Durante semanas, los objetos aéreos no identificados derribados por EEUU han sido motivo de debate en todo el mundo. Se han convertido en todo un quebradero de cabeza para el país norteamericano, que ha destinado áreas enteras del gobierno federal para tratar de averiguar qué eran y cuál era el objetivo de dichos aparatos. Incluso la Casa Blanca afirmó que no se descartaba la idea de que tuvieran origen extraterrestre.
Tras varios días de investigación intensa, los servicios de inteligencia de EEUU tienen teorías más lógicas y aproximadas: eran inofensivos y probablemente de carácter comercial o de investigación.
Cuatro objetos derribados. El primero de ellos sí era, según el Gobierno estadounidense, un globo de vigilancia chino monitoreando la región. Según las autoridades, tenía más de 60 metros de altura y estaba equipado con múltiples antenas capaces de interceptar señales de comunicaciones, paneles solares y equipos de vigilancia. Sobrevolaba, además, el área de Montana, que alberga una zona de pruebas nucleares. Washington sostiene que formaba parte de un programa de espionaje chino, lo que ha creado tensión entre ambos países.
El segundo llegó el 10 de febrero y las fuerzas estadounidenses lo derribaron frente a la costa del norte de Alaska. Esta vez dijeron que era "del tamaño de un coche pequeño" y viajaba sin ningún sistema de propulsión o control. Pero al día siguiente, el 11 de febrero, otro "objeto aerotransportado de gran altitud" similar fue derribado sobre el territorio de Yukon en Canadá. El cuarto y último fue derribado sobre el lago Huron, entre EEUU y Canadá. La razón fue que presentaba un riesgo para la aviación civil por la altura a la que se encontraba. Los oficiales de defensa lo describieron como una estructura octogonal con hilos colgando.
¿Qué eran en realidad? La administración aún no ha podido afirmar con certeza qué eran y qué estaban haciendo ahí. Ni siquiera qué tipo de mecanismo tenían. Pero lo que sí tienen claro es que los objetos no parecen haberse originado en un "estado hostil" o en el espacio exterior. John Kirby, coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional, ha explicado que "Inteligencia está considerando como teoría principal que estos podrían ser solo globos vinculados a algún propósito comercial o benigno".
Los funcionarios han descartado la posibilidad de que los objetos pertenecieran al gobierno de EEUU y que actualmente no hay indicios de que estuvieran conectados con el programa de globos espía de China. "Hay muchas de estas cosas que están en el aire de vez en cuando, algunas comerciales, algunas del gobierno y tal vez hay algunas cosas que no sabemos", explicaba el senador Mitt Romney.
Tampoco ovnis. Ya que era difícil decir exactamente cómo eran estos objetos, dada la velocidad con la que viajaban los aviones de combate que los localizaron, surgieron todo tipo de locas teorías alienígenas. Pero en la última sesión informativa de la Casa Blanca, la secretaria de prensa Karine Jean-Pierre fue tajante: "El ejército no ha derribado ningún ovni. No hay ninguna indicación, de extraterrestres o actividad extraterrestre con estos derribos recientes".
"Quería asegurarme de que el pueblo estadounidense supiera eso, todos ustedes lo supieran. Y era importante para nosotros decir eso desde aquí porque hemos estado escuchando mucho al respecto", afirmaba.
¿Por qué tanta alarma ahora? Tal y como hemos comentado en este artículo reciente de Xataka, tras al avistamiento del primer globo (que sí era chino), el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte, o NORAD, ajustó su sistema de radar para hacerlo más sensible. Como resultado, la cantidad de objetos que detectó aumentó drásticamente. Es decir, NORAD está detectando más incursiones porque las está buscando.
Tal y como explica Rebekah Jones, geógrafa y científica de datos, en esta publicación de Twitter, en la ciencia espacial, se usan técnicas para filtrar el ruido para que se pueda identificar objetos y cuando sucedió lo del primer globo, NORAD redujo la sensibilidad del filtro para permitir el paso de objetos más pequeños. "Ahora, estamos recogiendo todo lo que se habían filtrado antes".
Hasta que recuperen los escombros. Sin duda, todo el misterio llegará a su fin cuando los investigadores llegan a los restos de estos aparatos aéreos. El problema es que recuperar completamente los escombros de los objetos está siendo una misión complicada, dadas las duras condiciones en las que aterrizaron. Hasta ahora, esos esfuerzos se han visto obstaculizados por desafíos geográficos en el lago Huron, en el desierto de Yukón, en el hielo marino al norte de Alaska o en alta mar. Además, el clima por la época del año lo pone todo aún más difícil.
"Tener en nuestras manos esos escombros y hacer que los investigadores observen esos escombros sin duda sería de gran valor en términos de nuestra capacidad para identificar positivamente qué eran estos objetos y cuál era su propósito. Así que continuaremos con esos intensos esfuerzos de recuperación", concluían los investigadores.
Imagen: US Navy
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