El cine de ciencia ficción siempre ha sido un impulsor de toda la tecnología que mueve la realización y la postproducción de esta industria. En ella hemos visto efectos de todo tipo, los que nos han dejado con la boca abierta. Por su carácter artesano y analógico así como su faceta más digital en sus múltiples formas.
Avatar es uno de estos casos, más concretamente para darle alas al 3D. No era algo nuevo, porque las salas IMAX y el cine RealD 3D ya existían pero fue la responsable de revolucionar todo el sector y ser la punta de lanza de un movimiento que luego llegó a otros dispositivos.
Avatar, de la realización al taquillazo
Era el 2009 y James Cameron (Terminator, Aliens, Mentiras Arriesgadas, Titanic…) presentaba su nueva cinta. Avatar, una historia de ciencia ficción donde los humanos, en búsqueda de otros planetas, descubren uno nuevo habitado por unas criaturas que viven en simbiosis con la naturaleza.
Muchos efectos especiales, hay que reconocer que todo el trabajo de realización y postpro es sobresaliente, con una historia que nos dejaba una cierta moralina sobre la condición humana y lo chungo que podemos ser a veces en nuestro ánimo por arrasar todo.
Más allá de las críticas, eso se lo dejo a mis compañeros de Blog de cine, la película fue todo un éxito. Con un presupuesto de 287 millones de dólares, logró facturas 2.782 millones de dólares. Un taquillazo indiscutible cuyo éxito se explica por un simple motivo: marketing.
La campaña publicitaria de Avatar es un ejemplo más de lo bien engrasada que está esta máquina en Hollywood. Anuncios por doquier pero con un mensaje muy claro: no te quedes con la versión normal, ven a verla en 3D. Hablando en plata, vas a flipar.
Lo cierto es que Cameron y compañía hicieron mucho hincapié en la utilización del 3D para crear una experiencia francamente buena. Todo estaba muy bien medido y los planos donde se explotaba más esta faceta no se notaban forzados, en otras cintas como Torrente 4 se nota a la legua.
La experiencia fue muy buena y cuando la gente empezó a llegar a las salas el boca oído empezó a hacer el resto de trabajo: la gente salió encantada y, más allá de la crítica más académica y estandarizada, se empezó a popularizar Avatar hasta convertirse casi en un icono de la cultura pop más reciente.
Para llevar a cabo el 3D se utilizaron dos tecnologías de sobra conocidas y utilizadas sobre todo para la realización de documentales. IMAX, ¿hay alguien que no haya ido todavía a una de sus salas?, y RealD 3D. Cámaras preparadas para grabar imágenes en paralelo como si las viéramos por separado con nuestros ojos.
Muchos estudiaron el fenómeno Avatar como una evolución más de la forma de producir en Hollywood. Aunque las voces más expertas, entre ellas George Lucas y Steven Spielberg, creen que esta época va a terminar. De hecho, algunos críticos creen que Pacific Rim va ser la primera en demostrar que el modelo de presupuestos tan abultados está muerto, y Lone Ranger le sigue cerca.
La renovación de las salas de cine
Si vamos un poco más allá del punto de vista del espectador, Avatar provocó un cambio radical en las salas de cine. Todos querían tener la cinta, a poder ser en 3D. Recuerdo leer noticias y hablar con gentes de cómo hasta en los cines más pequeños de provincia se proyectaba.
Hasta aquí podemos pensar. Bueno, es normal; si una película funciona todos quieren tenerla para sacar tajada de este fenómeno. Correcto, pero no sólo bastaba con la cinta, para muchas salas de cine conllevó renovar las instalaciones para poder proyectarla.
Esto se tradujo en que muchos dueños de salas tuvieron que cambiar los proyectores y digitalizar todo para poder tener una película. Francamente, resulta difícil pensar en otra cinta que hubiera conseguido producir un movimiento similar. Quizá Titanic, curiosamente también de Cameron.
Muchos expertos de la industria del cine han estudiado Avatar y ven en ella como un caballo de batalla no sólo para hacer taquilla con el film sino también para movilizar a las salas. Sea cierta o no esa intención, de lo que no cabe duda es que lo consiguieron.
Buscando el oro de los na’vi
Después de Avatar, muchos productores se lanzaron a explotar el 3D como un atractivo para promocionar sus creaciones. Hubo películas de todo tipo, algunas que lo hicieron con bastante gracias y otras donde su inclusión era un intento forzoso de aspirar a un mercado en auge.
Sin embargo, los altos precios en taquilla (que en España muchas veces superaban los diez euros) hicieron, junto a un cada vez más grande desinterés, que el 3D en las cintas no fuera el plato fuerte a la hora de promocionar los films. Como en las teles, hemos pasado de que sea la estrella a una opción secundaria.
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