Dicen que agosto es un mes aburrido, que no hay noticias interesantes y todos se agazapan esperando a septiembre. Este año ha sido algo más movido y sin duda la noticia de este mes la ha protagonizado hace unos minutos Microsoft: Steve Ballmer anuncia su retirada.
El actual CEO de Microsoft ha anunciado a través del blog oficial de la compañía que en doce meses abandonará su actual puesto para dejar paso a una nueva persona al mando. Una transición que será algo más que cambiar nombres en las oficinas de Redmond.
“No existe el mejor momento para este tipo de transiciones pero ahora es el momento oportuno” dice Steve Ballmer. La compañía ha sufrido grandes transformaciones en los últimos años: la salida de Windows 8 y Windows Phone, adentrarse en el mundo del hardware con Surface y, sobre todo, cambiar para adaptarse a las necesidades actuales.
Será un cambio lento, doce meses en los que se tendrá que cambiar roles, buscar al personal apropiado y darle un nuevo rumbo a la compañía porque, como decíamos, no se trata de un cambio de cromos, este cambio implicará una serie de transformaciones en Microsoft.
De momento, la compañía ha creado un comité especial para dirigir esta transición. Ballmer, en un post del blog, dice sentirse bastante dolido por dejar el puesto pero que lo hace satisfecho al ver el crecimiento de Microsoft en los últimos años.
Ballmer, méritos eclipsados tras la extravagancia
Genio y figura, una expresión castiza popularizada por la obra de teatro de Carlos Arniche estrenada en 1910. Utilizada hasta la saciedad pero que en este caso sirve para definir la primera impresión que muchos tenemos sobre Steve Ballmer.
Todos recuerdan sus extravagancias, sus conferencias dando saltos y gritos. Developers, developers, gritaba Ballmer. Comentarios polémicos, siempre criticando de forma bastante dura a la competencia, a veces de forma acertada, otras veces demasiado influenciado por su posición en Microsoft.
Resulta imposible hablar de Ballmer sin recordar estos momentos. Hemos decidido empezar hablando de esta faceta porque siempre es la más vistosa, pero también es la que muchas veces eclipsa los logros de uno de los mayores pesos pesados de Microsoft.
Por eso, ahora que hemos quitado la paja, las anécdotas por las que todos le recuerdan, es hora de hablar de sus logros. De todo lo que ha conseguido desde que en enero del año 2000 se convirtiera en el CEO de una de las compañías más importantes e influyentes del mundo: Microsoft.
13 años al frente de Microsoft, los logros de Ballmer
Enero del 2000. Bill Gates decide deja su puesto como CEO de Microsoft. Steve Ballmer coge el testigo y Bill empieza a ir alejándose poco a poco de la compañía de Redmond. Eso sí, sigue todo muy de cerca, no en vano es el máximo accionista de la compañía con un 6,4% de las participaciones.
Fue el inicio de un cambio. Bill y Microsoft, un dúo fuertemente criticado en los noventa por su papel monopolista en el mundo de la informática. Esa es otra historia, apasionante la verdad, pero lo que hoy nos atañe son los últimos trece años de la compañía.
Durante este lapso de tiempo, Microsoft ha vivido muchos cambios, más de los que experimentó en toda su historia. Significó cambiar el modelo de negocio, meterse de lleno en territorios desconocidos y, sobre todo, la presión que significa seguir siendo una compañía de referencia en el mundo de la tecnología.
Han ocurrido muchas cosas, en términos económicos hay que destacar que desde que Steve Ballmer entrara en Microsoft, en 1980, la compañía ha crecido desde los 7,5 millones a los 78 mil millones a día de hoy. Es cierto que en este crecimiento hay más gente detrás, es un mérito colectivo. Repasemos ahora lo que han ocurrido en estos años.
De Windows 2000 a Windows 8: éxitos, fracasos y transformaciones
Dicen los expertos en el mundo de software, que en Microsoft se cumple una ley: cada dos sistemas operativos uno sale malo y uno bueno. Encadenando así un éxito y un fracaso. Lo cierto es que en los últimos años se ha ido cumpliendo si preguntamos a los usuarios, con la incertidumbre todavía de qué es Windows 8.
Windows 2000 fue un sistema que tuvo una gran acogida, dentro de su entorno porque no llegó a todos los usuarios. A la masa llegó ME a finales del 2000, un fracaso como sistema operativo con fallos de todo tipo y un rendimiento bastante inestable.
A él le siguió XP. Un cambio de interfaz que trajo también cambios internos ya que fue el primer sistema operativo dirigido al gran público basado en Windows NT con dos versiones de 32 y 64 bits. Le costó un poco integrarse pero tras el lanzamiento de los services packs logró consolidarse como una buena opción.
Fue el primer cambio de Windows con Ballmer, una transición en la interfaz que venía a demoler lo que había en los noventa. Necesitaban algo atractivo, no sólo para amantes de la informática. Lo consiguieron y unos años más tarde se volvió a cumplir el ciclo de Microsoft.
Windows Vista, una nueva versión enfocada a llegar a más plataformas: ordenadores de sobremesa, portátiles, tablets y equipos multimedia. Sin embargo, este significó un batacazo importante. Es cierto que significó el inicio de otro cambio, de una interfaz más pulida.
Fue también la que sirvió, coincidencia o no, para empezar a popularizar los ordenadores portátiles. En el 2007 se empezó a disparar la venta de estos equipos, junto a los Netbooks (aunque aquí casi todo fue Windows XP en aquel año).
