Ayer vimos cómo micro, placa y memoria pueden ser fácilmente actualizadas para renovar nuestro ordenador de sobremesa. Hoy vamos a continuar con la segunda y última parte, cómo cambiar la tarjeta gráfica y los discos duros. Veremos también otros componentes menos usuales, y tocaremos los algunos aspectos fundamentales en torno a los programas, el software.
En la anterior entrada llegamos a la conclusión de que microprocesador y placa base no son los componentes idóneos para ser actualizados. Todo lo contrario, una actualización en la memoria RAM es posiblemente la más usual entre todos los componentes.
Vamos a continuar empezando con la tarjeta gráfica.
Actualiza tu ordenador: tarjeta gráfica
La tarjeta gráfica influye mayoritariamente en el rendimiento en los videojuegos. Sin embargo, a la hora de su actualización hay que tener muy en cuenta que es un componente cuyo rendimiento ha crecido de forma exagerada en los últimos años. ¿La consecuencia directa de este crecimiento?. Los cuellos de botella, o bottleneck en inglés.
Un cuello de botella viene a decirnos que hay un componente que no se está utilizando al 100%, como sería lo ideal, sino que está siendo limitado por el rendimiento de otros componentes. Mejor lo entenderemos con un ejemplo práctico.
El 286 con el que disfruté de la primera versión del Prince of Persia se ha quedado algo obsoleto, y estoy pensando renovarle la tarjeta gráfica por una NVidia GTX 295. Se la instalo y el 286 apenas ha ganado potencia.
La razón es el cuello de botella que se ha formado, y que hace que la tarjeta gráfica esté rindiendo a un ritmo mucho más lento de lo que es capaz. Digamos que la GPU puede ir a 200 kilómetros a la hora, mientras que el micro del 286 (un Intel 80286, claro) sólo alcanza los 20. Ésto limita las posibilidades de la gráfica, que tiene que ir agarrada de la mano con todos y cada uno de los componentes y no puede correr todo lo que podría.
Una vez terminado este sencillo inciso, volvemos con renovar la tarjeta gráfica. Ya comenté anteriormente que las gráficas han crecido de una forma brutal, y es precisamente por esto por lo que no merece la pena comprarse una gráfica de última generación para un equipo de hace unos años.
Sin embargo, sí puede resultar interesante buscar una tarjeta gráfica de una generación anterior a la actual, o incluso un nivel por encima. Si por ejemplo el ordenador es de la generación de las NVidia GeForce 7000 o las ATi X800 podemos buscar una GeForce 8000 o una ATi X1000 o X2000. Para saber qué modelo es yo acudiría a la información de dos tablas en la Wikipedia, una para NVidia y otra para ATi, donde podemos localizar aproximadamente la fecha en la que sendos fabricantes lanzaron sus productos al mercado.
Los precios de la actualización de la tarjeta gráfica no suelen pasar de los 50 euros para la mayoría de los casos, y sí representan una mejora que se hace notar.
Actualiza tu ordenador: el disco duro
Otro de los componentes también fácilmente actualizables es el disco duro, aunque nos encontramos también con la problemática del cuello de botella.
Mi opinión personal es renovar el disco duro, o añadir unidades nuevas, única y exclusivamente si necesitamos más espacio, ya que la diferencia de velocidad no va a tener gran repercusión en el rendimiento general y el usuario genérico no va a apreciar ningún cambio. De todas formas, un disco duro nuevo de 250 GB tiene un precio muy atractivo, unos 40 euros, con lo que tampoco supone un enorme desembolso.
Actualiza tu ordenador: otros componentes y software. Puesta a punto del equipo
Existen otros componentes cuyo reemplazo también resulta rentable para el rendimiento del equipo, aunque es mucho menos usual que lo que hemos descrito anteriormente. Hablo, por ejemplo, de cambiar el disipador de la CPU por uno más potente con el fin de overclockear el micro y ganar algunos megahercios; o añadir nuevos ventiladores a la caja para reducir la temperatura de funcionamiento del equipo. Son mejoras bastante poco comunes y que sólo suelen elaborar los usuarios más avanzados, y en muchos casos no suelen merecer la pena.
Una de las principales razones por las que un ordenador va lento no es el hardware, sino el software, y más debido a Internet. Esta tecnología hace que nuestro ordenador se llene de un montón de basura en forma de ficheros y programas, que no valen para nada más que para molestar al usuario y que minimizan el rendimiento general de nuestro equipo.
La solución más drástica y eficaz para combatir este aspecto es formatear, desde cero y eliminando todas las unidades del sistema. Y si podemos, formatear a bajo nivel, para asegurarnos más aún de que lo borramos todo y que empezaremos totalmente desde el inicio. Tras formatear y reinstalar el sistema operativo conseguiremos que nuestro equipo vuelva a rendir al cien por cien.
De igual forma también suele ser muy útil actualizar todos los drivers y controladores a las últimas versiones, cosa que no solemos tener en cuenta pero que de vez en cuando sí implica una gran diferencia. Y cuando digo drivers también me refiero a las BIOS de las placas base, por si el fabricante ha realizado alguna actualización importante que pueda afectar al rendimiento.
Para encontrar todas estas actualizaciones lo ideal es acudir a la página del fabricante del componente, preferiblemente a la versión americana o a la global. Así nos aseguraremos de obtener siempre la última versión existente.
En definitiva, actualizar nuestro ordenador de sobremesa suele tener un precio bastante reducido, y con ello se logran mejoras en el rendimiento bastante interesantes. Eso sí, no esperemos que con unos cambios de un puñado de euros vayamos a conseguir milagros, puesto que la tecnología mejora mes a mes y un ordenador de hace unos años no es ni parecido a un ordenador actual.