Resulta un poco desolador ver cómo la tecnología holográfica aún está resolviendo problemas tan básicos que mucho nos tememos que pasarán muchos, muchos años antes de que veamos aplicaciones holográficas para el mercado doméstico.
La última pequeña gran frontera la han roto científicos japoneses al conseguir el primer holograma con colores estables. Las holografías tradicionales son incapaces de mantener un color uniforme. En otras palabras, sus tonalidades cambian en función del ángulo de visión. El equipo del profesor Satoshi Kawata, del departamento de física aplicada de la Universidad de Osaka, ha logrado estabilizar el color utilizando los denominados ‘plasmones de superficie’.
Los plasmones de superficie son electrones libres (no asociados a ningún átomo) que se mueven en el ínfimo espacio de unos pocos nanómetros sobre superficies como el metal. Cada una de estas partículas emite en una única frecuencia que determina su color.
El equipo de Kawata ha escaneado por láser una imagen (una manzana) y ha superpuesto varias capas fotosensibles que, mediante una luz halógena, son capaces de excitar los electrones de manera independiente para proyectar la imagen escaneada.
El resultado es una pequeña manzanita flotando sobre la placa de metal. Curiosamente, Kawata no ha desarrollado esta tecnología pensando en aplicaciones comerciales, sino simplemente para demostrar que era posible. Eso sí, cuando se lo han comentado no ha hecho ascos a la posibilidad de desarrollar más la idea a ver qué pasa.
Antes de que nos pongamos a dar saltos ante la perspectiva de hacernos con un móvil como el que usa Palpatine, hay que decir que la tecnología de plasmones de superficie produce imágenes estáticas y muy pequeñas, eso sí, a todo color. Ello no quita que a más de uno le diera un infarto si Apple lanzara un iPhone en el que el eterno logo de la manzana se proyectara flotando a dos centímetros del teléfono. De nuevo, la holografía resuelve un pequeño problema. Esperemos que, aunque sea tacita a tacita, podamos llevarnos la sorpresa en unos años.
Vía | Wired Science
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