Algunos lectores nos habéis preguntado por la situación de las células o baterías de combustible. Cierto es que hace mucho que no hablamos de ellas, pero hay un motivo importante: las baterías de ion-litio les han comido mucho terreno para ser el sistema de almacenamiento de energía en el futuro más cercano.
El gran reto de la alimentación eléctrica se centra ahora en los coches eléctricos, y en ellos, mientras el hidrógeno tarda en llegar, las pilas de ion-litio han ocupado un lugar que no será fácil de ocupar por otras tecnologías. Que un coche lo podamos conectar en casa sin instalaciones especiales es algo demasiado jugoso.
Baterías de ion-litio, un poco de historia
Aunque parezca mentira, las baterías de ion-litio no son algo de ahora. Ya en 1912 se empezó a trabajar con las de litio, aunque no fue hasta los años 70 cuando vieron la luz los primeros modelos no recargables. La seguridad había sido el gran caballo de batalla, y hacerlas recargables todavía llevaría unos años más.
Fue a finales de los años 80 cuando tras mucha investigación, se introdujeron iones de litio para mejorar la estabilidad de las pilas, y eliminar de un golpe la inestabilidad térmica que sufría la pila de metal, la cual podía provocar una explosión importante.
Con ese avance se perdió algo de potencial, pero se ganó en la seguridad necesaria para su avance más veloz de cara a usos comerciales.
Fue en 1991 cuando salió al mercado la primera batería de ion-litio o Li-Ion, y desde entoncesno han hecho más que avanzar y mejorar.
Qué tienen de bueno y malo las baterías de ion-litio
La clave del buen comportamiento de este tipo de baterías hay que buscarlo en el litio como es obvio. Se trata del metal más ligero, posee el mayor potencial electroquímico y representa el mayor contenedor de energía. Podemos conseguir más capacidad en menos espacio y con mucho menor peso también.
Esto que parece tan obvio es lo que ha proporcionado la mejora en la autonomía de nuestros gadgets, o el que puedan reducir su tamaño. Y eso que todavía no conozco a nadie contento con la batería de su cacharro, siempre se quiere más.
Por suerte hay posibilidades, principalmente en el mercado de las baterías para coches. Ya no ocupan el maletero y tienen más autonomía, son más seguras y pesan poco. En torres especiales se podría recargar un coche eléctrico en media hora al 80% de su capacidad. En un enchufe de casa, en 7 horas estaría el coche listo para ir a una velocidad media de unos 120 km/h durante unos 200 km. Y los podremos usar para unos 100.000 km. Lo bueno es que todos estos datos van mejorando poco a poco.
Otras ventajas de las baterías de ion-litio son que carecen de efecto memoria, que podemos saber con precisión la cantidad de energía que queda acumulada gracias a su descarga lineal y la baja tasa de autodescarga.
En cuanto a los inconvenientes, también los hay. Uno de los más llamativos seguro que te suena: pueden explotar debido a un sobrecalentamiento, que suele provocarlo un error en el diseño o un fallo de la batería en fábrica. Por ello vienen acompañadas de circuitos de control, lo que hace que su precio se alto y el desarrollo más lento.
Otros fallos que poco a poco se van mejorando tienen que ver con la duración media de las baterías, que es todavía reducida (unos 3 años) o el peor rendimiento cuando hace mucho frío.
Más información | Wikipedia.
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