Ha ocurrido. Tras cinco erráticos años, Apple ha despedido uno de los elementos más icónicos, incomprendidos y odiados de su gama de portátiles, la Touch Bar. Los nuevos MacBook Pro de 14 y 16", presentados hoy junto a sus flamantes procesadores M1 Pro y M1 Max, tienen por fin, un teclado completo. Éste incluye una fila superior de teclas de funciones, que hasta ahora estaba ocupada por esa alargada pantalla OLED táctil que un día vendieron como una reinvención del teclado.
Apple la ha despedido defendiendo que su nuevo teclado es el mismo que el teclado inalámbrico, que tiene teclas de función que los usuarios valoran: "las teclas físicas reemplazan a la Touch Bar, trayendo de vuelta la sensación táctil y familiar de las teclas mecánicas que encanta a los usuarios profesionales".
El adiós a la Touch Bar es la tardía asunción de que algo no funcionaba
A diferencia de otros elementos que Apple ha ido quitando de algunos de sus productos, como el botón Home en el iPhone, o el propio jack de auriculares, con la Touch Bar, la compañía parece estar admitiendo que algo no funcionaba desde 2016. Por muy futurista que fuera, nunca convenció a profesionales, que en sectores como el desarrollo siempre echaron mucho de menos aquella tecla ESC, considerada por muchos como la gran pérdida de los equipos en los que fue sustituida.
La Touch Bar se vendió como un elemento que mejoraría la productividad de quien la usara, pues en lugar de tener que recurrir hacer click sobre elementos en pantalla, bastaría con configurar esa diminuta pantalla para tener ahí desde emojis hasta las funciones que más usáramos de cada aplicación profesional. Pero, gustara o no, la ejecución nunca fue buena ni dio muestras de mejorar como habría cabido esperar. En su lugar, muchos usuarios se quejaron de falta de novedades e incluso de cuelgues y bugs en el contenido mostrado en ella.
Que Apple ha ido a trompicones con la Touch Bar hasta reconocer que aportaba poco (menos que la sensación táctil y familiar de las teclas mecánicas) no es algo que se haya visto hoy. Ya en diciembre de 2019, con los MacBook Pro presentados aquel año, Apple estrenó una tecla ESC física que por fin permitía contar con ese elemento básico en la informática accesible a la memoria muscular. Esto fue lo que dijo en aquel momento Phil Schiller, VP de Marketing de Apple:
"Hay una gran cantidad de clientes que usan la Touch Bar y se benefician de algunas de sus funciones, pero también existían quejas. Si tuviera que posicionarlas, la primera sería que los usuarios querían una tecla ESC física. La adaptación resultaba muy difícil para mucha gente. Decidimos, en lugar de eliminar la Touch Bar y perder las características de las que se benefician algunos usuarios, añadir la tecla ESC. Mientras lo hacíamos, ya teníamos el nuevo MacBook Air con el botón independiente de Touch ID. A la gente le gustaba eso. Así que decidimos mantener la Touch Bar, pero dejar espacio para ambos botones.
En 2019, Schiller consideraba que "algunos usuarios" se beneficiaban de las características de la Touch Bar. Dos años después, los intereses de esos usuarios han quedado sepultados por algo que era un clamor en el mundo profesional, que es al que van dirigidos estos nuevos MacBook Pro.
Si la Touch Bar hubiera significado tanto para muchos usuarios fuera del mundo Pro, la habríamos visto en teclados externos y en el MacBook Air, como otras funciones como Touch ID que sí han llegado a estos dispositivos al haber demostrado un 100% de eficacia en su cometido: identificación en el sistema y en pagos.
Los nuevos MacBook Pro son los del arrepentimiento
En 2016, tras varios años sin grandes cambios en los MacBook Pro, Apple decidió que había que rejuvenecer la familia de portátiles profesionales rompiendo con los atavismos del pasado. Esto fue lo que acometió para tratar de lograrlo:
- Llegada de Touch Bar junto a Touch ID.
- Adiós a los puertos USB-A en favor de USB-C.
- Adiós al teclado de tipo tijera en favor del teclado mariposa.
- Adiós al lector de tarjetas SD.
- Adiós al puerto HDMI en favor de salía de DisplayPort (vía USB-C).
- Adiós al conector magnético de carga con LED Magsafe.
Casi todos los usuarios, profesionales y no profesionales, se quedaron decepcionados por alguno de los puntos. Pero como también hubo defensores de varias de estas medidas, las redes sociales y los comentarios de medios como éste se llenaron de debates sobre ideas como innovación y progreso.
La realidad es que hoy Apple reconoce que el teclado físico es mejor que la Touch Bar. Reconoció en 2019, y tras años y años de problemas, que el teclado mariposa era la solución a ellos. Y ha reconocido hoy que el puerto magnético Magsafe, las tarjetas SD y el puerto HDMI son tan importantes para muchos flujos de trabajo que nunca debieron irse.
La dongle-life o vida de adaptadores, que en 2016 parecía pasajera, se ha quedado entre nosotros a la hora de conectar a pantallas externas o descargar las fotos de una tarjeta de memoria, y la comodidad de la carga magnética ha dejado lugar a puertos USB-C que se tiraban del equipo mucho más peligrosa y violentamente.
La Apple que un día presumió de su valentía (courage) al decir adiós al puerto jack en el iPhone no ha sido capaz de mantener su apuesta tras cinco años de los cambios del MacBook Pro, pese a que a diferencia del jack, USB-C y Thunderbolt sí fueran potencialmente sustitutos de los elementos que enterraron con su llegada. De pocas formas más claras puede expresar Apple el arrepentimiento que con las de esta noche.
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