremesa es un sistema informático que mantiene la misma estructura en la composición de sus componentes: una torre (que algunos denominan CPU de forma equivocada), una pantalla y periféricos (tales como los altavoces, teclado y ratón, entre otros). Siempre es esta misma estructura, tres componentes diferentes pero que son necesarios el uno del otro para funcionar. En el caso de los periféricos pueden ser más o menos, pero siempre encontramos al menos teclado y ratón.
Las ventajas que un ordenador de sobremesa tiene son las siguientes:
Precio. Generalmente se pueden encontrar equipos completos por unos 250 euros que ofrecen lo más básico.
Posibilidad de personalización. Para un usuario ya algo más avanzado, los ordenadores de sobremesa permiten la personalización de cualquier componente del ordenador, refiriéndonos lógicamente al hardware. Es el usuario, el cliente, el que decide qué comprar dependiendo del uso que vaya a darle al equipo.
Rendimiento. Un ordenador de sobremesa siempre va a tener una potencia y rendimiento superior al de cualquier otro tipo de equipo informático. Con el mismo precio se puede configurar un equipo de sobremesa más potente que un portátil, un móvil o un MID.
Hay controladores (drivers) para prácticamente cualquier componente en cualquier sistema. En Windows seguro, y en Linux ya es cuestión de indagar un poco más.
Reutilización de los componentes. En un ordenador de sobremesa, todos los componentes pueden reutilizarse en un futuro para, o bien actualizar el equipo, o bien ser vendidas en el mercado de segunda mano. Con unos pocos cambios, un ordenador antiguo puede cambiar radicalmente su rendimiento y potencia, aunque es necesario saber qué cambiar y cuándo hacerlo, tarea que no suele ser trivial.
Por otro lado, las desventajas de los ordenadores de sobremesa también son bastante claras:
Equipos de grandes dimensiones para los que es necesario determinar un lugar concreto en nuestra casa.
Grandes metros de cableado que implican un jugoso lugar para el polvo y que ensucian el ambiente en general.
Calor generado. En invierno bien, pero en verano la habitación donde está el ordenador puede tener unos cuantos grados más que el resto de la casa.
Ordenador portátil
En cuanto a ordenadores portátiles, son equipos informáticos que pueden transportarse fácilmente, aunque en algunos casos no tanto como debería. Los portátiles son ideales en determinadas circunstancias, y su precio se ha visto reducido considerablemente en los últimos años debido a la altísima demanda que estos equipos han sufrido.
Veamos sus ventajas:
Como no podía ser de otra forma, los portátiles suelen tener unas dimensiones reducidas (desde las 9 a las 17 pulgadas), además de un peso que se sitúa entre 1 y 4 kilogramos, dependiendo en gran medida de las dimensiones y los elementos de fabricación del dispositivo. También existen determinados modelos más grandes y con mayor peso, aunque son muy pocos.
Al ser pequeños, apenas ocupan lugar y pueden situarse en prácticamente cualquier sitio, incluso encima de nuestras piernas.
Los portátiles suelen tener una mejor conectividad inalámbrica que los equipos ?fijos?, y no solo en red sino también en forma de bluetooth integrado.
Al ser un equipo en el que todo está integrado, se utilizan muy pocos cables. El de la corriente, en algunos casos otro para la red, y poco más.
Aunque hace unos años tener un portátil era algo bastante extraño, a día de hoy los precios han bajado tanto que son un producto muy asequible.
Por el contrario, no son pocas sus desventajas:
Son equipos cerrados y apenas reutilizables. Generalmente se puede cambiar memoria RAM y disco duro, y nada más, con lo que en el momento en que el ordenador se queda anticuado no hay mucho que reciclar.
Su rendimiento no es tan alto como los sobremesas, debido principalmente a la limitación en cuanto a espacio y a potencia eléctrica. Sí existen portátiles capaces de hacer funcionar los más potentes videojuegos, aunque en general no es esa la norma. Un portátil convencional da un buen rendimiento para la gran mayoría de aspectos de los sistemas operativos.
En algunos casos es bastante complicado encontrar los drivers adecuados para el sistema, y no digamos ya si vamos a utilizar un Linux. Incluso he visto casos en los que el ordenador lo vendían sin los controladores de la tarjeta WiFi, ya que no existían en la fecha de compra.
Un portátil es un dispositivo bastante frágil y suelen dar muchos más problemas que los equipos de sobremesa, y no por posibles complicaciones debidas al transporte del equipo por el usuario, sino a cuestiones de fabricación. Ya que generan más calor y lo disipan peor, también dan bastantes problemas en cuanto a este aspecto.
Hablando del calor, un portátil se ensucia internamente mucho más que un ordenador de sobremesa. Además, limpiar el polvo que se guarda dentro del equipo es bastante complicado.
En caso de fallar algún componente interno no se puede hacer otra cosa más que llevarlo al servicio técnico a que lo reparen allí. Suelen ser reparaciones muy costosas, y en la mayoría de los casos no merece la pena ni que lo miren.
¿Cuál elegir?. Conclusiones
Una vez vistas las ventajas y desventajas de cada equipo la decisión puede resultar más sencilla, aunque a la hora de la verdad no lo es tanto.
A día de hoy un ordenador de sobremesa está orientado a aquella persona que busque comodidad de uso, mayor potencia y que no necesite un espacio reducido en su equipo informático. Con un sobremesa necesitarás ocupar una parte de una mesa de una de las habitaciones y necesitarás un enchufe (con su respectiva regleta) en exclusiva para el ordenador. Ganarás mucha potencia, sobretodo gráfica, además de la posibilidad de poder ir actualizando los componentes hardware a medida que se vayan quedando desfasados. También podrás ahorrar si reutilizas la pantalla y los periféricos, que parece que no pero sí termina siendo bastante dinero (sobretodo por la pantalla). Lógicamente, cómprate un ordenador de sobremesa sólo cuando no vayas a necesitar moverlo de casa a la oficina, la universidad o al bar de la esquina que tiene WiFi.
Por otro lado, los portátiles han mejorado tanto que se han convertido en dispositivos perfectos para utilizarlos como sobremesa siempre y cuando no vayamos a necesitar una potencia alta. Desde mi punto de vista, un portátil no es para jugar, sino que ofrece un rendimiento más reducido pero que es más que suficiente para las tareas básicas de un usuario medio actual: aplicaciones de ofimática, navegación por Internet, reproducción de archivos multimedia… lo que podríamos considerar tareas no profesionales.
Un portátil termina siendo más incómodo que un ordenador de sobremesa, además de siempre menos personalizable. Pero también termina siendo más barato en algunos casos y ocupando mucho menos lugar, además de disponer de la posibilidad de moverlo allá donde queramos.
A partir de aquí, la decisión depende de cada persona y sus prioridades, ya que cada uno valoraremos más unos determinados aspectos.
Por poner un caso general en el que se encuentra una gran parte de la gente: una persona que quiera renovar su equipo por la razón que sea, pero que sólo lo utilice para navegar por Internet y para aplicaciones de ofimática. En este caso, yo apostaría por un ordenador portátil, ya que dado que las exigencias en cuanto a potencia y rendimiento no son altas, un equipo de este tipo debería satisfacerlas sobradamente. Y nos ahorraremos mucho espacio en la mesa donde lo coloquemos.
Pero ya he dicho que cada persona y sus necesidades son casos totalmente diferentes, con lo que habría que hacer un estudio particular de cada una de ellas. Aún así, creo que unas líneas generales como las que hemos expuesto en esta entrada sí pueden ayudar a todos aquellos que no saben por qué decantarse.