Con las opciones que tenían en ZonaFandom para escoger en la saga Regreso al Futuro han ido a quedarse con la peor, el DeLorean. ¿De verdad creen que nos van a intimidar con ese trasto?
Ya son ganas de romper el continuo espacio-tiempo y de crear realidades paralelas. La propia saga demuestra el peligro y los problemas que traen los viajes en el tiempo, eso por no hablar de las paradojas que se crean. ¿Ir al pasado y liarla de forma que no nazcamos? Casi que vayan los de ZonaFandom y, de paso, nos libramos de ellos.
El verdadero gadget freak que a todos nos gustaría tener es el Hoverboard, el monopatín volador que aparece en la segunda parte de la trilogía, con el que McFly consigue escapar de sus perseguidores.
Claro que ya puestos, mejor la versión con turbinas que lo impulsan con la que intentan alcanzarle sobre el agua, donde la versión normal no funciona. Y es que este monopatín volador, a pesar de flotar en el aire, requiere que se le de impulso igual que un monopatín corriente.
Y si todavía no ha quedado clara la supremacía del hoverboard nada mejor que recordar el final de la tercera parte de la saga y el papel que juega este en la resolución de la escena cumbre. ¿Un DeLorean? Bah, con la de veces que se les estropea… Si al menos fuera el precioso tren que aparece al final.
Y es que, ¿quién de nosotros no ha soñado con tener un monopatín volador? La demanda que tendría un producto así quedo demostrada cuando en una entrevista Robert Zemeckis, el director de las películas, afirmó que estas tablas existían. Las tiendas se llenaron de gente pidiéndolas, hasta que tuvo que volver a salir diciendo que todo era una broma y que no existían realmente.
Además, una máquina que viaje al pasado no existe ni existirá. Si alguien la hubiera inventado, ¿por qué no ha venido a vernos? En cambio, el hoverboard no es solo teóricamente posible, sino que un par de fabricantes han creado dispositivos similares.
Future Horizons nos ofrece la posibilidad de construirnos uno nosotros mismos (nada como algo fabricado con nuestras propias manos), pero si no nos sentimos con ánimos para ello lo venden ya montado por 9000 dólares. Un precio insignificante para lo que conseguimos.
Si queremos algo más grande y potente, el Airboard ofrece todo lo que podemos necesitar: velocidad, riesgo y flotar sobre el suelo.