Este 2016 se cumplen 100 años de que el concepto de "autoservicio" llegó a los supermercados, una idea que hoy en día nos parece de lo más normal y práctica, ya que ofrece la libertad de escoger a nuestro ritmo todo lo necesario para el consumo personal o de nuestra familia.
Por supuesto esto no siempre fue así y el haber implementado este tipo de formatos no fue sencillo, ya que significaba modificar el estilo de vida de una sociedad renuente al cambio. Han pasado 100 años desde que esa idea cambio la forma de comprar para siempre, 100 años que nos hacen reflexionar si nuestra sociedad está lista para el siguiente gran cambio de formato, aquel que podría revolucionará nuevamente la forma en la que adquirimos productos en las tiendas.
Piggly Wiggly, el inicio de todo
Clarence Saunders era uno de esos visionarios que buscaba la forma de dar un giro a las costumbres y actividades que realizaban las personas, es considerado el responsable de haber revolucionado toda la industria de la alimentación, ya que muchos de los servicios y formatos operativos que vemos hoy en día de los supermercados de autoservicio fueron creados por él.
A inicios del siglo XX, los compradores acudían a las tiendas de comestibles y presentaban sus órdenes a los empleados, quienes se encargaban de reunir todos los productos de los estantes de la tiendas, a donde los clientes no tenían acceso porque todo se hacía en un mostrador donde se concentraba la gente.
Saunders consideraba que este formato era lento y costoso, una completa pérdida de tiempo, ya que requería tener varios empleados para satisfacer la demanda, además de que en la entrada no había un orden, todos llegaban y esperaban encontrar al próximo empleado disponible para entregar sus listas de productos, donde en el mejor de los casos se organizaban colas en varios mostradores pero no todas las tiendas tenían implementado este sistema.
Después de analizar el formato por varios años, Saunders desarrolló una manera para que los compradores pudieran tener acceso a los estantes y ellos mismos reunieran sus productos, un formato que según los analistas de la época estaba destinado al fracaso, ya que aseguraban que nadie iba a querer abandonar la comodidad de que un empleado reuniera sus productos, porque se pronosticaba que con el formato que proponía Saunders no habría orden en los estantes y las tiendas estarían llenas de gente peleándose por los productos.
Contra todos los pronósticos, el 6 de septiembre de 1916 Saunders inauguraba Piggly Wiggly en Tennessee, Estados Unidos, el primer supermercado de autoservicio en la historia, una revolución que llegaba a cambiar el paradigma de las compras al implementar una entrada y una salida con molinetes (también conocidos como torniquetes), cestas para reunir los productos, estantes abiertos, y sin la necesidad de tener una gran cantidad de empleados dedicados a abastecer listas, sólo se tenía dos en final para realizar los cobros, lo que significaba una reducción en la plantilla laboral del 70% que a su vez representaba un ahorro considerable en costes de operación.
Saunders diseñó y patentó mucho de los que se estrenó por primera vez en Piggly Wiggly bajo el formato bautizado como "compras de supermercado de autoservicio", y entre todas estas novedades se destacan la implementación de las estación de cobro a la salida de la tienda, colocar precios para cada uno de los productos, la instalación de frigoríficos para mantener la comida fresca por más tiempo, uniformes para empleados con un sistema de higiene para la manipulación de alimentos, como redes para el cabello, guantes y cubre bocas.
Esto derivó en que al tener menor cantidad de trabajadores los precios de los productos se podían vender a un menor precio; las patentes y los diseños de los accesorios y herramientas de la tienda estaban disponibles para cualquier persona o compañía, además de que por primera vez se implementaba el sistema de franquicias independientes para así poder operar un Piggly Wiggly, lo que incluía el uso sin limites del formato de "compras de supermercado de autoservicio" y por supuesto el nombre de la tienda.
En 1922 Piggly Wiggly era un completo éxito con más de 1.200 tiendas en 29 estados del país y para 1932 la cadena contaba con 2.660 tiendas y facturaba más de 180 millones dólares anuales, un verdadero monstruo que hizo que surgieran competidores como Handy Andy stores, Helpy Selfy stores, Mick-or-Mack stores y Jitney Jungle, quienes poseían la característica de haber comprado las patentes de Saunders.
Clarence Saunders y el futuro que no llegó
Lamentablemente no todo funcionó como Saunders quería, ya que para inicios de la década de 1920 hizo que Piggly Wiggly cotizará en Wall Street, lo que ocasionó que poco a poco fuera perdiendo los derechos de su compañía y sus inventos, hasta que finalmente fue echado de su propia compañía por malas decisiones ocasionándole una pérdida de 3 millones de dólares, por lo que tuvo que declararse en bancarrota en 1923.
