Cuando la tecnología se utiliza para recoger datos y posteriormente analizarlos la experiencia que nos puede dar a nosotros, como usuarios finales, puede ser un tanto desconcertante. ¿Es bueno o malo que una compañía sepa mucho sobre nosotros? Depende de cómo se utilice.
Muchas compañías están trabajando para utilizar este tipo de información en entornos cerrados para mejorar la experiencia del público. Un ejemplo muy claro es Disney quien lleva invertidos mil millones de dólares en tecnología para conocer mejor a los usuarios de sus parques temáticos. ¿El objetivo? Ofrecer la mejor experiencia posible.
Un wearable como medio de comunicación
My Magic + es un proyecto piloto que a día de hoy está funcionando en algunos parques temáticos de Disney con grupos de visitantes muy reducidos. A través de una pulsera, se registran los movimientos de los usuarios dentro de las instalaciones, que no fuera. Qué consumen, en qué atracciones montan.
Este accesorio además sirve como llave para los hoteles que forman parte del resort de Disney. Toda esa información se registra en las bases de datos para analizarla y en función de una serie de algoritmos devolverle datos útiles al usuarios: recomendación de restaurantes, atracciones que le pueden gustar…
Puede dar un poco de miedo pero teniendo en cuenta que toda queda dentro del parque su intrusión puede quedar cuestionada si se entiende como un ejercicio por parte de Disney para mejorar nuestra experiencia dentro y estar recibiendo feedback en tiempo real para adaptarse a los usuarios.
No hay que olvidar que aquí la tecnología no se convierte en un fin sino en un medio de comunicación entre personas: las que ofertan un servicio y las que lo demandan. Escuchar en vivo los comentarios y ver los movimientos de cada uno sería imposible de otra forma o conllevaría un gasto mayor todavía. Como solución está muy bien integrado porque la única intrusión para el usuario es llevar una pulsera en la muñeca.
Desde una perspectiva mercantil es un movimiento interesante ya que al preocuparse más por los usuarios, si el tratamiento es bueno, estos querrán quedarse más tiempo y consumir más. Tampoco es nada nuevo, a su manera Google Now trabaja a un nivel parecido con algunas de las cosas que hacemos en nuestros Android.
Aunque Disney se ha convertido en un referente no es la única empresa trabajando en estas tecnologías. Otras compañías, como clubes deportivos en Estados Unidos, se han interesado por ella y quieren integrarla en los estadios para conocer mejor a los usuarios y su forma de consumir y actuar dentro de los partidos.
Con esto no quiero defender a capa y espada este tipo de uso de la tecnología pero creo que dentro de entornos controlados y donde el uso esté justificado no creo que suponga un gran problema de privacidad. Otra cosa es que su uso se terminara extendiendo a un ámbito más personal del día a día.
Veremos cómo avanza este proyecto de Disney y si su implementación se acaba popularizando. Personalmente me parece una integración bastante interesante de cara a un posible uso futuro para los wearable. Ahora bien, que su integración sea masiva y en cada recinto haya que ponerse una pulsera diferente me suena tedioso pero para ciertos contextos puede ser útil.
Otra duda es el valor real que ofrecerá al usuario. De toda esa información que se registra, ¿cuánto recibimos nosotros? Si es para recibir una o dos advertencias en el móvil quizá no merezca la pena. Además, ¿cuántos de esos datos quedarán almacenados y en qué periodo de tiempo? Hay mucho camino que recorrer todavía.
Vía | Business Week
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