Muchos usuarios quedaron descontentos y aunque Microsoft resolvió muchos problemas en las actualizaciones, Windows Vista quedó marcado con el estigma de ser un fracaso. Años más tarde llegó la otra cara de la moneda: Windows 7. Un sistema que ha tenido una aceptación bastante buena y que hoy en día sigue presente en muchos equipos.
Sin embargo, en Microsoft pensaron que esto no fue suficiente. Necesitaban un cambio radical. Querían seguir trabajando en simplificar la interfaz para hacer que la informática fuera todavía más accesible. No sólo eliminar elementos gráficos sino también hacer invisibles un montón de procesos, la necesidad de simplificar las cosas.
Bajo esta filosofía, y con los antecedentes de Windows Phone (luego hablaremos de ello), llegó Windows 8. La última gran apuesta de Microsoft y que, de momento, esta teniendo problemas para posicionarse: es un buen sistema operativo, pero no está terminando de llegar al gran público.
Microsoft y los móviles: del entorno corporativo al generalista
En el año 2000, la compañía de Redmond también lanzó un sistema operativo para dispositivos móviles: Windows Mobile. Una versión de Windows CE destinada a equipos con especificaciones técnicas más limitadas, lo que comúnmente se conocía como Pocket PC.
Esta generación de smartphones, junto a las PDA, vivió anclada en la visión que tenía Microsoft en los 90: tener herramientas para el mundo corporativo. Una visión que chocaba con el cambio que se estaba produciendo en los ordenadores y que iniciaron con Windows ME y XP: llegar al gran público.
Para Microsoft todavía no era el momento y se centraron en el mundo de los negocios con un sistema operativo que era la versión en miniatura del Windows de los 90. Diez años más tarde, y con sucesivas actualizaciones y el lanzamiento de una nueva generación de dispositivos móviles, Microsoft se dio cuenta de que se habían quedado atrás.
iPhone, Android, Nokia… Muchos intentaron traer el teléfono inteligente al gran público. A Microsoft le costó un poco y fue a finales del 2010 cuando debutó con Windows Phone. Un sistema que rompía con todo lo que habían hecho en Windows Mobile.
La interfaz Metro, sus aplicaciones, la integración con servicios online… Muchos aplaudieron la valentía de Microsoft con este cambio. Sin embargo, en sus tres años de vida su presencia sigue siendo testimonial. En algunos mercados puede consolarse con ser la tercera opción, mientras que Android e iOS se reparten la gran parte del pastel.
En esta época, también significó aliarse con Nokia: referente todopoderoso en el mundo de la telefonía pero que se encontraba en declive tras el fracaso de Symbian por no adaptarse a los tiempos modernos. La alianza se mantiene pero de momento sin los resultados deseados.
Xbox, tres consolas en trece años
Otro frente que se abrió en la época de Ballmer fue la de las consolas. La primera Xbox llegó en el 2001, algo tarde para una generación que Sony lideró con mano de hierro con Playstation 2. Sin embargo, sirvió para asentar las bases y aprender las reglas del juego.
Cinco años más tarde, fue Microsoft quién se adelantó a los nipones (Sony y Nintendo) con Xbox 360. Llegar antes, así como otras muchas decisiones acertadas, sirvieron para que la consola fuera un éxito de ventas y muchos desarrolladores optaran por crear juegos para ella.
A día de hoy han vendido 78,2 millones de consolas, algo por debajo de Playstation 3 (78,8) y a la vez alejada de la que fue un fenómeno de masas: la Wii de Nintendo con 99,9 millones de unidades vendidas a lo largo del mundo.
Fueron buenos años para Microsoft: grandes beneficios, muchos títulos exclusivos… Sin embargo también tuvo algunos que otros problemas como las luces rojas de la muerte, los problemas con Xbox Live y el fracaso del HD DVD como disco óptico de alta capacidad.
Ahora es el turno de Xbox One, que llegará finales de año. Viene con muchas novedades, de las que ya os hemos hablando en Xataka, y significan un paso más de Microsoft por unificar toda la experiencia en diferentes dispositivos. El mismo estilo, pero en varias pantallas.
Otros productos, Azure, Microsoft Surface…
Esas han sido las tres principales direcciones de Microsoft en estos últimos 13 años. Sin embargo, más allá de éstas también hay otros productos que han destacado en Microsoft: la creación de Azure como una gran nube para desarrolladores y el mundo empresarial.
También significó que Microsoft se metiera en el mundo del hardware, y no hablamos de su ya larga y extensa línea de accesorios. Hablamos de equipos, ordenadores. Surface fue el primero y tras dos versiones con un éxito discreto, no han sido suficientes para empujar Windows 8.
Kinect también ha sido otro de los proyectos que ha llegado a nuestras manos en Xbox 360 y dentro de poco en Xbox One. Aunque de momento no se le ha sacado el máximo provecho, sigue siendo un accesorio con mucho potencial, especialmente en la parte más creativa y experimental.
Sigue la vida después de Ballmer
Y aquí empieza el principio del fin del ciclo de Ballmer en Microsoft. Ha sido muy criticado en la industria y la prensa por sus decisiones y la arrogancia de sus palabras en algunas ocasiones. Se la ha acusado de ser demasiado conservador, pero Microsoft ha vivido grandes cambios en estos trece años.
Se le ha criticado también por no adaptarse a los tiempos que corren y de no estar presente con firmeza en sectores claves como los tablets o los smartphones. Están ahí, pero su presencia de momento no es determinante y están detrás de otras compañías.
El legado de Ballmer es muy grande y aunque a veces nos quedemos con detalles de su persona, no hay que olvidar todo el trabajo que hay detrás. Ahora viene un cambio, que esperemos nos traiga muchas novedades, que Microsoft siga creciendo y evolucionando. Hasta la vista, Steve.
Más información | Microsoft
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