La comprensión lectora es uno de los pilares básicos de la educación, junto con las matemáticas. Aprender a leer (y a escribir) es un paso fundamental y elemental en la educación, y el índice de alfabetismo de un país determina en gran parte si es una nación desarrollada, tal y como se entiende según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU.
Métodos para enseñar a leer y para mejorar la comprensión lectora hay unos cuantos, aparte de los tradicionales de dar un texto a los alumnos y hacerles después preguntas sobre él. Las nuevas tendencias en educación de buscar maneras de involucrar más a los alumnos en las clases, de evitar que éstas sean sólo una lección magistral unidireccional, han alcanzado también a los métodos para mejorar la lectura, y en los colegios estadounidenses está en marcha un sistema que está funcionando bastante bien.
A leer se aprende en casa
En Estados Unidos, el sistema educativo evalúa constantemente a sus alumnos a través de diferentes tests. Anualmente, se realiza uno a nivel nacional entre los estudiantes de educación primaria para comprobar sus aptitudes en matemáticas y comprensión lectora (NAEP, National Assessment of Educational Progress). Ese examen permite discernir si el nivel de los niños en lectura, por ejemplo, mejora año a año o no, y si hay diferencias entre estudiantes de diferentes niveles socioeconómicos, entornos urbanos y rurales y hasta etnicidades distintas.
En 2013, el test de comprensión lectora a nivel nacional determinó que el 60% de los escolares en cuarto grado (entre 9 y 10 años) estaban por debajo de la media para su curso, así que el Departamento de Educación lanza periódicamente programas para mejorar la lectura entre los niños, sobre todo de centros en áreas más pobres, y algunas escuelas se sirven de nuevos sistemas más interactivos para intentar que sus alumnos comprendan mejor los textos que leen.
Muchos de esos sistemas obedecen a lo que se denomina flipped classroom, o clase invertida, que se apoya en el vídeo para fomentar que los estudiantes trabajen la lección en casa y luego, en clase, la comenten con el profesor. De este modo, la experiencia en el colegio pasa a ser más interactiva e involucra más a los alumnos (aunque aún no al nivel de que utilicen su móvil para seguir las lecciones).
La idea detrás de esta clase invertida es que, así, los estudiantes no sean sólo recipientes de la clase del profesor, sino que ellos mismos participen en ella y, de algún modo, contribuyan a darle forma. Sobre esa base funcionan programas como i-Ready, un sistema personalizado que mide el rendimiento de los escolares en comprensión lectora y matemáticas y que adapta sus lecciones a su nivel.
La lectura es un juego
i-Ready se describe como un sistema que diagnostica las áreas donde los estudiantes necesitan mejorar o reforzar su comprensión lectora, por ejemplo, y les ofrece lecciones personalizadas para que trabajen en esas áreas. O, si están por encima de su nivel, prepara sesiones avanzadas para que su aprendizaje no se estanque. Los alumnos siguen completan estas lecciones en internet y luego, en clase, el profesor puede comentarlas con ellos y proponer otras.
Silvia y Alba son dos niñas españolas, de 15 y 12 años, que viven y estudian en Estados Unidos desde hace tres años, y que han utilizado tanto i-Ready como otro método similar, Reading Plus, en sus clases de inglés para mejorar la comprensión lectora y el vocabulario. El primero lo emplearon al principio de su estancia allí y, a partir de quinto grado, en su colegio en Florida se utiliza más Reading Plus.
"Certifica tu nivel de lectura por la rapidez", explica Silvia, que apunta que el objetivo de las sesiones con él es "leer más rápido comprendiendo lo que lees. Está orientado a los exámenes tipo test", que son los que se utilizan a nivel nacional para determinar si los escolares estadounidenses están en la media de comprensión lectora. Para ello, Reading Plus propone a los alumnos, esencialmente, diferentes juegos.
"Por cada libro que lees, te dan un test con preguntas en el ordenador. Estas preguntas tienen puntos y, según consigues más puntos, te dan ciertos colores en el arcoiris", sigue explicando Silvia. Esos colores determinan el nivel en esa prueba concreta. El programa también da al estudiante una historia que debe leer y, después, responder a varias cuestiones sobre ella. También se dan puntos por cada respuesta correcta y se establece un mínimo de puntos para que una historia concreta se dé por superada y se pueda pasar a la siguiente. Y todo este proceso se personaliza a las aptitudes de cada estudiante.
Hay hasta combos de puntuación por diferentes respuestas correctas. Esencialmente, el sistema funciona como un videojuego educativo, es una aplicación de la gamificación en la escuela. Estos métodos de mejora de la lectura potencian una habilidad concreta del alumno, le establecen unos objetivos que tiene que conseguir, le dan la sensación de que controla el "juego" y existe también un feedback entre estudiantes y sistema, que va adaptándose a la evolución de sus usuarios en él.
¿Se aprende a leer mejor?
En los tres años que llevan viviendo y yendo al colegio en Estados Unidos, Silvia y Alba han experimentado estos dos métodos de mejora de la comprensión lectora que, de paso, les han ayudado a mejorar su nivel de inglés. "Me ayudó a leer más rápido y a comprender mejor (lo que leo)", explica Alba, y en el mismo sentido se expresa su hermana Silvia sobre la utilidad de estos sistemas:
"Se aprende más, se aprende a leer más rápido y te obliga a estar más centrado".
Teóricamente, esto tiene que ayudar a los alumnos de primaria y secundaria a estudiar mejor otras materias, pues les da las herramientas para sacar más partido a los textos que tienen que leer en esas otras asignaturas. Y acostumbra a los estudiantes a preparar las clases en casa, de tal modo que el aula sea más un lugar de debate que un lugar de comunicación unidireccional del profesor al alumno.
Con estos métodos de lectura, cada estudiante tiene dos sesiones a la semana en casa, de una hora, y Silvia explica que "luego, en clase, se ve lo que se ha aprendido y lo que hay que reforzar". Si se tienen dudas sobre las lecciones, el programa dispone de un modo de consulta que funciona de manera parecida a Facebook, en el que profesor y alumnos pueden comentar y resolver esas dudas en el momento.
Todo se orienta al aprendizaje online, y con un lenguaje que los jóvenes están acostumbrados a utilizar. Se fomenta la interactividad, que no sean sólo receptores pasivos de las lecciones del profesor.
Imagen | John Morgan, US Department of Education
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