El sector de la construcción lleva años buscando estrategias y nuevos —y no tan nuevos— materiales que le permitan reducir su abultada huella de emisiones contaminantes; pero ese no es ni mucho menos el único frente en el que trabaja. La industria quiere idear también formas de levantar edificios con una inversión mínima de tiempo, costes y molestias. Y es ahí donde ha centrado sus esfuerzos el Instituto Coreano de Ingeniería Civil y Tecnología de la Construcción (KICT), organismo que acaba de presentar un método modular que según sus responsables puede acortar de forma notable la factura y calendario de las obras.
Su propuesta: trasladar la filosofía "Lego" al sector.
Igual que un puzle gigante. Lo que han desarrollado Seok-Ho Lim y Joon-Soo Chung, del KICT, es ni más ni menos que un nuevo método con el que quieren dar una vuelta de tuerca a cómo levantamos edificios. El objetivo: recortar la duración de las obras y, de paso, abaratarlas. Para conseguirlo los expertos surcoreanos se han basado en un sistema bien conocido por la industria: la "construcción modular", un método que se apoya en piezas estándar prefabricadas en factorías que luego los operarios trasladan, instalan y acoplan en el lugar en el que se alzará el edificio.
Quienes apuestan por el formato modular destacan sus ventajas frente a las construcciones con hormigón, que toman forma desde cero en los propios solares en los que se realizan las obras. Sus defensores aseguran que utilizar piezas estándar ofrece una mayor flexibilidad y margen para adaptarse al terreno y personalizar las viviendas. A mayores, las empresas que los usan sostienen que facilitan los trabajos de ampliación y reforma y sobre todo ayudan al cliente ahorrarse dinero y acortar la duración de la obra.
¿Y qué plantean en Corea? Su filosofía es la misma. Lo que cambia es el despliegue y cómo se organiza. El método que proponen Lim y Chung se apoya en dos grandes piezas: módulos con forma de caja para el cuerpo del edificio y otros, en forma de U con una "estructura portante". Combinando unos y otros —reivindica el KICT— puede crearse viviendas "de forma rápida y sencilla".
"El nuevo método de construcción es adecuado para su uso en estructuras en las que un módulo de relleno tipo caja cuyo suelo, paredes interiores y techo se prefabrican en una factoría se enchufa en un módulo PC en forma de U con una estructura portante tipo pared —abundan desde el instituto coreano—. El módulo PC en forma de U incluye un suelo y dos paredes laterales, y el módulo de relleno se inserta a través de su abertura superior. Los módulos se prefabrican en fábrica y se montan fácilmente en la obra, lo que permite un proceso de construcción más rápido y sencillo".
Construcción en cuatro actos. Al explicar su método, el instituto surcoreano habla de un guion estructurado en torno a cuatro pasos: el primero consiste en la instalación de los "módulos de PC"; el segundo, en la inserción de módulos de relleno "tipo caja", elevándolos y apilándolos hasta lograr "conjuntos integrados"; la tercera fase es la instalación de la cubierta y la cuarta y última etapa pasa por dar forma a las escaleras y pasillos interiores. En el comunicado en el que detalla su propuesta, KICT habla también de "una estructura de hormigón resistente al fuego" que le permite por ejemplo prescindir de operaciones de acabado externo.
"El método desarrollo por el equipo del Dr. Lim, Seok-Ho permite el montaje directo de módulos de relleno levantándolos y colocándolos en el módulo de PC en forma de U de destino con una grúa, eliminando así la necesidad de usar vehículos separados para moverlos", detalla la institución surcoreana: "Su método de montaje plug-in, en el que las piezas se elevan y colocan en los módulos de destino, contribuye a mejorar la constructibilidad".
Pero… ¿Por qué usar estos "Legos"? La pregunta es relevante. Si hasta ahora la industria ha logrado crecer apostando por los métodos de construcción convencionales, ¿qué motivos tiene para apostar por un nuevo sistema modular? La respuesta de KICT es sencilla: su propuesta, asegura, permite levantar edificaciones de forma "rápida y fácil", igual que si de un juego Lego se tratara. Sus creadores reivindican además que permite acortar los plazos de las obras, facilita la instalación y mejora la rentabilidad. No solo eso. Una vez se da por concluida la vida útil de la edificación, el instituto asegura que las piezas pueden desmontarse con facilidad y luego reciclarlas o reutilizarlas.
El equipo de los doctores Chung y Lim reivindican que su método permite reducir los períodos de construcción y costos en alrededor de un 30% y calculan que entre el 70 y 80% de los componentes principales que acabarán formando la estructura de las viviendas se preparan en factorías antes de trasladarlos a las obras. "En comparación con los métodos convencionales, este genera menos ruido, polvo y desechos y los componentes usados pueden reciclarse o reutilizarse más adelante, contribuyendo a la promoción de la gestión ambiental, social y de gobernanza", señala el KICT.
Con la vista puesta en el mercado. No todo es teoría. Al margen del aumento de la construcción modular y las edificaciones prefabricadas a lo largo de los últimos años, KICT lanza su propuesta en un contexto muy definido, después de que en 2023 el Gobierno de Corea del Sur anunciase un plan para promover precisamente los métodos de edificación modular tanto en el área metropolitana de la capital, Seúl, como en nuevas ciudades.
Su propósito: acelerar la construcción de viviendas. La propia institución reconoce que se espera que los nuevos encargos en el mercado de la construcción modular en Corea del Sur se disparen, multiplicando con creces un mercado que ya en 2019 representaba 800.000 millones de wones, equivalente a alrededor de 550 millones de euros. Más allá de Corea, en Australia las autoridades han empezado a ver también con un interés creciente las soluciones prefabricadas para solucionar la grave crisis de vivienda que padece el país.
KICT señala además que la construcción con módulos prefabricados no es útil solo para levantar bloques residenciales. "Se espera que esta tecnología encuentre aplicaciones en diversos campos, con usos potenciales que van desde salas de hospital con presión para la prevención de enfermedades infecciones y bases o cuarteles militares hasta viviendas para personas menos favorecidas, así como con fines de exportación", recalca el instituto, que recalca también sus ventajas para afrontar la escasez de vivienda.
Imagen de portada: KICT
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