China da un giro en su gestión de la pandemia. Pasados tres años desde que Wuhan alertó de los primeros casos de neumonía atípica, poco después de la inaudita oleada de protestas por la política de “Covid Zero” y con la inmensa mayoría de países tratando ya al Covid-19 como un mal endémico, Pekín ha decidido mover ficha. Y lo ha hecho permeabilizando sus fronteras, que desde el 8 de enero se librarán de las gravosas condiciones que impone a los viajeros que ahora desembarcan allí.
La medida tiene una clara lectura política, social, sanitaria y económica, pero si hay un campo en el que ya genera expectación es el turístico, en el que China tiene mucho que decir.
¿Qué acaba de decidir China? Pasar página. O empezar a hacerlo, al menos. Esta semana la Comisión Nacional de Salud (NHC) de China anunció una relajación notable de los requisitos que deben cumplir las personas que entran en el país: en vez de los cinco días de cuarentena en un hotel y tres de reclusión domiciliaria que se demandan ahora —el aislamiento obligatorio llegó a ser de tres semanas—, las autoridades solo pedirán a los visitantes una PCR realizada durante las 48 horas previas a abandonar el país de origen y que demuestre que están libres de la enfermedad.
Se levantan además la obligación de recibir un código con el plácet de las autoridades chinas y las restricciones sobre el número de vuelos internacionales y el aforo de pasajeros que afecta ahora a las aerolíneas. Si bien se desconocen los detalles y no se puede hablar de una reapertura inmediata de la nación, la nueva política supone un cambio profundo con respecto a la línea que ha mantenido hasta ahora. Es más, la NHC asegura que “optimizará” los procesos para facilitar los trámites que permitan obtener visas para viajes de negocios, trabajo, y estudios o la reunificación familiar.
¿Y qué pasa con los viajeros chinos? Las autoridades han avanzado que los viajes al extranjero de los ciudadanos chinos se retomarán “de forma ordenada”, atendiendo a cuestiones como la deriva de la enfermedad a nivel internacional. Más allá de esa pauta general no se han concretado fechas ni detalles sobre cómo se implantará el cambio. Hasta ahora el turismo chino se ha visto cercenado por la pandemia. En 2021 las autoridades endurecieron las condiciones para la emisión y renovación de pasaportes y en primavera advirtieron que limitarían los desplazamientos motivados por “razones no esenciales”. Reuters asegura que no hay restricciones oficiales para que los chinos salgan al extranjero, pero la relajación de las normas para el retorno les facilitará ahora los viajes.
¿Cómo han reaccionado los chinos? Lanzándose a la búsqueda de destinos. Citando a la multinacional Trip.com Group, la CNBC asegura que solo media hora después del anuncio de las autoridades chinas, las búsquedas de viajes al extranjero para el Año Nuevo Lunar se dispararon hasta alcanzar su nivel máximo en tres años. Entre los destinos que más interés despertaron se encontrarían Japón, Tailandia, Corea del Sur, EEUU, Singapur, Malasia o Australia.
Reuters señala una tendencia similar en la plataforma Qunar y que el propio sector empieza a plantearse cómo se prepará para el cambio de escenario: VariFlight espera por ejemplo un fuerte repunte en los vuelos hacia y desde el gigante asiático para mayo y United Airlines Holdings estaría evaluando la demanda del mercado y el entorno para decidir cuándo reforzar su operativa.
¿Se puede esperar un “boom” en el sector? El cambio ha generado expectación, pero hay quien llama a la calma y descarta una reactivación inminente del turismo chino. Quedan por concretar aún los detalles de cómo será el restablecimiento “ordenado” de los viajes al extranjero y en la demanda puede pesar una economía y operativa muy marcadas por tres años de pandemia. También la ola de infecciones que afronta el país, que en diciembre veía cómo Pekín registraba un importante brote. Liu Simin, funcionario de la Sociedad China de Estudios Futuros, calcula por ejemplo que los viajes internacionales probablemente no retomarán los niveles prepandemia hasta 2024.
“Se necesita tiempo para que la gente gane confianza después de que muchos perdieran sus trabajos o ganaran menos dinero”, recalca Liu. Otros estudio publicado hace poco por la consultora Oliver Wyman concluye también que más de la mitad de los chinos encuestados esperarán meses o incluso un año antes de reanudar los viajes internacionales tras la apertura de las fronteras.
¿Cuál ha sido la respuesta de los destinos? Las dudas y herencia de tres años de pandemia tanto sobre la demanda como en la propia operativa no son los únicos retos que afrontarán los turistas que quieran salir de China. El nivel de contagios que se registra en el gigante asiático ha generado recelo en otros países que podrían convertirse en receptores de un turismo chino contenido desde 2020. La razón: el temor a la llegada de visitantes contagiados. Estadnos Unidos, Italia, Japón o Taiwán ya han anunciado que exigirán a los viajeros procedentes del gigante asiático que se sometan a una PCR.
"La preocupación ha aumentado en Japón, ya que es difícil comprender el verdadero alcance de la situación", reconocía esta semana el primer ministro nipón, Fumio Kishida, tras anunciar que a partir del día 30 de diciembre se exigiría un test negativo a todos los viajeros chinos. En aquellos casos en los que el resultado sea positivo, se les obligaría a guardar una cuarentena de una semana. Decisión similar ha adoptado EEUU, quien no oculta su recelo hacia la gestión que Pekín está haciendo de los brotes. "Existe una creciente preocupación internacional sobre los aumentos repentivos de COVID-19 en curso en China y la falta de datos transparentes, incluidos los de secuencia genómicas virales, que se informan desde la república", admiten funcionarios estadounidenses a ABC News.
¿Cuál es el telón de fondo?. El profundo giro aplicado por las autoridades chinas en su política de "COVID Zero", que ha marcado la vida y economía del país a lo largo de los últimos años y suscitado malestar entre una parte de la población, que no ha dudado en salir a la calle para manifestarlo. A lo largo de las últimas semanas las autoridades chinas habían ido anunciando un relajamiento sensible en las restricciones, pero ahora han decidido ir un paso más allá: "A partir del 8 de enero, China degradará la gestión de la enfermedad de la clase A a la B", recogía Xinhua como parte de una estrategia que incluirá la publicación de los contagios y fallecimientos una vez al mes.
¿Por qué es importante el turismo chino? Que China se prepare para la reapertura de su flujo turístico podría quedarse en una noticia menor si no fuera por su enorme impacto social y sobre todo económico. Los datos son más que elocuentes. En 2019, último año libre de la influencia de la crisis sanitaria, protagonizaron 154 millones de salidas al extranjero, un 3,3% más que el año anterior. En lo que se refiere al nivel de gasto, en 2018 el promedio por viaje rondaba los 1.852 dólares. España no es ajena a ese escenario. Los datos recogidos por el INE muestran que en 2020 el gasto medio por turista chino rondaba los 2.669 euros, lo que supera a alemanes, rusos o japoneses.
Imagen de portada: Oleg Afoin (Flickr)
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 16 Comentarios