Pero Saunders no se cruzó de brazos y decidió seguir trabajando ahora para competir contra su creación Piggly Wiggly. En 1928 fundó "Clarence Saunders Sole Owner of My Name Stores", una cadena de tiendas que llevaban su nombre para evitar que le pasará lo mismo que con Piggly Wiggly; esta cadena arrancó de forma perfecta llegando a tener 675 tiendas y una facturación de 60 millones de dólares en 1929. Pero en 1930 la gran depresión de los Estados Unidos hizo que la nueva cadena de Saunders se fuera a bancarrota.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Saunders se dedicó a vender juguetes de madera para sobrevivir, pero en ese tiempo aprovechó para desarrollar nuevas ideas de cómo debería ser la próxima revolución en la venta de productos. En 1939 Saunders diseñó y construyó 'Keedoozle' (de "Key Does All"), que consistía en un almacén automatizado basado en los principios de la cadena de suministro y de donde surgió la idea de las máquinas expendedoras.
En Keedoozle todos los productos estaban colocados de forma individual dentro de una vitrina de cristal, cada producto tenía un orificio que servía para que los clientes usaran una especie de pistola, activar el gatillo en un producto significaba la cantidad de objetos que requería el cliente. Todas estas acciones quedaban registradas en una hoja perforada que se entregaba al final de la vitrina, con la que pasaban a la caja a pagar y ahí mismo recibían sus productos en cajas o en bolsas listos para llevárselos a casa.
Keedoozle era una magnifica idea que eliminaba la necesidad de usar canastas o carritos de compras, además de que se disminuía el espacio necesario para los productos, resultando en un sistema donde el cliente entraba, seleccionaba, pagaba y recibía. Saunders sólo vendió 12 franquicias y en 1949 Keedoozle tuvo que cerrar de forma permanente, ya que los gastos operativos y de mantenimiento eran muy elevados, además de que en horas punta el sistema presentaba fallos que hacían que toda la operación se detuviera.
Pero Saunders no se rindió y a inicios de 1953 presentó el concepto de 'Foodelectric', que apuntaba a ser la primera tienda de autoservicio completamente automatizada y que como novedad incorporaría el 'autopago', por lo que sólo requeriría ocho empleados y tendría la capacidad de manejar operaciones diarias por un volumen de 2 millones de dólares.
El concepto de Foodelectric se basaba en algo que denominaban 'ordenador portátil' que se prestaba a todos los clientes en la entrada, dicho ordenador era como una pistola lectora de códigos de barras con la que el cliente apuntaba al objeto de los estantes para que estos se fueran acumulando a su salida, mientras al mismo tiempo se iba capturando el total del cuenta, con esto el cliente llegaba al final ya sabiendo el total de lo que debía pagar por lo que no se necesitaba una personas que registrara cada uno de los objetos.
Foodelectric estaría ubicada a sólo dos calles del primer Piggly Wiggly, pero lamentablemente Saunders fallecería el 23 de septiembre de 1953 y su más grande proyecto nunca vería la luz. Una pena para alguien que fue considerado un visionario adelantado a su época.
Y en pleno siglo XXI ¿cómo se ve el futuro de los supermercados de autoservicio?
Ahora dejemos el pasado y veamos cómo se plantea el futuro de los supermercados de autoservicio en este siglo XXI.
Hay muchos proyectos que buscan dar un giro a la experiencia de compra en supermercados, todo bajo el argumento de que es un sistema viejo y que no es eficiente, ya que en esta época lo que se busca es aprovechar cada segundo del día y entrar a un supermercado requiere un tiempo considerable, además de que cuentan con estrategias para atraer nuestra atención y así pasemos más tiempo del que planificamos en un inicio, lo que resulta en un gasto adicional en tiempo y dinero.
El primer proyecto es conocido como Future Store y es una propuesta de la compañía Metro Group, la cual consiste en un supermercado equipado con diversos sensores y tecnología que nos ofrecería una tarjeta de identificación con la que el carrito de compras, equipado con una tablet a modo de asistente personal, nos identificaría y mostraría el histórico de nuestras compras, algún descuento de nuestros productos favoritos, así como información más a fondo de algún producto que nos interese.
El segundo proyecto se presentó en Expo Milano 2015 y corre a cargo de la compañía italiana Carlo Ratti Associati. Es conocido como 'Future Food District' y aquí el objetivo es tener una interacción con los productos por medio de la tecnología, donde esteremos rodeados de pantallas, sistemas de escaneo tridimensional, y hasta robots que se harán cargo de abastecer los estantes y atender a los clientes.
Por último tenemos la propuesta de la compañía rusa Dahir Insaat que lleva por nombre Drive Market, donde la idea es dar un giro completo al concepto de supermercado al integrar toda la cadena de distribución y suministro en un solo lugar, donde los clientes no tendrán que bajar de sus vehículos para realizar las compras, todo se hará en la zona de aparcamiento donde por medio de carruseles elegiremos nuestro productos y pagaremos ahí mismo.
Imágenes | Lyza Danger | George Grantham Bain Collection | Paul Robert Alvey Family
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