Si tuviésemos que mencionar un par de los sectores tecnológicos más en auge en estos momentos, probablemente los drones acompañarían a los coches eléctricos en esa breve lista. Los drones están ya presentes en muchos aspectos de la industria, pese a que lo que ahora vemos sea sólo el germen de promesas mucho mayores. Pero si a día de hoy hay un líder en el mercado, ése líder es claramente DJI.
Un fabricante chino que en sus primeros cinco años de vida logró coronar el mercado doméstico y que ahora, con un par de años más de experiencia, ha presentado el DJI Spark que, entre otras cosas, podemos controlar con gestos. Tal y como lo leéis, con gestos al más puro estilo de los caballeros Jedi. Y además, hemos tenido la oportunidad de probarlo de primera mano antes de su puesta a la venta.
Usa la fuerza, Spark
Cuando nos referimos al DJI Spark como al más asequible del catálogo del fabricante chino lo hacemos siendo conscientes de que DJI se sitúa en lo que podríamos llamar la gama alta del sector. Eso supone que para hacernos con el nuevo DJI Spark tengamos que desembolsar 600 euros sólo por el dron y un par de baterías, aunque la experiencia no es del todo completa si no añadimos algunas cosas más al conjunto.
El nuevo DJI Spark nos permite controlarlo con gestos a corta distancia. Un par de toques en el botón trasero con la cámara apuntando a nosotros, y a volar. A un par de metros de nosotros es capaz de reconocernos gracias a la cámara frontal y seguir los movimientos que indiquemos con el brazo. Como si pudiésemos controlar la Fuerza, el Spark se eleva y reduce altitud, y también se desplaza lateralmente conforme a nuestras órdenes.
La distancia de estos gestos ha de ser corta, no obstante, aunque nos permite realizar algunos trucos. Como solicitarle que se aleje de nosotros y, con otro gesto simulando un encuadre con ambas manos, pedirle que nos haga una fotografía. O como hacer que nos siga de cerca como si fuese una obediente mascota. Una mascota de plástico, con corazón electrónico y voladora.
Como nos informaba la propia DJI durante las pruebas de vuelo, el modo de gestos aún no está pulido al 100% y esperan que ya esté corregido para su puesta a la venta, porque a la hora de la verdad se desconecta demasiado, tarda en reconocernos y no responde correctamente a todos los gestos que hacemos. El desarrollo está avanzado, qué duda cabe, pero aún hay margen de mejora.
Pero para disfrutar de la experiencia completa, el DJI Spark requerirá de que lo emparejemos con el móvil o que empleemos un mando remoto que nos costará otros 200 dólares extra. Eso sí, vendrá con un lote de hélices extra, protectores, una tercera batería, un puerto de carga y también una bandolera para transportarlo. Porque si algo es el Spark, es transportable. Hablamos de un dron de tan sólo 300 gramos de peso.
Con el móvil es suficiente, pero Spark pide algo más
El nuevo DJI Spark puede emparejarse con nuestro móvil gracias a la aplicación DJI GO, que podemos encontrar tanto en Android como en iOS. Com esta aplicación podremos recibir la imagen en tiempo real que el Spark recoge con su cámara y además tendremos dos controles laterales con los que desplazarlo hacia arriba y abajo, hacia los laterales, rotarlo y hacerlo avanzar y retroceder.
El manejo con el móvil es bueno aunque no contamos con la sensibilidad del mando físico a control remoto. Además, con los dedos sobre la pantalla perdemos algo de visión cuando controlamos el DJI Spark. En general la experiencia es buena pero si tenemos la oportunidad, hacernos con el control remoto será una buena decisión. Sobre todo cuando activamos el modo Sport.
El DJI Spark se desplaza lentamente, a una velocidad bastante controlable, y gracias a su cámara puede detectar obstáculos y frenar antes de colisionar, aunque su estructura está hecha para resistir impactos sin deformarse ni afectar al funcionamiento del terminal. El problema es que, cuando activamos el modo Sport, el control con el móvil se antoja insuficiente pues la potencia del Spark requiere de un sistema más preciso.
El modo Sport hace que el Spark libere toda su potencia, a costa de reducir la autonomía de los teóricos 15 minutos totales a aproximadamente 10 minutos. También hace que los sensores de choque se vuelvan insuficientes, y es que a 50 kilómetros por hora impactaremos contra cualquier obstáculo antes de que el dron tenga oportunidad de frenar.
Es precisamente por eso que, en el modo Sport, el móvil no sea la mejor forma de uso y sí el mando remoto, con el que podremos controlar el dron sin necesidad de estar mirando nuestras manos o la pantalla. Algo que también podremos hacer con las DJI Goggles, las gafas de DJI que serán compatibles con el DJI Spark, aunque por el momento no están disponibles para él. Su uso, que hemos probado con el Phantom 4 Pro, nos permitiría no sólo liberar la vista de nuestras manos sino no depender de que nuestro móvil se vea bien o no al sol.
Un vuelo bastante suave y una distancia considerable
Si hay algo que se puede destacar del DJI Spark es que su vuelo es muy fluido y responde con velocidad a todas nuestras instrucciones. Con 40 metros de altura máxima de vuelo y hasta dos kilómetros de alcance, el Spark vuela realmente de maravilla y su manejo se convierte el algo divertido. Eso sí, en cuanto nos alejemos un poco más de la cuenta deberemos estar atentos a la pantalla del móvil para ver dónde estamos, teniendo en cuenta que a mayor distancia, mayor retardo en la recepción del vídeo.
La cámara también funciona bastante bien durante el vuelo y genera un vídeo de bastante buena calidad. El DJI Spark genera vídeo en resolución 1080p (FullHD) y aprovecha muy bien el estabilizador óptico para absorber las vibraciones del vuelo. El vídeo es suave y de buena calidad, aunque el rotor de la cámara, el que nos permite girar el objetivo sin alterar el vuelo del dron, va ligeramente "a tirones". Bastará con pedirle que nos grabe mientras no nos pierde de vista para apreciar los saltos de la imagen con cada corrección de orientación. Algo que, por supuesto, no ocurre cuando es el propio dron el que gira.
Pese a las pegas que pueden ponérsele al DJI Spark, principalmente en el lado del software, no cabe duda de que se ha convertido en una de las primeras opciones cuando hablamos de la compra de un dron para aficionados. Sus modos de vuelo inteligente, su control por gestos y el modo Sport para liberar toda su potencia lo convierten en un gadget más que atractivo.
El principal problema de este DJI Spark viene desgraciadamente del lado de su precio, y su colocación en el catálogo de DJI. Con una calidad de vídeo FullHD y una autonomía de 15 minutos por batería, el Mavic Pro se coloca muy cerca en cuanto a coste pero superior en características. El Mavic Pro cuenta con mayor número de sensores, con estabilizador mecánico de cuatro ejes y también con grabación 4K, aunque la cámara del Spark es superior. Una elección complicada si buscamos algo más que un dispositivo para ocio.
En resumen, el nuevo DJI Spark no sólo es el dispositivo más económico del catálogo de DJI sino que también es un gadget sorprendente y muy divertido. Resulta complicado encontrar un dron que ofrezca más por menos de 1.200 euros, el precio de su hermano mayor, el Mavic Pro, y la promesa de DJI es que su software estará acabado para su puesta a la venta.
En Xataka | DJI Spark, el dron más pequeño y asequible de DJI que además se controla por gestos
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