El mundo de la impresión 3D es fascinante. Algo frustrante de vez en cuando, sobre todo cuando no sabes bien qué le pasa a tu máquina, pero fascinante, divertido y adictivo. La cosa es que la impresión 3D no deja de ser extruir plástico caliente en capas, una encima de la otra, y eso significa una cosa: líneas y costuras. Todas las impresiones 3D, con sus más y sus menos, van a tener esas cosas que denotan a simple vista que una figura se ha impreso en 3D.
Hay varias formas de disimularlas, pero una de las más chulas tanto por el resultado como por su funcionamiento es, sin duda, la piel difusa.
Explícame eso de las líneas. Vamos a empezar por el principio. Cuando imprimes en 3D, lo que estás haciendo realmente es calentar un plástico, sacarlo por un extrusor y depositarlo en capas. Cada figura se lamina vía software en cientos y cientos de capas. Primero se imprime la primera capa sobre la cama de la impresora, que suele ser la más importante y la más lenta, y luego se imprime otra encima, luego otra, otra, otra y así hasta que completas la figura. Capa a capa.
Lo más probable es que, por defecto, usemos una altura de capa de 0,2 milímetros. Es la resolución más usada a nivel amateur y es, realmente la que mejor resultado ofrece relación calidad/tiempo con una boquilla de 0,4 milímetros, que es la que suene venir preinstalada. ¿Qué quiere decir eso? Que si tenemos un modelo de 10 centímetros de altura y lo laminamos en capas de 0,2 milímetros, nuestra impresora tendrá que imprimir 500 capas. Nuestra figura es un conjunto de 500 capas de plástico fundido una encima de la otra.
La línea te delata. Si miramos de cerca una impresión 3D o pasamos el dedo por su superficie notaremos cierto tacto rugoso. Eso es fruto de las capas. Esas líneas que aparecen en la superficie son, realmente, todas las capas que componen la figura y delatan que estamos ante una impresión 3D. Aunque hay gente que adora ese acabado, lo cierto es que puede no gustar. A mí, personalmente, no me gusta.
También tenemos las costuras. Las costuras se crean donde empieza y acaba una línea impresa. Imagina una circunferencia. La boquilla no hace un recorrido sin paradas, sino que empieza en un punto, dibuja la circunferencia, llega hasta el punto de partida, se eleva e imprime la segunda capa encima, repitiendo el proceso. En ese punto de partida se crea una costura, tal y como puede verse en la imagen inferior. Eso, en un modelo cuyo fin es la exhibición, queda horrible.
¿Soluciones? Varias. Una de las más usadas es cambiar la altura de capa de 0,2 milímetros a 0,1 milímetros o menos. Eso es un antes y un después, tanto en resolución como en tiempo. El resultado es buenísimo y las líneas apenas se notan, pero el tiempo de impresión se multiplica por dos. Si no tienes nada que hacer, no te importa tener la máquina encendida y buscas un resultado fino, es una opción a contemplar.
Otra es pulir el plástico, algo que se puede hacer si tenemos pensado pintarlo. Para ello es necesario aplicar un relleno como Primer, esperar a que se seque y lijarlo bien. El resultado puede ser excepcional, siempre y cuando seamos conscientes de que lijar no es una cosa sencilla y requiere mucho esfuerzo, sobre todo en piezas grandes como un casco de Stormtrooper.
La otra, más artística, más rápida y más llamativa que las anteriores, es usar la piel difusa o fuzzy skin, según tengamos el laminador en español o en inglés.
¿Piel difusa? Se trata de un proceso que le da a la capa exterior un acabado rugoso y, de paso, oculta las líneas de capa y las costuras. Para ello, añade unas fluctuaciones aleatorias en la trayectoria de la pared exterior (la que, cuando acabe la impresión, será la superficie). En lugar de imprimir una línea recta, el extrusor se mueve ligeramente mientras imprime la pared, consiguiendo un acabado tan chulo como este.
El acabado es rugoso, como si fuera una tela arrugada, y para figuras decorativas queda precioso. Además, se puede aplicar tanto a todo el modelo como solo a zonas concretas y podemos modificar algunos parámetros para que la textura sea más o menos evidente. Mi recomendación personal: 0,5 milímetros de distancia al punto de superficie irregular y 0,3 milímetros de distancia del punto de piel difusa.
No todo es chachi pistachi. Aunque el acabado es chulísimo, la piel difusa no es apta para todos los modelos. No conviene usarlo en piezas que deban encajar entre sí, en maquetas o en modelos técnicos. También hay que tener en cuenta que aumenta ligeramente el tiempo de impresión y la cantidad de plástico usado.
Por ejemplo, este dinosaurio tan cuqui (es el mismo de las fotos, pero mucho más grande) tarda cuatro horas en imprimirse y consume 143,11 gramos de filamento. Si activamos la piel difusa, el tiempo de impresión sube hasta las cinco horas y media y la cantidad de plástico usado a prácticamente 145 gramos.
Es una cosa a tener en cuenta, pero para piezas decorativas en las que queramos ocultar las líneas y las costuras, merece la pena probarlo. Para ello, simplemente hay que buscar "piel difusa" o "fuzzy skin" en nuestro laminador de confianza y activarlo. No tiene más. En el caso de Orca Slicer y Bambu Studio se puede encontrar en la pestaña "Otros".
Imágenes | Xataka
En Xataka | Esto es lo que me habría gustado saber antes de iniciarme en el mundo de la impresión 3D
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