A partir del curso 2024-25, los móviles quedarán prohibidos o restringidos en las aulas catalanas. Así lo ha anunciado hoy la Generalitat catalana en una rueda de prensa.
Nuevas normas. El Govern ha aprobado la normativa que regula el uso de los smartphones en las aulas catalanas. La normativa deja estos aparatos fuera de las aulas de educación primaria (6 a 12 años) y regula su uso en la secundaria (12 a 16 años).
El nuevo marco regulatorio contempla, eso sí, algunas excepciones, como el caso de necesidades especiales de comunicación y motivos de salud. La regulación de su uso en secundaria contempla también su uso en el contexto de las actividades académicas de los alumnos.
Las autoridades implementan así las conclusiones de informe elaborado por el Consejo Escolar de Cataluña, pero también responde a un debate que lleva produciéndose desde hace meses. Los centros, que hasta ahora contaban con cierta discrecionalidad a la hora de regular el uso del móvil (muchos ya los restringían o prohibían) tendrán que adaptar sus propios reglamentos a la nueva normativa.
Una tendencia general. El debate sobre el lugar que deben tener los móviles en los centros educativos no es exclusivo de Cataluña. En diciembre, por ejemplo, Galicia introducía algunas limitaciones como la prohibición del uso de móviles en los recreos, en el comedor y en las actividades extraescolares.
Andalucía es otra de las comunidades que ha restringido el uso de móviles en las aulas. Las medidas también fueron anunciadas el pasado mes de diciembre y restringían notablemente el uso de móviles en los centros educativos, desde primaria hasta bachillerato y FP.
A nivel estatal, el Consejo Escolar del Estado también aprobó la semana pasada una propuesta semejante: prohibición en infantil primaria, y limitaciones a su uso en secundaria.
Más allá de la discusión. Existe un consenso en favor de estas medidas que va más allá de cuestiones docentes como la atención en clase. Un estudio realizado el año pasado en aulas españolas observó una reducción de los incidentes de bullying entre los adolescentes cuyo acceso al móvil había sido limitado. El estudio también observó una mejor evaluación PISA en estos centros.
Pese al susodicho consenso, hay otros factores que debemos tener en cuenta y que llevan a algunos a interpretar este tipo de medidas como “cosméticas”. Así como existen estudios que observan una mejora en el rendimiento y el bienestar de los jóvenes, otros no logran encontrar mejoras significativas.
Imagen | Luisella Planeta
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