¿Cómo hemos pasado de tener un módem a tener un router en casa? ¿Y si en realidad lo que tenemos es un módem dentro de un router? ¿Y los puntos de acceso qué son exactamente? A la hora de diferenciar entre los distintos dispositivos para configurar una red en el hogar pueden surgir este tipo de dudas. Por eso es importante saber la diferencia entre cada uno de estos aparatos y cuál se adapta mejor a las necesidades de cada uno.
Lo más probable es que cada uno tenga en su hogar un router, el que instala el operador por defecto cuando se contrata Internet. La velocidad de conexión puede incrementar muchísimo si la red se optimiza, por ejemplo con un router más potente o con puntos de acceso. Pero claro, hay que saber cuándo es conveniente cada uno de ellos.
Qué es un módem
La función de un módem es modular y desmodular una señal analógica. El proceso de modulación es el que convierte las señales digitales en analógicas, el proceso de desmodulación hace lo contrario, de señal analógica a digital. ¿Para qué? Para poder enviar la señal y establecer una conexión mediante líneas analógicas de telefonía. Es básicamente el que hace posible que Internet llegue a un hogar mediante la línea del teléfono fijo.
El módem por lo tanto es el que permite conectar la señal que ofrece el proveedor de Internet/operador/ISP al ordenador u otros dispositivos digitales. Dado que la señal que proviene del proveedor es analógica y llega por cable coaxial o fibra, se requiere de un aparato capaz de transformarla en digital. Lo mismo ocurre cuando se envían datos desde los dispositivos del hogar hacia el exterior.
Qué es un router
Router o enrutador es el dispositivo más común que encontramos. Se trata del aparato que normalmente las operadoras colocan en el hogar cuando se contrata un servicio de Internet. El router, como su propio nombre indica, "enruta" la señal para dirigir el tráfico de conexión a los dispositivos adecuados. Dado que el módem simplemente transforma la señal a digital, hace falta un aparato extra capaz de enviar esa señal a los dispositivos correctos si son varios.
El router envía la señal bien por cable Ethernet (suele tener cuatro puertos en la parte trasera) o bien por Wi-Fi (mediante las bandas de 2.4GHz y 5GHz), gracias a la antena de la que disponen. Es por lo tanto el dispositivo encargado de hacer que el resto de dispositivos puedan conectarse al módem y que la información de cada uno de ellos no se mezcle entre sí.
Ahora bien, aquí viene el truco y lo que genera la confusión. El router que tenemos en casa en realidad no es simplemente un router, sino que se trata de un dispositivo que tiene en su interior el módem y el enrutador. Aunque en los últimos años se ha popularizado el uso de la palabra router para englobar a ambos.
Qué es un punto de acceso (y por qué no es un repetidor)
El último dispositivo que debemos conocer es el punto de acceso. Su nombre una vez más describe cuál es su función: crear un punto de acceso a Internet donde no lo hay. Podríamos decir que se trata de una ampliación del router, crear un "segundo router" para ofrecer mejor conectividad donde el router principal no llega.
El punto de acceso se conecta al router mediante un cable Ethernet que le concede la máxima velocidad posible de la red para que pueda distribuirla mediante Wi-Fi a zonas donde el router principal no llega. Que se conecte por Ethernet es importante, ya que si sólo se conecta por Wi-Fi al router... no es un punto de acceso, es un extenso de red o repetidor. El repetidor simplemente coge toda la señal posible del router principal y la repite de nuevo a un área donde no hay tanta.
Aquí lo importante es hacerse con un punto de acceso si se quiere mejorar la conexión a Internet en un área donde es pobre y se desea que sea lo más perfecta posible. El punto de acceso se suele utilizar por ejemplo en casas con dos pisos o en oficinas, donde un único router se queda corto.
Cuál es el más adecuado para cada persona
En realidad no hay mucho misterio a la hora de escoger el más adecuado para cada usuario. No hay mucho misterio por el simple hecho de que cada uno de los dispositivos "depende del anterior". Es decir, el punto de acceso requiere de un router, mientras que el router requiere de un módem.
Actualmente ya no se utilizan módems individuales, una sola conexión por cable imposibilita el uso adecuado de Internet en un mundo repleto de dispositivos inalámbricos conectados por Wi-Fi. Por lo tanto, podemos descartar automáticamente que el usuario necesite sólo un módem para cubrir sus necesidades.
El router en cambio es lo más común, es el aparato que las operadoras instalan en el hogar y es suficiente para la mayoría de usuarios. En un hogar medio (de tamaño y personas/dispositivos) no se requiere más de lo que un router puede ofrecer. Otra cosa es que el usuario desee utilizar uno mejor que el de la operadora, si se busca exprimir al máximo la velocidad y cobertura en el hogar, cambiarlo por uno más profesional es buena idea. En este sentido hay interesantes opciones.
Por último, los puntos de acceso están pensados más para aquellos usurarios que tengan que cubrir un gran área. Generalmente pensados para oficinas o casas con más de un piso por ejemplo. Si la conexión te da problemas o la señal no es suficiente, el punto de acceso es una opción a considerar.
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